Mauro Farina es el Capo de la mafia Siciliana y el dueño de Lusso, la empresa de moda más importante del mundo, y quiere destronar a sus competidores con la nueva campaña que lanzará.
Venecia Messina es heredera de la ´Ndrangueta y el cártel de Sinaloa, y su nueva becaria.
Mauro no ha olvidado el rechazo que sufrió a manos de esa pequeña entrometida hace años, y ahora que está a su merced se vengará de esa ofensa. Lo que él no sabe es que Venecia viene para quedarse y no se dejará amedrentar por él.
¿Quién ganará esta batalla de voluntades?
Te invito a descubrirlo juntas.
NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Amor no correspondido
Mauro
–Hola, cielo. Venecia dejó esto para ti –dice Bianca apenas llego a la oficina. Me entrega una carpeta de cuero negra.
–Gracias, Bianca. ¿Dónde está ella?
–En producción. –Baja la voz–. Roberto me dijo que llegó antes que él, y ya sabes que él abre este edificio –me cuchichea–. Tienes a una de las buenas trabajando para ti.
–¿Llegó a las cinco de la mañana?
–Antes que eso, pero a las cinco de la mañana pudo entrar. Incluso me tenía un cappuccino preparado cuando llegué. Sencillamente, la adoro. –Golpea mi brazo–. Harías bien en invitarla a salir. Parece muy sola.
Me rio sin poder evitarlo. –Créeme cuando te digo que no está sola. Tiene suficiente compañía. Además, la última vez que la invité a algo no salió nada bien –digo cuando recuerdo ese fatídico día cuando la invité a bailar en la boda de Conor y Mel, y que sin ningún miramiento, me rechazó y bailó con otro tipo.
–Quizá deberías intentarlo de nuevo. Te llevaré un café con leche –dice cuando voy entrando a la oficina.
Bianca sabe lo que quiero antes de que lo verbalice. Hoy necesito la calidez y la dulzura de un café con leche. Sobre todo, después de lo que pasó con mi madre, y de saber que Venecia se fue en un avión privado con un hombre bastante guapo, según las palabras de Nikki.
Sí, la sigo vigilando. Debería haberme detenido, pero no puedo. Al menos tengo a mis hombres entretenidos. Después de la guerra con los tailandeses todo está demasiado aburrido.
Me siento en mi despacho y Bianca aparece con mi café con leche. Lo deja en mi escritorio, y luego ordena mi cabello y mi camisa antes de salir.
Bianca sigue cuidándome, incluso ahora que no lo necesito.
Sonrío y abro la carpeta que me dejó Venecia. Mis ojos se abren sorprendidos cuando veo que es un plan para optimizar los tiempos de producción en la fábrica.
Mis ojos leen rápidamente cada plan exquisitamente detallado. Cuando estoy en la página catorce del informe, sé que esto es oro puro.
–Bianca, cuando Venecia suba dile que necesito hablar con ella urgentemente.
–Claro –responde a través del interfono.
Mi celular comienza a vibrar sobre el escritorio, interrumpiendo mi lectura. Lo miro esperando que sea mi madre. La mujer me ha llamado y escrito mensajes cada hora desde que se fue de mi departamento.
Está claramente desesperada.
El casino quiere detener a Jeff por estafa.
Pero no. No es ella y tampoco Vanity. Es Valentina.
Contesto de inmediato.
–Valentina, ¿está todo bien? –pregunto de inmediato. Tengo los teléfonos de todas las esposas de mis socios, pero nunca me han llamado directamente, a excepción de Mía.
Esto es raro.
–¿Tienes mi teléfono en tu agenda? –pregunta sorprendida.
–Por supuesto que sí. ¿Ming está bien?
–Todo bien. Estamos en Bali de hecho. De luna miel. Aunque debo decirte que odio no poder ponerme un bikini. No si no quiero asustar a nadie –se queja y me relajo–. Las gemelas han crecido un montón y parezco una ballena varada.
–¿Son niñas? –pregunto con una sonrisa. Como me salí del grupo de WhatsApp no he tenido actualizaciones de la vida de Ming y de los demás.
–Lo son. Dos pequeñas que le sacarán canas a Ming, estoy segura –devuelve–. Te llamaba para agradecerte.
–¿Agradecerme?
–El día de mi boda. Me ayudaste a enfrentar un ataque de pánico, y gracias a eso ahora puedo estar varada en la playa, mirando a mi apuesto esposo nadar mar adentro.
–No es nada. Me alegra poder haberte ayudado.
–Esto te sonará muy loco, pero creo que tú y yo somos almas gemelas –dice muy seria–. Es más, si no fuera por Ming estoy segura de que estaríamos casados. Imagina los lindos bebés que tendríamos –agrega antes de reírse–. Serían sexys como tú y listos como yo. Hubiésemos cambiado la historia de la ciencia. Por primera vez en la historia los chicos listos serían los más guapos.
Me rio con su teoría.
–Es una lastima que no te haya conocido antes –me disculpo.
–Sí. Espero que sufras –devuelve con diversión, y volvemos a reír–. Quiero que sepas que estoy de tu parte –dice–. Yo y todas las chicas.
–¿Las chicas?
–Ya sabes, Emma, Mel, Mía y por supuesto yo, tu alma gemela –me aclara–. Creemos que nuestros esposos cometieron un error terrible. Y solo queremos que sepas que si no puedes contar con ellos, nosotras estaremos para ti. Imagina el grupo que haríamos. Todas las mujeres a nuestro alrededor estarían celosas de vernos contigo.
–No creo que a sus esposos les agrade eso.
–Tendrán que soportarlo o no tendrán sexo –dice–. Bueno, al menos lo intentaremos. Emma y yo estamos sufriendo por las hormonas. Los embarazos de niñas te provocan un apetito sexual indomable.
Me rio con su confidencia. –¿Renji tendrá una hija?
–Emma tendrá una hija –me corrige–. Te lo he dicho, estamos enojadas con nuestros esposos. –Suspira–. No quiero quitarte más tiempo, solo quiero que sepas, que, si quieres hablar, aquí estoy –ofrece–. Podemos hablar de la modelo con la que sales, aunque si escuchas mi consejo, búscate a una mujer más inteligente.
–Vanity es inteligente.
–Si tú lo dices, te creo. Aunque en este momento odio a todas las mujeres que tienen cintura –se queja y vuelvo a sonreír–. Podemos hablar del porqué aparecieron tus ataques de pánico –susurra y siento como todo mi cuerpo se tensa–. Y, por supuesto, podremos hablar de nuestro futuro juntos cuando, ya sabes, me aburra de Ming.
Suelto una carcajada. –Estás atrapada con ese imbécil por un largo tiempo.
–Eso me temo –concuerda–. Mucho, mucho tiempo. Sobre todo, ahora, que viene caminando hacia a mí con todos esos músculos mojados. Adiós, alma gemela –se apresura a despedirse.
–Adiós, amor no correspondido.
–Oh, eres correspondido –me aclara divertida–. Solo estás un milímetro debajo de Ming. Cuídate –dice antes de cortar.
Me quedo mirando mi teléfono y sonrío. Creo que hice una nueva amiga.
😍