Más Allá Del Deseo

Alexander … 

Tenerla a Karina cerca me volvía loco, ya con solo verla con ese vestido corto, estaba perdiendo el control de mí mismo, sentir su perfume me enloquecía y debía distraerme con algo para no terminar tomándola aquí mismo, ya que debía dejarla desayunar o su cuerpo colapsaría por tanto desgaste físico 

Me dirigí a mí despacho y llamé a Tomás para ver si sabía algo de Beatriz 

📲 - Buenos días Alex — me dice Tomás al responder 

📲 - Buenos días, ¿qué sabes de Beatriz? — le pregunto yendo a lo importante 

📲 - Según el hombre que puse a vigilarla, estuvo en su departamento y de ahí no se ha movido — me responde él 

📲 - Bien, que continúe vigilandola, no quiero que vuelva a pasar lo mismo de anoche mientras está Karina acá — le digo para luego colgar 

Comencé a revisar unos contratos que me había pasado Lili por mail, ya que no había ido a la empresa, y quería tratar de que no se me acumulará el trabajo para el lunes

 Luego me puse a seguir con los bocetos de mis últimos autos que voy a lanzar al mercado, antes de fin de año, quería tenerlos listos

Así estuve toda la mañana hasta que sentí que golpearon la puerta y cuando ordene que entrarán, era Karina 

— Alex el almuerzo está listo, ¿comerás? — me dice acercándose al escritorio 

Yo la observaba, tenía el cabello suelto tirado hacia un lado, con algunos mechones que le caían en la cara, que la hacían ver aún más hermosa, su cuerpo perfecto con esas curvas que te invitan al pecado y esos muslos que te hacen querer descontrolar

Me levanto de mí silla sin responderle y camino hacía ella, la tomó de la cintura y la siento sobre el escritorio, me acerco a su oído y le susurro 

 — Te deseo, te deseo demasiado en este momento — le digo tomando su mano y llevándola hasta mí entrepierna para que sienta el gran bulto que se formó ahí con solo su presencia 

Comienzo a besarla con desesperación, mientras bajo una de mis manos hasta su intimidad y comienzo a frotarla con mis dedos para lubricarla 

Una vez lista, me desprendo el pantalón, saco mí compañero duro, le corro la braga y me introduzco en ella de una sola estocada

Ella se aferraba a mí cuello mientras cerraba los ojos y gemía por el placer que le estaba haciendo sentir 

Yo estaba ya muy deseoso de sentirla, había algo en ella que con solo verla me encendía demasiado y quiero estar dentro de ella todo el tiempo, cada vez que está aquí 

Mis estocadas eran fuertes y escuchar sus gemidos me hacían desearla aún más, por lo que la tomé de la nuca, la acerque más a mí y comencé a besarla 

La levanté de la cola sin salir de ella y la lleve hasta la pared y ahí comencé a embestirla con más ganas 

La siento que llega a su clímax con bastante agitación. Yo aceleró más mis embestidas, y unos minutos después me libero en su interior 

Nos quedamos unos segundos en la misma posición, ella apoyando su cabeza en mí hombro intentando recuperar el aliento y yo abrazándola de la cintura 

En esa misma posición, sin bajarla, camino hasta el baño que está junto al despacho y la siento a ella sobre el lavamanos 

Tomé una toallita, la humedeci y comencé a limpiarla, mientras ella me miraba con vergüenza, lo notaba en sus mejillas ruborizadas 

Una vez que terminó de limpiarla, la bajo con cuidado del lavamanos y la miró. Ninguno de los dos decía nada, hasta que yo hablé 

— Vamos a almorzar — le digo tomándola de la mano y saliendo del baño 

Ella me seguía sin decir nada, me encantaba verla así de sumisa y más aún ver qué ella lo disfrutaba 

Nos sentamos en la mesa y en completo silencio comenzamos a comer, hasta que mí teléfono comenzó a sonar y veo que es Tomás 

📲 - ¿Qué sucede? — le digo al responder 

📲 - Beatriz intentó suicidarse, la estamos llevando al hospital, también hay una carta que  ella le entregó al guardia para ti — me dice él y yo me levanto de golpe de la mesa 

📲 - Ya salgo para allá — le digo colgando el telefono

Camino hasta el ascensor, tomo mí abrigo del perchero y salgo del penthouse, esa mujer me va a volver loco, por qué tiene que venir después de tanto tiempo a molestarme la existencia 

Llego al hospital y ahí estaba Tomás junto al hombre que había dejado vigilandola y me acerco hasta ellos 

— ¿Qué pasó? — les pregunto llegando a ellos 

— Lo siento señor, ella me descubrió, hoy en la mañana salió a comprar y aunque mantuve mí distancia para que no se diera cuenta, aún así me vió. 

