Me Enamore De La Hermana Equivocada.

A pesar de haber varias habitaciones en la casa Andreas convenció a Emma de que duerman en el mismo cuarto, ella ocuparía la cama y él dormiría en un cómodo sofá que hay dentro de la misma habitación, su abuela no sabe que es un matrimonio arreglado por unos meses y no quiere romperle el corazón.

Emma aún está sorprendida por los lujos de la mansión, ella también tiene mucho dinero y está acostumbrada a vivir bien, pero nunca imagino que alguien podría vivir con tantos lujos, la habitación que compartirá con Andreas es increíblemente grande, pero muy acogedora.

La cama de la habitación es redonda, nunca había dormido en una así, con delicadas cortinas, dándole un toque sensual, unas columnas muy elegantes a su alrededor, tiene un hermoso sofá, donde prometió Andreas que dormiría, también la habitación, tiene unos increíbles ventanales que dan al jardín, un baño propio, y un guardarropa que conocerá luego

-esto es realmente increíble Andreas, de verdad tienes tanto dinero? - Emma no puede salir de su asombro.

-veo que te gusta tu habitación Emma. Pero aún hay algo más que debes conocer, ven, quiero mostrarte tu guardarropa.

-mi guardarropa? - pregunta Emma.

-en realidad iba a ser de Anna, envié a comprar toda la ropa, zapatos, perfumes, carteras y demás que ella usa, por el momento serán para ti.

Cuando Emma va hacia una puerta siguiendo a Andreas, no puede creer lo que ve al entrar , eso no es un guardarropa normal, no es como el suyo, ese guardarropa es una habitación dentro de otra

Emma nunca había visto tanta ropa, zapatos, carteras, joyas, en su vida. Ni siquiera Anna con su dinero tenía algo así... Una lástima gastar tanto dinero en una persona que no la usará, pero no tiene ganas aún de pelear, luego hablara con Andreas a su debido tiempo.

-te gusta Emma? - pregunta Andreas viendo la cara de asombro de Emma.

-acaso habrá alguien a quien no le gusten los lujos? Esto es increíble... Pero creo que si era para Anna no debería usarlo.

-puedes utilizarlo Emma, compraré otro si Anna regresa, mientras tanto tú eres mi esposa y puedes disfrutar de mis lujos. Iré a darme una ducha puedes ponerte cómoda, mientras esperas el baño.

-claro que si, gracias - cuando Andreas entra en el baño, Emma se arroja a la cama para probar su comodidad y no puede creer lo cómoda y reconfortarte que es, tanto, que pasados unos minutos se queda profundamente dormida.

Unos minutos después siente que alguien a lo lejos empieza a llamarla por su nombre:

-Emma... Emma despierta-dice Andreas dulcemente para no asustarla. Emma aún muy dormida abre los ojos y se encuentra con los preciosos ojos azules de Andreas y no puede dejar de observarlo. Sus miradas se encuentran y Andreas se pone muy incómodo, tiene muchos deseos de besarla pero no quiere arruinar la paz entre ellos. Así que se aleja de ella, cortando en seco el cruce de miradas.

-lo siento me quedé dormida - Emma no puede sacar los ojos de encima de Andreas, con su torso desnudo, recién salido de bañarse, es hermoso.

-lo siento Emma, olvidé mi camisa - algo avergonzado andreas se acerca a su guardarropa, busca una de sus camisas y se la pone - puedes usar el baño.

-gracias Andreas - Emma entra al baño de la habitación para escapar de su esposo. No puede creer lo lujoso que es, como toda la casa, una bañera redonda inmensa ocupa la mayor parte del baño, una hermosa araña cuelga del techo, con dos candelabros, haciendo un lugar muy romántico.

Emma jamás había visto tantos lujos, todavía está muy asombrada y segura de que no lo ha visto todo en esta casa.

Después de darse una increíble ducha, relajante, de varios minutos, decide ponerse una bata de baño y salir para ver si Andreas aún está en la habitación, pero se lleva una gran sorpresa al ver que él ya se ha ido, seguramente se fue para que pueda cambiarse tranquila.

Emma va hacia su nuevo guardarropa, elige un vestido celeste, unos zapatos altos marrones, una cartera haciendo juego con el vestido, unos hermosos pendientes largos, y otras joyas más para completar su atuendo

Este será el último día que se vestirá de mujer, mañana se las tendrá que arreglar con Andreas, hoy, por lo pronto lo hará quedar bien con su abuela y su prima Sara que aún no ha conocido, seguro lo hará en la cena.

Una vez que terminó de cambiarse, hacerse un lindo peinado y maquillarse discretamente, sale de su habitación para encontrarse con los demás en el comedor.

Aún sigue asombrada por la belleza de la casa, tan imponente y elegante. Emma llega a las escaleras y queda enamorada del lugar

Parece algo salido de una película, de verdad está familia tiene tanto dinero? Es increíble.

Bajando las escaleras, en el último peldaño se encuentra con Andreas, quien la toma de la mano y la ayuda a terminar de bajar.

-wow! Te ves increíblemente hermosa Emma. Pareces una princesa salida de un cuento de hadas. - Emma se pone colorada, no está acostumbrada a los halagos, mucho menos viniendo de Andreas.

-muchas gracias Andreas, tú también estás muy bien - Emma no puede dejar de mirarlo... Realmente su hermana había sido una tonta en dejar a este hombre, Andreas se ha vestido algo más informal, con una camisa blanca ajustada, que deja ver sus pectorales, un pantalón negro de vestir, unos zapatos también negros, y se había recortado el cabello y la barba, está increíblemente hermoso.

