Entre Su Amor Y Mi Amiga.

Franco le dio una rica sopa a su diosa, luego de eso le trajo un digestivo y la pequeña seguía igual, por esa razón se tuvo que llevar a su hermosa novia a su apartamento.

Todos estaban un poco preocupados, ya que la joven se veía bastante pálida, pero no era para menos, comió todo tipo de postres y no sabe cuánto té bebió.

Franco esa noche se la paso en vela porque su pequeña diosa estaba a cada rato en el baño, quiso llamar al doctor, pero ella le dijo que no era necesario, luego se le pasaría.

Sofía estaba muy cansada y se quedó dormida en la tina tratando de darse una ducha, por suerte Franco estaba pendiente y la saco de la tina a tiempo.

—Mmm, abrázame. —dijo antes de caer rendida, esa noche la joven solo durmió envuelta en las sábanas, ya que Franco no quiso despertarla vistiéndola.

Franco la veía y sonreía era tan adorable dormida, su hermoso cabello rojo resaltaba en la penumbra de la habitación, él estaba tan feliz porque su mujer estaba allí con él.

Al día siguiente la joven estaba muy cansada, no quería levantarse, ella al despertar mito los ojos de su novio hermoso y este le sonrió ampliamente.

—Buenos días, mi amor, cómo amanece mi pequeña diosa. —Ella le da una hermosa sonrisa y responde.

—Amanecí con ganas de no salir hoy, no quiero ir a la empresa hoy, pero debo hacerlo. —Dijo haciendo un hermoso puchero.

Franco se giró, tomó su teléfono y llamó a alguien.

—Buen día, por favor, cancele mis compromisos para hoy y los de Sofía también… Gracias.

—Cortó y dijo sonriendo.

—Listo hermosa, no tienes que ir. —ella sonrió y lo besó.

Ella se dio una ducha mientras él le preparaba el desayuno, subió con la bandeja y le dio un beso.

—Qué delicia todo esto, amor, gracias…

—No tienes por qué dármelas, me ducho y vuelvo.—ella terminó de arreglarse y él luego de un rato salió y comenzaron con el desayuno, Francia no deja de mirarla y robarle uno que otro beso a su pequeño volcán.

—Está delicioso, Dios que exquisito… Pero no habrá pretzel con sirope de chocolate amor … —dijo haciendo un pequeño puchero.

—Bueno, no creo que haya, pero le diré Julia que te los prepare. —Duce y ella lo abraza.

—Gracias amor, ahora anda, ve por mis pretzels. —dice empujándolo un poco.

Él sale riendo y regresa a la habitación luego de un rato.

—Bebé, te lo tendrán en dos horas, te parece. —Sofía arruga su cara y niega con su cabeza casi que llora.

—No, amor, yo los quiero ahora, Dios mío, son unos simples pretzels y no me puedes complacer… —Se cruza de brazos dejando frío a Franco jamás la había visto así.

—Pero mi diosa, si te los voy a dar, solo que en dos horas a menos que los quieras de la tienda. —ella pone cara de indignación y se gira

—¿Qué? ¿De tienda, es en serio? No, Franco, te pasas, sabes qué no tengo hambre —se tira en la cama molesta y se arropa de pies a cabeza

—¿Pero qué? —Se pregunta Franco para sí mismo.

—pequeña, bebé… Sofí, por favor son solo unos simples lazos de masa. —Dice y la indigna más.

—Sabes qué, no digas más nada, por favor … —Franco se ríe por su actitud infantil.

—Ya pequeña, solo espera un momento y luego tendrás lo que pediste, que puedo hacer para que ya no te enfades. — dice abrazándola por encima de la sabana que la cubre.

Ella se gira y lo mira con mucho deseo.

— Ya sé qué puedes hacer. —Dice y se devora sus labios, aferrándose de su cabello y subiéndose a su regazo.

Sofía le saca la camiseta a franco y luego su short, pasea sus manos por su cuerpo y baja hasta estar en su entrepierna, comienza a sacar la última prenda que le estorba y comienza a masajear de arriba hacia abajo, haciendo jadear a su novio.

—Sofí… Amor… —Trata de decir, pero ella toma el poste en sus manos y lo introduce en su boca y comienza a hacerlo sentir muy bien.

—Mi diosa, por Dios. —Gruñe.

Sofía lleva el poste revestido con terciopelo lo más profundo posible, pasea su lengua desde el inicio hasta su punta suave y exquisita.

Sofía lo hace más rápido y fuerte, succiona con fuerza y trata de llevarlo tan adentro como es posible hasta que sucede y consigue su cometido.

Sofí se ríe quitando los restos de Franco de su boca con su lengua, luego le hace ojitos y lo besa y eso da pie a un momento lleno de pasión entre ellos, dónde los gemidos y gritos se apoderan del lugar, Franco cada vez que entra en ella lo hace con más fuerza y ella deja las marcas de sus uñas y dientes en él.

Franco voltea a la joven y toma su hermoso cabello rojo enredándolo en su mano y embistiendo a la chica.

—santo, Franco, más fuerte. —Grita con deseo y desespero.

Ella misma se impulsa, quiere y desea más, está incontrolable y no sabe por qué, pero tampoco le importa.

La mano de Franco se tatúa en sus glúteos cada vez que la palmera haciendo que está exija mucho más, franco está encantado con su diosa y ella maravillada con ese hombre dentro de ella.

—Amor… Por favor, más fuerte… Ah, ah.

—Mi pequeño volcán me estás matando.

Golpe tras golpe, sudor, gritos, gemidos y gruñidos se escucha en la habitación, están sudados, cansados y deseosos de más.

—Mi amor… Franco. —grita y se deja llevar por el poderoso clímax que es acompañado por el de franco poco después.

—Dios, te amo Franco.

—Dice aún en su pecho, sintiendo su corazón latir, con él aún dentro de ella.

—Mi pequeño volcán, estás uff… más ardiente que nunca. —Sofía se ríe y lo besa.

—Últimamente, te quiero comer a cada rato… además ese perfume que usas me trae loca. —Ella se acerca y lo besa.

—Mi diosa, eso es demasiado bueno, no tengo problemas con eso. —Se ríe y ella posa su cabeza en su pecho.

—Franco…

—Si mi amor.

— mis pretzels.