Ella volvió al departamento como si nada y a media mañana sale y viene directo hacia mí y me entrega una carta diciéndome que se la entregué a usted y se vuelve al departamento. 

Me llamó la atención su actitud, por lo que me tomé el atrevimiento de leer la carta y ahí vi que ella se estaba despidiendo de usted. 

Corrí hasta su departamento y golpee la puerta y al ver qué no me respondía forcé la cerradura y cuando entré, la busque y la encontré en el piso del baño, se había cortado las venas de las manos, enseguida la tomé en mis brazos y la traje de inmediato al hospital — me cuenta el hombre a cargo de vigilarla entregándome la carta que Beatriz había escrito y comienzo a leerla 

“Alex, lo siento tanto, se que te fallé y me arrepiento de eso, se que no me perdonarás por lo que te hice, aún así quiero pedirte perdón, ya no te molestaré más, está será la última vez que sepas de mí. Gracias por todos los momentos lindos que pasamos juntos y nunca olvides que te amo.

Mí vida ya no tiene más sentido, solo te pido que no me odies por lo que haré, perdón por haberte hecho sufrir hace 3 años con mí partida … Siempre te amaré …  Beatriz” 

Al terminar de leer la carta, no siento ninguna emoción, la odie por tanto tiempo que ya no siento amor hacia ella y más por lo que me hizo 

Unos minutos después sale el médico para avisarnos que habían logrado salvarla, y que ahora ya se encontraba bien, nos dijo que ya la habían pasado a una habitación y me dirigí hacía ella

Al llegar a la habitación Beatriz se encontraba despierta y con las manos vendadas, me acerco a ella, pero manteniendo mí distancia 

— Alex — me dice avergonzada — ¿Por qué me salvaron? — me pregunta fingiendo lastima

— Beatriz lo que hiciste fue una estupidez, deja de estar armando dramas para llamar mí atención, yo no siento lástima por ti y lo que haz hecho no va a ser que vuelva contigo. Hoy te salvaron, pero la próxima no contarás con la misma suerte si decides volver a tentar contra tu vida — le digo serio 

— Creí que te importaba aunque sea un poco, pusiste a uno de tus hombres a cuidarme — me dice ella con tristeza 

— No lo puse a cuidarte, solo a vigilarte de que no volvieras a cometer el mismo error que anoche de irrumpir en mí departamento, nada más, no te creas importante porque hace tiempo dejaste de importarme — le digo para que entienda 

— Alex yo se que te hice mucho daño al dejarte hace tres años, estoy arrepentida, yo aún te amo, por favor, dame una última oportunidad — me dice en súplicas 

— Yo ya no te amo, y no te quiero en mí vida de vuelta, ya me enteré de porque te separaste de Colins, te descubrió engañandolo con unos de sus guardias y te dejó en la calle sin nada, jajajaja por eso ahora vuelves a qué yo te perdone, porque ya no tienes nada, pero sabes una cosa, ya no existes para mí Beatriz, así que no vuelvas a interferir en mí vida — le digo dándome la vuelta para salir de la habitación 

— ¿Es por ella verdad? Si ella no estuviera en tu vida, tú habrías vuelto conmigo, porque yo sé cuánto me amabas cuando estábamos juntos — me dice con rencor en su voz y yo me vuelvo hacía ella y la tomo del cuello 

— A ella no la metas en el medio, con ella o sin ella yo jamás hubiera vuelto contigo, así que no la metas en esto, además ella no es nada en mí vida, solo un juguete que uso los fines de semana para saciar mís deseos, así que no te confundas con ella — le digo para que no se le cruce por la cabeza querer hacerle daño a Karina, se que está loca y es capaz de cualquier cosa 

Después de decirle eso, me doy la vuelta y salgo del hospital, miro la hora y son las 3 de la tarde, decido volver al penthouse, ya que deje a Karina sola.

Al llegar al penthouse, ahí estaba ella acostada en el sofá, se había quedado dormida 

Me acerco despacio hacia ella y la cubro con una manta que había aún lado y vuelvo nuevamente a mí despacho a seguir trabajando.