Arunika Nrityabhumi es una joven hermosa de veintisiete años, que trabaja como doctora en uno de los hospitales más importantes de su ciudad.
La chica se ve obligada por su padre a casarse mediante un matrimonio arreglado. Para evitarlo, decide cumplir su servicio comunitario en un pueblo remoto.
Abimanyu Rakasiwi es un hombre apuesto de veintiocho años, considerado como el heredero del jefe del pueblo, que aún sigue un sistema de linaje. Es inteligente, educado y amable. Abi había trabajado en la ciudad antes de ser llamado por su familia para continuar el cargo de su padre como jefe del pueblo.
¿Cómo será la interacción entre Abi y Runi?
¿Podrán desarrollar una relación especial?
¿Logrará Runi evitar el matrimonio arreglado y podrá Abi cumplir con la responsabilidad heredada?
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Capítulo 6
"Pak Abi, lo siento. Por mi culpa, te han regañado papá y mamá," dijo Runi.
"No importa. También es mi culpa, no debería haberte dejado sola como antes," respondió Abi.
"Run, agárrate. El camino está malo," advirtió Abi.
"Ya estoy agarrada, pero ¿y si esto se convierte en chisme entre los vecinos? Soy nueva aquí," dijo Runi.
"¿Qué van a chismear?" provocó Abi.
"Pues, cosas de nosotros," respondió Runi de manera ambigua.
"¿Qué cosas de nosotros, Run?" Abi continuó bromeando con la chica que llevaba atrás.
"¡Ay, ya sabes, Pak Abi!" Runi se molestó y le pellizcó la cintura a Abi, donde se sostenía.
"Jajaja. No te preocupes, esto es un pueblo, los chismes vuelan más rápido que la señal de 5G. Así que debes entenderlo," aconsejó Abi.
"Y si me afecta el chisme, ¿qué?" bromeó Runi.
"¿Quieres que nos casemos? Para que no te afecten los chismes. Tranquila, soy una persona responsable," dijo Abi.
"¿Me estás proponiendo matrimonio?" preguntó Runi.
"¿Tú qué crees?" Abi le devolvió la pregunta.
"Uy... entonces voy a ser el terror de tus fans. Dicen que eres el hombre más guapo del pueblo," respondió Runi.
"¿Quién dice eso? ¿Ya estás chismeando sobre mí?" preguntó Abi.
"Fue Ica. Ica me invitó a chismear," respondió Runi.
Ambos respondían de vez en cuando a los saludos de los aldeanos que se cruzaban en su conversación. Abi no dudaba en saludar primero, mientras que Runi se limitaba a sonreír, ya que Abi respondía a las preguntas de quienes encontraban.
La tarde es el momento en que los aldeanos se reúnen simplemente para hablar, intercambiar información y, por supuesto, chismear.
Viendo a Abi y Runi juntos en la moto esa tarde con ropa casual, naturalmente se convirtieron en el tema de chismes del pueblo. Sobre todo porque Runi se sostenía de la cintura de Abi.
"Mira, Pak. Ve esas mujeres, cómo me miran con desprecio," se quejó Runi, soltándose.
"Es solo el primer día, Pak. No quiero hacer enemigos. Menos aún si son tan feroces, ¡qué miedo!" agregó Runi.
"Jajaja. No te van a molestar, si saben quién eres," dijo Abi tranquilamente.
"¿Quién soy yo? Solo una doctora que trabaja en este pueblo. Si me echan porque molesto al ídolo del pueblo, ¿qué puedo hacer?" dijo Runi.
El hombre guapo con un cuerpo deseado por todas las mujeres, estacionó su moto frente a una cabaña de bambú. Bajó de la moto y se volvió hacia Runi, ofreciéndose a cargarla otra vez.
"No se atreverán a expulsarte, ¿no que eres mi futura esposa?" bromeó Abi mientras jugaba con sus cejas, dejando a la chica sorprendida.
"Eh, no presumas, Pak. Me vas a hacer ilusionar de verdad si sigues bromeando así," bromeó Runi.
"¿Y si fuera en serio, qué dirías?" preguntó Abi, dejando a Runi pensativa. Sus pensamientos se fueron hacia el arreglo que le pidió su padre.
"¡Ay, no tiene gracia tu broma, Pak Abi!" respondió Runi frunciendo los labios.
"Siéntate aquí mientras llamo a Simbok," dijo Abi, ayudando a Runi a bajar en un banco de bambú cubierto con una estera.
