En un mundo donde las mujeres están infravaloradas, Una Ceo que se aferra con todas las fuerzas a permanecer y ser la mejor en el ambiente llenos de hombres.
Se enamora de alguien a quien nadie le conoce, Él no tiene un apellido reconocido, y por tanto su familia no lo aceptará.
¿te la jugaras por el?
¿Renunciaría a toda tu fortuna por el amor ?
Descubramos está historia juntos.
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Entregada al momento
Sin darme cuenta, me quedé dormida, Una llamada a la habitación me despierta bruscamente. Miro la hora y... ¡por Dios! Cómo se me fue el tiempo. Me levanto de golpe y atiendo.
—Señorita Parísis, tenemos a un joven que dice estar esperándola en el lobby.
Recuerdo de inmediato a Owen.
—Sí, por favor, dígale que me espere unos minutos. Ya bajo.
Entro a la ducha corriendo y luego me pongo algo sencillo, pero sexy, lo suficiente para resaltar mis atributos sin parecer desesperada. Tomo el ascensor directo al lobby.
—Disculpa, se me pasó la hora —digo apenas llego a donde está él.
—No te preocupes, verte así de guapa vale toda la espera.
Siento mis mejillas calientes. No suelo sonrojarme por cumplidos, pero con él... me siento diferente. Hay una calidez en su voz que desarma mis defensas.
—¡Nos vamos! —digo, cambiando de tema.
—Claro. ¿A dónde vamos?
—No lo sé. Pensaba que me llevarías a conocer Italia. Hace mucho que no venía.
—Perfecto. Entonces, comencemos el paseo.
Caminamos por calles empedradas, con fachadas de colores terracota y balcones llenos de flores. Pasamos frente a la Fontana dell'Amore, donde algunas parejas lanzan monedas al agua. Esta parte de la isla es simplemente mágica. Probamos comida típica de un puesto callejero —no recuerdo el nombre, pero está deliciosa— y luego entramos a un lugar que parece mezcla de bar y discoteca, con luces tenues y música envolvente.
Nos sentamos en la barra. Owen mantiene su mirada fija en mí. Pido algo suave para beber, pero al avanzar la noche, he tomado más de lo que debería y me siento algo mareada.
Entonces, alguien se me acerca por detrás y me llama por mi nombre:
—Pero miren a quién tenemos... a la empresaria más joven y codiciada de Nueva York.
No volteo. Owen me mira esperando una reacción. Solo le digo:
—Se confundieron de persona. Vámonos de aquí, ya estoy algo mareada.
Me ayuda a levantarme. Volvemos al hotel. Al entrar a la habitación, Owen me sigue.
Sentada en la cama, sentía el calor del alcohol empezando a hacer efecto y una mezcla de nervios y adrenalina recorriendo mi cuerpo. Owen seguía a mi lado, su mirada intensa y fija en mí. No era común para mí sentirme así, tan vulnerable y atraída por alguien que apenas conocía.
Mi mente luchaba entre dejarme llevar y frenar. “¿Estoy haciendo bien?”, me preguntaba una y otra vez. Pero luego él sonrió, acercándose con una calma que me hizo perder el poco control que tenía.
“¿Estás bien?” susurró, casi sin romper el silencio.
Solo asentí, incapaz de articular palabra. Entonces, sin pensarlo más, me lancé a besarlo. Quería dejar que ese momento fuera solo mío, una pausa en el mundo que me dejara sentir sin miedo.
Owen me corresponde y pronto está sobre mí. Sus manos me despojan lentamente de cada prenda hasta dejarme completamente desnuda. Estoy consciente de mis deseos. Es mi segunda vez con alguien, no soy de entregarme así... pero él tiene algo que me arrastra.
Nos despojamos de todo pudor y, entre besos, caricias y susurros, nos unimos en un vaivén cargado de placer. Gimo sin reservas, dejándole saber lo mucho que lo disfruto. Mientras el me repite cuán hermosa soy. Esta noche... me entrego por completo.
..........
Despierto al día siguiente con los rayos del sol entrando por la ventana. Siento un brazo rodeando mi cintura y me sobresalto. Me levanto de golpe.
—¿Qué pasa? ¡Tranquila! —dice entre risas con esa voz ronca de recién despertado.
—Me asustaste. No es común para mí amanecer con un hombre.
—Y no con cualquier hombre —dice él, riendo.
Me relajo. Me siento en la cama, pero Owen me arrastra de vuelta, poniéndose sobre mí. Esta vez, todo sucede de nuevo... pero con plena conciencia y sin una gota de alcohol.
...
Son las 4 de la tarde y apenas me estoy levantando. Estas vacaciones me están convirtiendo en otra Lara. Owen se marchó hace unas horas. Dijo que tenía cosas que hacer.
Mi madre toca la puerta con insistencia. Su tono me hace pensar que sospecha algo. Pero no la dejo entrar. No quiero preguntas. Si se entera que estuve con un hombre que apenas conocí...
Le digo que no me siento bien y que necesito descansar. Entro a la ducha y mientras el agua cae, repaso todo lo que pasó anoche y esta mañana. Aún no sé quién es Owen Bracco. Pero algo es seguro:
Me gusta. Mucho. Y estoy sintiendo una traccion unica por ese hombre, cosas que jamás había sentido.