Keren Lombardi, un hombre apuesto, rico y poderoso, cuya vida cambia drásticamente cuando es abandonado en el altar por su prometida. Traicionado y con el corazón endurecido, Keren jura no volver a creer en el amor. Su único objetivo ahora es satisfacer el último deseo de su abuelo moribundo: encontrar una esposa y asegurar el legado de la familia Lombardi.
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capítulo 22 El pasado lo persigue
La limosina negra se detuvo frente a la entrada del lujoso salón donde se llevaría a cabo el evento empresarial del año. Un mar de luces cegadoras los esperaba, flashes de cámaras que capturaban cada movimiento de los invitados. Emma, elegantemente vestida y con una mezcla de nervios y determinación, salió del auto al lado de Keren, quien lucía imponente en su traje negro. Desde el momento en que pusieron un pie fuera del coche, fueron bombardeados con fotografías y preguntas de los periodistas.
Keren, con una mano firme en la cintura de Emma, la atrajo hacia él mientras caminaban por la alfombra roja.
—Sonríe —murmuró entre dientes, sin apartar la vista de los flashes—. Recuerda, hoy somos la pareja perfecta.
Emma, aunque incómoda por la atención, hizo lo que se esperaba de ella. Sonrió y asintió a las cámaras, manteniendo la compostura mientras sentía la presión de Keren a su lado.
Al entrar al salón, la atmósfera cambió. Luces tenues, música suave de fondo, y una multitud de rostros conocidos de la alta sociedad. El murmullo de las conversaciones llenaba el espacio, pero lo más notable era el interés que todos parecían tener en la pareja del momento.
Mientras avanzaban, Emma se sintió observada, no solo por las cámaras, sino por los ojos críticos de aquellos que pertenecían al círculo de Keren. Y entre ellos, estaba Valeria.
Valeria, una mujer alta y rubia, con un vestido de gala brillante, los observaba desde la distancia. Era imposible no notar la tensión en su mirada, especialmente cuando Keren y Emma pasaron cerca de ella. Emma sintió el desdén y no pudo evitar preguntarse cuál era su historia.
Después de algunos minutos de protocolo, llegó el momento que Emma había estado temiendo: el anuncio.
Keren tomó el micrófono en el escenario principal. La sala se silenció al instante.
—Gracias a todos por estar aquí esta noche —comenzó Keren, con una voz firme y segura—. Este evento no solo es para celebrar los logros de la empresa, sino para compartir con ustedes algo más personal.
Los murmullos comenzaron a circular por la sala mientras los asistentes se miraban entre sí, anticipando lo que vendría.
—Como muchos saben, hace un tiempo mi vida personal sufrió un golpe —continuó, su voz adquiriendo un matiz más serio—. Pero hoy, estoy aquí para anunciar que me casaré en dos días con esta increíble mujer a mi lado, Emma.
Un murmullo de sorpresa recorrió la sala, seguido de aplausos. Emma sintió que su corazón se aceleraba, pero mantuvo la sonrisa, consciente de que todas las miradas estaban sobre ellos.
Uno de los socios se acercó, con una copa en la mano y una sonrisa maliciosa en el rostro.
—Vaya, Keren, parece que lograste recuperarte rápido después de aquel... plantón en la iglesia —dijo, burlándose abiertamente.
El comentario cayó como un balde de agua fría. Emma sintió cómo la mano de Keren se tensaba en su cintura, y la expresión en su rostro cambió radicalmente. La fría sonrisa desapareció, dando paso a una mirada dura y amenazante.
Antes de que Keren pudiera responder, su amigo Adrián intervino, tratando de desviar la atención.
—¡Vamos, no es momento de recordar viejas historias! Esta es una ocasión para celebrar —dijo Adrián, con una risa forzada mientras apartaba al socio.
Keren, visiblemente molesto, soltó a Emma y se alejó de la multitud en busca de un respiro. Emma lo observó, sin saber qué hacer. Mientras tanto, Valeria, que había estado observando toda la escena, decidió aprovechar la oportunidad.
Siguió a Keren hasta una esquina más apartada del salón. Con una sonrisa venenosa, se acercó a él.
—¿En serio, Keren? ¿Te casarás con esa mujer insignificante? —dijo Valeria, cruzándose de brazos y mirándolo con desdén—. No puedo creer que hayas caído tan bajo.
Keren, aún furioso por el comentario anterior, apretó los puños y se giró hacia ella.
—No te metas en mis asuntos, Valeria. Lo que haga o deje de hacer con mi vida no es de tu incumbencia.
Valeria soltó una carcajada suave, claramente disfrutando de la situación.
—¿De verdad? Pensé que éramos amigos... o algo más. Pero parece que te has conformado con menos —añadió con sarcasmo, acercándose peligrosamente a él—. No puedo imaginarte casado con alguien tan simple, Keren. No es lo que esperaba de ti.
Keren la miró con frialdad.
—Lo que esperabas no me importa. Emma es mi futura esposa, y será mejor que te acostumbres a eso.
Valeria lo observó con una mezcla de sorpresa y desprecio, pero antes de que pudiera decir algo más, Emma apareció a lo lejos, preocupada por el tiempo que Keren llevaba fuera de la multitud.
Al ver a Valeria cerca de él, Emma sintió una punzada de incomodidad, pero decidió no darle importancia.
—¿Todo bien? —preguntó Emma, tratando de mantener la compostura mientras miraba a Keren.
Valeria no perdió la oportunidad de inyectar un último comentario.
—Sí, querida. Solo estábamos recordando viejos tiempos. Nada importante —dijo, con una sonrisa envenenada.
Emma, sin caer en la provocación, simplemente asintió y se giró hacia Keren.
—Deberíamos volver, todos están esperándonos.
Keren, aún con la molestia visible en su rostro, asintió y se alejó de Valeria sin decir una palabra más.
Mientras regresaban al centro del evento, las cámaras y los periodistas continuaban capturando cada movimiento de la pareja. Emma sabía que esta era solo la primera de muchas pruebas que tendría que enfrentar al lado de Keren. Y aunque el evento estaba diseñado para anunciar su compromiso, ella sentía que la verdadera batalla apenas comenzaba. Keren se acercó y, sin previo aviso, la tomó del brazo y la besó profundamente delante de todo. Los fotógrafos no dejaban de fotografiarlos.