La Huida- Un Alfa Rechazado

Capítulo 20

Aurora

Estaba tan relajada, flotaba en la orilla boca arriba, cada una metida en sus pensamientos, cuando Lucy cortó el silencio.

—Aurora… Mmm… con Lili tenemos algo que contarte, y esperamos que no te alejes de nosotras o pienses que somos terroríficas ~dice nerviosa~

— Te hemos tomado mucho cariño, por lo que necesitamos ser sinceras contigo ~secunda Lili en el mismo estado de nerviosismo~

Salimos del agua y nos sentamos en la orilla del rio donde había una especie de banco y están nuestras cosas, la miro impaciente, me tienen es ascuas.

—Debe ser algo realmente serio para que tengan esas caras ~digo preocupada~

—Lili y yo no somo lo que tu piensas, nosotras somo Mmm… ¿cómo decirlo?, un poco especiales, no, muy especiales

—Espera… ¿ustedes son pareja? Porque déjenme decirles que serian una pareja realmente sexi, ~las miré divertida por sus expresiones~

—No!, déjanos hablar, no tiene nada que ver con eso ~dice entre risas dice Lili~

—Somos lobas! ~grita Lucy~

Jajaja, comienzo a reírme.

—eso suena tan ridículo como todas las historias que me han contado desde que nos conocimos

Las miro y ya no veo nerviosismo en ella, solo están serias paradas frente a mí y eso sí que no es normal.

—Entonces ¿todas las historias que me han contado son ciertas? ~pienso en todo lo que han compartido conmigo desde que abordamos el transbordador que nos trajo a la isla~

—Demuéstrenmelo, para no pensar que, realmente no estoy deschavetada y no irme sola al manicomio ~les dije con la misma expresión seria que tenían ellas~

Ambas comenzaron a desvestirse, bajo mi atenta mirada

—¿Qué hacen? Les pregunté

—para transformarnos lo hacemos sin ropa, así no la destrozamos en el proceso ~responden al unísono~

En un parpadeo, las veo como caen al suelo en cuadrupedia y sus cuerpos comienzan a hacer sonidos de huesos quebrándose, en un parpadeo tengo frente a mis 2 lobas majestuosas y hermosas.

La loba de Lylli es inmensa, de color cobrizo, así como su pelo de humana, y sus ojos son aún más intensos. La loba de Lucy es igual de grande, es de color gris, y sus ojos ya no son negros, son igual de grises que su pelaje. Son impresionantes.

Dan un paso hacia mí, y como ven que retrocedo un paso se quedan quietas, me miran expectantes, deben creer que saldré corriendo, pero necesito unos segundos para entender que todo lo que me han dicho es cierto.

Ambas se acuestan en el suelo, esperando mi reacción. Como no me siento amenazada, me agacho frente a ellas para poder acariciarlas.

—ustedes son realmente hermosas, son lo más bello que he visto desde Kantz, ¿pueden volver a su forma humana?

Las lobas se miran y en un santiamén están en su forma humana frente a mí

—¿No nos vas a decir nada? Cuestiona Lilly

—¿Por qué no me lo contaron antes?

—No queríamos que te asustaras, pero viendo en como reaccionaste a la presencia de Kantz, supimos que ya podíamos contarte, ese lobo es mucho más grande que nosotras, nos daba miedo que salieras corriendo despavorida o que te volvieras loca ~dice Lucy entre risas~

—Esperen! ¿Kantz es un lobo?... no quiero que me digan quien es! ~espeté~

—jajaja, sabes perfectamente quien es y hoy hace pocas horas casi te come ~Lucy sube y baja sus cejas con picardía~

—Lucy! Deja de molestar ~dice Lylli~

—¿Cuántos más de ustedes hay aquí?

—Aurora, estás viviendo y trabajando en una manada, que educas cachorros de lobos todos los días hace unas 3 semanas aproximadamente, aquí hay un Alfa, el beta, el gamma y una manada de aproximadamente 300 lobos ~me explica Lucy~

—Un… un alfa? ~ay! Mierda donde me vine a meter, creo que literalmente a la boca del lobo pensé~, ¿el Alfa es Oliver?

