Por Favor Regresa

La gran noche había llegado por fin. Todo estaba listo. El festejo se haría en el salón del hotel más grande y lujoso de la ciudad. Pertenecía a una importante cadena de hoteles y resort cuyo dueño o dueños eran aún un misterio para todos. La ceda hotelera “Emperador” era la más importante a nivel mundial, las cinco estrellas adornaban la entrada principal de cada uno y eran realmente majestuosos.

Dentro del salón se encontraban orgullosas Mercedes y Lorenzo junto a sus dos hijas. Sabía que su hijo estaba a punto de llegar con su queridísima nuera Sylvie. Esa noche estaba planeado también anunciar el compromiso, aunque nunca habían reconocido oficialmente ser novios, y las razones eran obvias, ya que realmente no lo eran.

Louis sentía que le faltaba el aire. Él no estaba seguro de querer casarse con Sylvie, la había amado y mucho, pero sentía que algo en su interior había cambiado. Ese algo es lo que había impedido pedir el divorcio en primer lugar y lo que lo había hecho mantenerse fiel a Irina a pesar de no amarla y de que su supuesto amor había regresado.

El dolor en el pecho se había incrementado un poco y no estaba seguro de cuál fuera la causa. Se había hecho un chequeo de rutina y todo parecía estar de maravilla. Observaba a su alrededor todas las cosas, aún aquellas que habían pertenecido a Irina y ese dolor se incrementaba.

En la habitación contigua lo esperaba Sylvie, con una brillante sonrisa de satisfacción en los labios. Ella se estremecía de felicidad al pensar que pronto sería la Señora Black, la definitiva dama de la familia Black, ya que Irina nunca pudo ocupar ese lugar a pesar de estar casada con Louis.

Esa era su noche, todo había salido tal y como lo esperaba y nunca fue posible ver para todos esos pusilánimes la manera en la que ella los había manipulado moviendo todos los hilos como si fueran títeres y ella el gran titiritero. Si eso eran todos sus títeres, ya que nunca pudieron ver su despiadado juego y se encargaría de que nunca lo hicieran.

Camino con paso lento para salir de la habitación, no sin antes mirar su hermosa imagen en el espejo. Ella era en definitiva la mujer más bella del mundo y la más inteligente también. A su lado Irina no había sido más que una pobre huérfana sin clase y sin armas para poder competir.

El toque de la puerta la alertó.

Señorita Sylvie, el amo la espera abajo dijo una de las nuevas empleadas contratadas para servirla a ella como la reina que era.

Bajó con lentitud y elegancia las escaleras dejando al hombre pusilánime con la boca abierta al apreciar su belleza, pero un atisbo de tristeza también cruzó por su mente. Irina se veía aún más hermosa sin todos esos adornos que ahora tenía Sylvie sobre ella.

“Irina era un ángel” se dijo a sí mismo en un segundo de debilidad. Luego se recompuso y tomó la mano de la joven quién se ruborizaba y bajaba la mirada con timidez fingida ante el tacto del hombre y su mirada abrazadora.

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Mientras Sylvie se sentía una reina, Irina era la emperadora y estaba en su majestuoso palacio terminando de retocar su hermoso atuendo.

Su vestido era largo y entallado al cuerpo. Su hermosa y recta espalda está completamente descubierta y el escote le llegaba justo al nacimiento de sus hermosas, redondas y firmes nalgas. Adelante tenía una sutil transparencia que rodeaba sus hermosos senos. No permitía que ninguna de sus partes íntimas fueran vistas, pero si las insinuaba de tal manera que todos quedarían prendados imaginando lo que se encontraba debajo. Lo complementaba un profundo tajo de su lado derecho que le llegaba hasta los muslos. Era simplemente perfecto, sensual y elegante.

La elegancia era una marca característica de ella, aun cuando fuera de clase humilde ella había nacido con esa aura elegante y serena digna de la realeza.

Emilio y Harry arribaron al lugar para llevarse a sus parejas. Ambos hombres habían sido invitados a la reunión, a decir verdad la madre de Louis lo había hecho con toda la intención de humillar a la joven ya que la habían visto en su compañía. La intención era clara, mostrar lo fuera de lugar que ella estaría ahí y que Louis ahora si se casaría con la mujer que correspondía.

¡Qué bellas que se ven mis hermanitas! reía de felicidad Emilio al ver que serían la envidia del lugar con semejantes bombones.

Natacha tenía un vestido hermoso también, con la espalda cerrada pero una abertura adelante como si fueran dos breteles que llegan hasta la cintura cubriendo cada uno, uno de los senos de la morena.

No exageres, estamos igual que siempre reía Irina que sabía que esa noche sería simplemente magnífica.

Exacto, nosotras nos vemos siempre hermosas, aunque vistamos una bolsa de papas afirmo Natacha dándole la razón a su amiga.

Bueno mis bellas damas enfundadas en bolsas de papas, es hora de partir dijo un ruidoso Harry que ya comenzaba a regodearse con la idea de ver a esas serpientes y al idiota sorprendidos con la visión celestial que significaba Irina en ese momento. Si le gustaran las mujeres no dudaría en perseguirla y enamorarla.

Sin más preámbulos se encaminaron al lugar. Los tres amigos habían planificado no dejarla sola en ningún momento. No se iban a confiar, esas personas eran despreciables y no sabían qué era lo que podían hacerle.

Irina no era una persona vengativa y ciertamente no era eso lo que buscaba, pero si sentía que era hora de demostrar quién era realmente y se sentía feliz de tan solo poder molestarlos un poco, solo un poco por todo lo que ellos le habían hecho estos años.

El hotel tenía una alfombra roja por la que caminaban los invitados. Por ella llegaban Louis con Sylvie sujeta con fuerza de su brazo, no fuera a ser que él se le escapara. Ella llevaba una sonrisa radiante en el rostro, esta era la confirmación de que ellos estaban juntos y sentía que ya todo estaba en su lugar, todo era como debió ser al principio.

Los periodistas bombardearon de preguntas al apuesto hombre, quién solo se limitaba a responder lo justo y necesario.

Señor Black ¿Formalizará su relación con la señorita Sylvie Heredia? fue la pregunta más repetida de ese corto trayecto, aunque con otros matices todos querían saber lo mismo.

Con toda la elegancia que lo caracterizaba Louis se paró al final de la alfombra, ya por entrar al hotel, se giró sobre sus talones y respondió con una amplia sonrisa que no le llegaba a los ojos.

Muchas gracias a todos por asistir a este evento tan importante para toda la familia Black. Sé que todos tienen curiosidad por mi relación con esta bella dama y les aseguro que las respuestas a sus preguntas llegaran en muy poco tiempo, solo tengan… Louis hizo una breve pausa al ver a la pareja que acababa de bajar de un lujos auto negro. Tragó en seco, pues la visión celestial que ella significaba le había quitado el aliento.

Todos los periodistas voltearon a ver a esta deslumbrante mujer y al hombre que lo acompañaba mientras que Sylvie apretaba los dientes con indignación. Esta maldita mujer había llegado para arrebatar su momento.

Louis dijo bajito para llamar la atención del hombre que seguía mudo ante la presencia de Irina.

Solo les pido a todos que tengan paciencia finalizó por fin su discurso con unos reporteros bastante impacientes por poder fotografiar a los recién llegados.

Todos corrieron hacia la pareja y comenzaron con sus preguntas. Miles de flashes los cegaron por un minuto mientras que eran fotografiados sin cesar. Emilio solo respondía con una sencilla frase a todas las preguntas.

No tengo nada que decir, gracias sonreía hipnóticamente a todos y continuaron el camino.