Luego, Abi saludó en la casa mientras tocaba la puerta.
"Assalamualaikum, ah Abi. ¿Qué pasa, hijo?" preguntó una mujer de unos sesenta años.
Abi rápidamente tomó la mano de Simbok y la saludó con respeto antes de explicar el propósito de su visita.
"Es la doctora, le pide a Simbok que le dé un masaje, tiene un esguince," explicó Abi.
"Ah, ¿esa es la doctora? Pensé que sería tu esposa, hijo," bromeó Simbok.
"Si ella quiere. Solo pido tus oraciones, Simbok," respondió Abi con una risa suave.
"Insha'Allah, serás tu esposa, hijo," dijo Simbok.
"Jajaja. Amén a eso," dijo Abi.
"Simbok siempre habla con sabiduría, hijo. El pueblo de Banyu Alas nunca se equivoca al elegir a su madre. Tú y esa joven serán el padre y la madre de este pueblo", explicó Simbok.
Abi solo sonrió levemente. No podía descifrar sus sentimientos en ese momento. Alegría, miedo, felicidad, preocupación, todo mezclado. No podía negar que realmente se había enamorado de Runi desde que se conocieron el día anterior.
Hasta ahora, los aldeanos realmente creían que lo que predijo Simbok, el noventa por ciento se haría realidad.
"¿Es por eso que sus padres también acercaron a Runi a ellos?" pensó Abi.
Mientras tanto, Runi, que no entendía el idioma javanés kromo, solo permanecía en silencio. Aunque sentía que las dos personas que estaban en el umbral de la puerta estaban hablando de ella.
"Disculpa, acabo de darme cuenta de que eres doctora. Esta mañana no pude asistir a la reunión en el salón", saludó Simbok amablemente. La mujer se acercó a Runi con un cuenco hecho de cáscara de coco lleno de aceite.
"Sí, señora. Encantada de conocerte, mi nombre es Runi." Runi se presentó, sin olvidar darle la mano y besar la de Simbok respetuosamente.
"Ay, ¿por qué está tan hinchado esto, hija?" preguntó Simbok, la anciana incluso sacudió su cabeza al ver el tobillo hinchado de Runi.
"Sí, fue por una caída, señora", respondió Runi, frunciendo el ceño por el dolor mientras Simbok tocaba su tobillo hinchado.
"Esto va a doler. ¿Estás bien, hija?" preguntó Simbok.
"No importa, señora. Lo importante es que sane", respondió Abi mientras se sentaba al lado de Runi. Mientras tanto, Runi miraba al hombre a su lado con los labios apretados.
"Voy a comenzar, hija", dijo Simbok, dando una señal, mientras Runi tomaba una profunda respiración.
"¡Astaghfirullah! Duele mucho. Suavecito, por favor", pidió Runi. Las lágrimas brotaban sin permiso, haciendo que Abi sintiera pena al verla.
"Aguanta, hija. Si se agrava, luego será difícil caminar", dijo Simbok.
"Sí, señora. Pero suavecito, por favor", pidió Runi, incapaz de soportar el dolor y las lágrimas.
Mientras tanto, Abi solo podía hacer una mueca imaginando el dolor que Runi estaba sufriendo. Extendió la mano para acariciar el hombro de Runi y tranquilizar a la chica que lloraba a su lado.
Después de treinta minutos de masajes, el dolor en la pierna de Runi comenzó a aliviarse. Ya podía mover su tobillo cuando Simbok le pidió que lo intentara.
"¿Ya se siente mejor, hija?" preguntó Simbok.
"Sí, señora. Muchas gracias", respondió Runi, secándose las lágrimas y mocos.
"Cup, cup, cup, ¡qué linda!", bromeó Abi mientras le acariciaba la cabeza a Runi como si fuera una niña pequeña.
"No te burles, de verdad duele", se quejó Runi.
"Jeje, sí, lo siento", respondió Abi.
Mientras tanto, Simbok solo podía sonreír al ver las travesuras de Abi y Runi.
"Señora, esto es un encargo de mi padre", dijo Abi mientras le entregaba un sobre a Simbok.
"Sí, lo acepto, hijo. Dale las gracias a tu padre de mi parte", dijo Simbok.
"Sí, señora. Yo también le doy las gracias. Me despido. Assalamualaikum", dijo Abi.
"Me voy también, señora. Muchas gracias. Assalamualaikum", Runi también se despidió.
"Sí, cuidado, hija", dijo Simbok despidiéndose de Abi y Runi.