—oh si!, y ese lobito querida Aurora, se quiere comer a nuestra caperucita roja ~se burla Lucy abrazándome~

—¿Saben qué? Dejemos este tema del Alfa hasta aquí, quiero que sepan que las quiero y son mi familia de corazón y jamás las dejaré a menos que ustedes mismas me lo pidan ~zanjé~

Nos dimos un fuerte abrazo y volvimos a meternos al agua, pero en mi mente aún seguía divagando sobre Oliver y Kantz.

Oliver

Cuando llegué a la sala de estar, Ro me estaba esperando con cara de pocos amigos, cuando estuve a su lado, me agarro de la oreja y me sacó de la casa.

—Oye, suéltame, me duele, ~chille como un cachorro~.

Me soltó y siguió caminando hasta llegar a la casa central

—¡A tu oficina! ~me ordenó~

Me sentía como cuando mi mamá me castigaba después de hacer alguna maldad con Lucas y Manu.

—¿Se te bajó la erección? ~preguntó con burla~

Creo que en este momento si me pusiera al lado de un cajón de tomates podría fácilmente camuflarme de lo rojo que estaba.

—Eres un tonto Oliver, saliste corriendo detrás de Aurora como si nada más importara, no puedes hacer eso otra vez.

—Dile eso a Kantz, no entiende que debe ir lento

-Kantz: ¡Oye! Vamos suficientemente lento como para comerme a mi gordita en 2 años más ~Gruñe mi lobo molesto~.

—Tontos, pueden esperar, no creo que Aurora esté preparada para saber que vive en una manada, ¿qué creen que va a hacer cuando se entere?, con lo perturbada que vive, puede salir huyendo, así como hizo cuando arrancó de su casa, por favor no piensen con la cabeza de abajo. ~

—Puedo hablar con ella, y decirle todo ~dije bajando la cabeza~

—No, eso lo harán Lucy y Lylli, por eso salieron de paseo hoy ~cortó mi idea~

—Que tienen que ver ese par? ~cuestione~

—Oliver, ¿eres el Alfa de la manada y aun no te das cuenta de que tienes dos lobas de incognito?

—Son demasiado buenas ocultándose, soy inmune a su esencia. ~dije pensativo~

No pudimos seguir hablando porque llegó lucas

—Hola!, Silvita me mando buscarlos para que almorcemos, ¿pasa algo porqué tienen esas caras?

—Tu amigo es un bruto, si no fuera por Lucy no sé qué sería de mi pobre Aurora ~dijo divertida Ro~

—Seguramente hubiera sido comida de Alfa ~contesté~, mejor salgamos de aquí antes de que mi hermana quiera cortarme las bolas.

Terminábamos de almorzar cuando la puerta principal sonó, Rocío como un resorte se paró de su asiento y salió a abrir, al parecer era Leandro que venía de visita.

Entraron a la cocina juntos bien tomados de las manos, no había duda de que esos dos se amaban.

—Leandro que gusto tenerte por aquí, tengo listos los papeles de compraventa. ~dije estrechando nuestras manos~

—Podemos verlos más tarde, quisiera estar un rato con Rocío, la he extrañado mucho

—Pero claro, nosotros vamos de salida con Lucas, por lo que pueden aprovechar la tarde, entonces nos vemos, me despedí de mi hermana con un beso en la frente.

—Me puedes acompañar ~escuche a Lucas preguntar~

—Si, por el momento no tengo nada que hacer, ¿A dónde quieres ir?

—sígueme, tengo que ir a ver algo con los centinelas del rio.

—hay algún problema? ~cuestioné~

—No sé si es un problema muy grande, pero dicen que han avistado 2 lobos desconocidos, y no los pueden rastrear porque esconden su rastro, los centinelas están preocupados, por lo que Mauricio me pidió que nos reuniéramos porque una de las cámaras logro fotografiar a uno de ellos.

