Prisionera Del Ruso

—Señora Paula, no creo que esto sea buena idea. El señor Manssiani ha sido amigo del señor Volkov por muchos años. Debería abstenerse de su plan— Anika estaba preocupada por mi, y lo entiendo, pero no puedo quedarme cruzada de brazos en esta casa esperando a que Andrey le de la gana de liberarme

—Se lo que hago, Anika. Tendré mucho cuidado con él— Le dije para tratar de calmarla. Terminé de arreglar mi blusa y colocarme un abrigo justo a tiempo. El sonido de la puerta principal abriéndose me indicaba que Diego había llegado.

Tomé mi bolso y salí de prisa a su encuentro. Volkov aún estaba en casa así que no sabría si lo vería antes de irme, pero igual no me importaba, ya no me interesa nada que tenga que ver con él, tampoco si después de hoy lo vuelvo a ver algún día, no me interesa.

Al terminar de bajar la escalera me encontré con el alto Italiano de ojos avellanas sonriéndome con unos jeans negros, un suéter con cuello de tortuga beige y un abrigo largo también negro, de verdad debo admitir que luce muy apuesto.

—Está muy hermosa, señora Volkova— Antes me hacía ilusión que me dijeran así pero ya no más.

—Dime Paula, por favor— Estiró su brazo para que yo lo tomara mientras salíamos de la casa

—Entonces tu dime Diego— Subimos a su auto y una vez que estuvimos fuera de las rejas de la mansión me sentí aliviada.

—¿A dónde iremos?

—Había pensado llevarte a comer al mejor restaurante de Moscú, pero si tienes algún lugar en mente adelante, dímelo.

La verdad no estaba muy familiarizada con Moscú pero gracias a Anika, se que si vamos a la plaza roja podré orientarme hacía la embajada italiana.

—Me gustaría conocer la plaza roja. He escuchado que es uno de los lugares más increíbles y hermosos— Espero tome mi emoción como un simple interés turístico y no sospeche nada.

—Esta bien, almorcemos y luego te llevo ahí— La presión de mi pecho se fue una vez que el aceptó mi petición.

Llegamos al restaurante y este estaba repleto pero al parecer Diego ya tenía una reservación por lo que pasamos de inmediato sin tener que esperar. Él acomodó mi silla y luego tomó asiento.

—Este lugar es muy hermoso— Le dije admirando la decoración

—Que bueno que te guste— Estaba mordiéndome la lengua pero necesitaba preguntarle algo que me tenía aún confundida

—Si eres el mejor amigo de mi...— Me interrumpí al darme cuenta de que ya ni siquiera veía a Andrey como mi esposo después de todas las cosas que está haciendo. —Andrey, ¿Cómo es que no te conocí hasta después de la boda?

—Andrey siempre ha sido muy discreto con sus cosas y para serte sincero, no me había enterado de tu existencia hasta una semana antes de tu boda— No sé si debería creerle, es el mejor amigo de Andrey y no había escuchado de mi existencia. —Tengo que decirte que me sorprendió bastante, nunca pensé que Volkov asentaría cabeza y mucho menos con una mujer tan cálida como tú— No supe si tomar ese comentario como un halago o si por la forma de mirarme me estaba coqueando.

—No creo que él piense lo mismo— Dije sonando sarcástica, tampoco quiero que se entere de como vivo junto a Volkov.

—¿Por qué lo dices?— Me preguntó mientras revisaba la carta del menú.

—¿Qué clase de hombre está a punto de tener un hijo con otra mujer cuando ni siquiera tiene un mes de casado?— Está vez levanté un poco mi tono sobresaltándome.

—No voy hablar en favor de Andrey, es un hombre que no muchas veces mide las consecuencias de sus actos.

—Aún así, no lo justifica. Además, ¿por qué tenerla atada? ¿De que debe protegerla? Porque en estos momentos él parece el mayor peligro— No puedo creer que su corazón sea tan duro como para mantener a esa pobre chica en esa situación.

—Él trabajo de Andrey es complicado, muchas personas quieren hacerle daño.

—¡Complicado! ¿Qué puede tener de complicado dirigir una empresa de autos?— Estoy segura de que ambos se tienen alguna razón oculta para hacer esto.

—Solo puedo decirte esto, Andrey se asocio con unas personas nada amigables y esa mujer fue solo un medio que usaron para llegar a él— Increíble, quienes se creen, ¿superhéroes? ¿De verdad piensan que viven en una película donde la gente anda poniéndoles trampas para destruirlos?

—Diego, necesito pedirte algo— Debo intentarlo, no le diré que pienso escapar pero tal vez si le cuento lo que está pasando entre Andrey y yo pueda hallar una solución.

—Dime.

—Ya saben que van a ordenar— El mesero se acercó a nosotros interrumpiendo nuestra conversación. Luego de que ambos ordenamos se marchó pero ya no estaba segura si debía continuar con lo que estaba por decirle.

—¿En qué estábamos?— No, él es amigo de Andrey, es una estupidez contarle.

—No es nada.

—Paula— Dijo acercando su mano por la encima de la mesa y tomando mi mano. —Puedes decirme lo que quieras, prometo no decirle a nadie— Por alguna razón su mirada me transmitía que podía confiar en él.

—Necesito tu ayuda— Lucia bastante confundido ante mi pedido. —Necesito que me ayudes a huir de Andrey.

—¿De tu esposo?— esta vez parecía intrigado de lo que estaba diciendo.

—Mi matrimonio con él es todo una farsa. Me engañó, me hizo creer que estaba enamorado de mi pero tan solo lo hizo porque quería las tierras que heredé.

—¿Estás segura de eso? Andrey no es esa clase de persona, además, ¿Por qué querría tus tierras? ¡Sabes cuánto dinero tiene! podría comprarse toda Rusia si quisiera— Eso es lo que no sé. No sé por qué quiere esas tierras.

—Tampoco lo entiendo, lo que si estoy segura es que necesito que me ayudes a volver a Italia.

—¿Y por qué no te vas simplemente?.

—Porque el imbécil de tu amigo me tiene prácticamente secuestrada. Me quitó mi teléfono y pasaporte, todo— De verdad lucía sorprendido, es posible que él no haya sabido de esto. — Por favor, tu eres su amigo, lo sé, pero ayúdame, eres el único que puede ayudarme. No permitas que termine como esa chica que tiene atada en su cobertizo.