-Andreas! - llama la voz de una mujer a sus espaldas, cuando Emma se da vuelta para ver a la dueña de esa voz, se encuentra con una joven, de, más o menos, su misma edad, muy bonita, delgada, rubia, con unos increíbles ojos azules, iguales a los de Andreas,

Sin dudas es su prima Sara, piensa Emma, las mujeres griegas son increíblemente hermosas, y Emma se siente fea e insegura al lado de ella.

Andreas suelta la mano de Emma y abraza a Sara con mucha fuerza y cariño:

-oh Dios mío Sara, hace cuanto no te veía - dice Andreas con ternura.

-Primo... Hace meses que no vienes por aquí, la abuela y yo te extrañamos - la joven devuelve el abrazo de su primo.

-mira Sara, déjame presentarte a Emma, ella es mi esposa, Emma ella es mi prima, Sara, pero es más como una hermana. - Emma, pesar de sentirse insegura, saluda a Sara con un beso, aunque esta apenas se inmuta.

-tu esposa? - dice Sara mirando a Emma de reojo, con cara de pocos amigos, pero disimulando frente a Andreas - así que te has casado y no nos has invitado a la abuela y a mí.

-lo siento Sara, es que todo fue muy rápido, por eso, traje a Emma para que la conozcan y porque debo venir a encargarme de unos negocios.

-está bien, está bien Andreas, te perdono porque eres mi primo favorito - Sara le da un beso en la mejilla a Andreas, algo dentro de Emma le dice que para esa mujer Andreas es algo más que su primo.

-Emma, vamos al comedor - Andreas hace que Emma se tome de su brazo, y que del otro brazo se tome Sara, entrando los tres juntos al comedor,

Emma no puede creer lo que ven sus ojos, jamás había estado en una mansión así, el comedor es un sueño, una mesa larga, con sillas blancas muy elegantes, arañas colgando, cortinas blancas y violetas recubren los bellos ventanales que dan al jardín de la mansión.

Allí sentada en la mesa, esperando por los comensales, está su abuela Sofía, muy contenta de verlos a los tres. También vestida muy elegantemente.

-oh por Dios abuela..., perdón por las demás damas presentes, pero eres la mujer más bella de la noche - Andreas se acerca a su abuela y le da un tierno beso en la mejilla.

-eres un adulador Andreas-dice Sofía riéndose - mira lo que son esas mujeres, Emma, Sara están hermosas niñas, ojalá tuviera su juventud todavía.

-oh, te amo abuela - Sara se acerca y saluda a su abuela también con un beso.

-muchas gracias, señora Sofía, usted se ve increíble.

-por favor Emma, eres la esposa de mi nieto, puedes decirme abuela tú también - Andreas no puede creer lo que escucha, su abuela es la mujer más buena de este mundo, pero no le cae bien cualquier persona, las novias que ha traído él a su casa, ninguna las quiso, Andreas sabía que tendría problemas en que su abuela aceptara a Anna, pero con Emma... La acepto en el momento, Sofía tiene mucha experiencia de vida , sabe reconocer a una buena persona a primera vista.

-vengan vamos a comer - cuando los cuatro están sentados en la mesa, Sofía llama a las de servicio, quienes traen un plato para cada comensal - les hice preparar musaka, el plato favorito de mi nieto-musaka, es una comida tradicional griega, que consta de un pastel de varias capas, compuestas por berenjenas, batatas y cebolla, muy rico

-abuela no puedo creer que lo hayas hecho cocinar por mí-Andreas siempre estará agradecido con esa mujer... A pesar de no ser su verdadera abuela, lo crío como tal, sin hacer nunca diferencias entre sus primos.

-come mi amor y disfrútalo... Esta es mi manera de demostrarte lo feliz que estoy que hayas vuelto a casa. Pero cuéntenme como se conocieron... En que trabajas Emma y a que se dedica tu familia. - Emma no sabe que decir, se siente como si estuviera fuera de lugar, esa silla debería estar ocupándola Anna, no ella.

-señora Sofía... - dice Emma titubeando-Mi familia se dedica a la crianza y venta de caballos, al igual que ustedes, y yo me encargo de la crianza y del cuidado de la finca.

-tú trabajas en tu propia finca? - dice Sara despectivamente - quiere decir que siempre estás sucia, rodeada de hombres y de caballos... Ay no Emma, ese trabajo no es para mujeres.

-Sara... Emma es la mejor trabajadora que he visto, no sabes con qué cuidado y amor trata a sus animales y sí... No le molesta estar cubierta de tierra - Emma no puede creer que Andreas la esté defendiendo.

-lo siento Emma... No quise ofenderte-se disculpa Sara, pero Emma sabe que sus disculpas son falsas, se le puede ver en sus ojos... Esa mujer no es tan buena como Andreas piensa.

-está bien Sara, no te preocupes, entiendo que no cae bien ver a una mujer haciendo el trabajo de hombre.

-no tiene nada de malo,, niña... Las mujeres estamos hechas para hacer todo lo que nos propongamos, me alegro que ames tu trabajo y te ganes tu dinero con mucha dignidad.

-gracias, señora Sofía - Emma se siente más tranquila, Sofía, a pesar de su edad avanzada , es una mujer moderna, que quizás no vería tan mal que ella estuviera vestida de hombre, ayudando con los caballos de la finca.