Nos fuimos caminando por entremedio del bosque con rumbo al rio, Lucas preguntó qué había pasado con Aurora, le conté todo con lujo de detalles, es mi mejor amigo, no le puedo ocultar muchas cosas. Estábamos por llegar cuando Lucas se para en seco

—Te necesito en modo ninja ~lo escucho susurrar~

—Que es lo que pasa ~hablo igual de bajo que el~

Lo veo cada vez más inquieto, puedo sentir que su respiración es agitada

—Está aquí!, la encontré, Oliver, por fin la encontré

—Espera, cálmate, ¿supongo que no quieres que se vuelva a esconder? ~

—¿Cómo quieres que me calme?, lleva casi un mes escondiéndose de mí, esta vez no se va a escapar ~espeta Lucas~

—¿Por qué haría algo tan estúpido como para esconderse de su mate? ~cuestioné~

—No lo sé, pero hoy mismo le voy a exigir una explicación.

—De donde viene el aroma? ~susurro otra vez~

— De una de esas tres! ~dice apuntando hacia el río~

Cuando me di la vuelta, desde mi lugar pude divisar a “esas tres” de las que habla Lucas, y por algún motivo casi vomito el corazón al pensar que quizás una de esas puede ser Aurora.

Frente a mis ojos, puedo ver como Aurora conversa desde el agua con el centinela que avisó a Lucas, me siento tan enojado, no, furioso de ver como ella se carcajea con ese imbécil, nunca la había visto reír tanto

—Espera, ¿de cuál de las 3 hablas? ~

—…Lylli… ~logre escuchar el susurro que salió de sus labios~

Antes de poder dar un paso hacia donde estaban las tres mujeres con Mauricio, una sombra se acercó a alta velocidad a la orilla del rio, tomando a Lucy por la cintura y cargándola sobre el hombro la sacó del agua, mientras ella gritaba y pataleaba, logro darme cuenta de que quien la lleva es mi gamma Manuel, y no tiene cara de buenos amigos, se nota enojadísimo.

Cuando miro a mi lado, me doy cuenta de que Lucas ya no está y va a la misma velocidad e intenciones que Manu hace unos segundos.

Ya no puedo hacer nada así que me dispongo a caminar hacia la orilla, mientras ellos luchan por sacar a sus mujeres del agua. Cuando estoy cerca de ellos, ambos se giran hacia mí con sus mates cargando como sacos de papa.

—Alfa, si no necesita nada, me retiro, tengo varios asuntos que tratar con mi mujer ~dice Manu~

—No necesito nada, váyanse, pero tómenlo con calma

Ambos salen del rio y desaparecen por el bosque.

—¿A dónde se las llevan par de bestias? ~Aurora grita~

Cuando veo hacia donde está ella, puedo ver como Mauricio la tiene afirmada de la cintura, y eso a Kantz no le gusta nada igual que a mí.

—Centinela Mauricio, le ordeno que la sueltes, en este mismo momento ~Uso mi voz de mando~

—Lo siento Alfa ~agacha la cabeza en señas de sumisión~

—Espero no volver a verte cerca de Aurora Mauricio, esto es una orden, ahora te puedes ir, el problema lo termino de manejar yo ~Gruño~ puedo ver que Aurora está que echa humo por las orejas de lo enojada que está.

Observo al centinela despedirse de ella\, le dice algo al oído\, pero no pude escuchar\, Aurora sale del agua y comienza a ordenar las cosas que estaban en el suelo. Comienzo por acercarme a ella y cuando estoy lo suficientemente cerca\, *con esto me refiero pegado a ella*\, el agarro del brazo y la giro para que quede frente a mí.

—¿Puedo saber que te dijo ese imbécil al oído? ~dije con voz ronca~

—¿A usted que le importa? No tiende derecho de prohibirle estar cerca de mi ¿Qué se cree? ¿mi dueño?

Me quede mirándola por un momento, ella luchaba por soltarse de mi agarre, eso me estaba empezando a molestar ¿Por qué quiere estar lejos de mí?

Emma loba de Lilly