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SEDUCIENDO A MI EX SUEGRO

SEDUCIENDO A MI EX SUEGRO

Status: En proceso
Genre:Traiciones y engaños / Amor-odio / Venganza de la protagonista / Casada con el millonario / Jefe en problemas / Triángulo amoroso
Popularitas:16.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Lilith James

Emma lo tenía todo: un buen trabajo, amigas incondicionales y al hombre que creía perfecto. Durante tres años soñó con el día en que Stefan le pediría matrimonio, convencida de que juntos estaban destinados a construir una vida. Pero la noche en que esperaba conocer a su futuro suegro, el mundo de Emma se derrumba con una sola frase: “Ya no quiero estar contigo.”

Desolada, rota y humillada, intenta recomponer los pedazos de su corazón… hasta que una publicación en redes sociales revela la verdad: Stefan no solo la abandonó, también le ha sido infiel, y ahora celebra un compromiso con otra mujer.

La tristeza pronto se convierte en rabia. Y en medio del dolor, Emma descubre la pieza clave para su venganza: el padre de Stefan.
Si logra conquistarlo, no solo destrozará al hombre que le rompió el corazón, también se convertirá en la mujer que jamás pensó ser: su madrastra.

Un juego peligroso comienza. Entre el deseo, la traición y la sed de venganza, Emma aprenderá que el amor y el odio

NovelToon tiene autorización de Lilith James para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 14

Robert

Hablar de traiciones… no era lo que tenía en mente esta noche. No con ella. No cuando cada movimiento suyo parece diseñado para recordarme el deseo desesperado que ha despertado en mí.

La observo mientras se acomoda el cabello. El gesto es simple, pero en ella luce tentador. Me inclino hacia adelante, lo suficiente para invadir su espacio.

—Sabes…— Digo, dejando que mi voz se arrastre como un roce. —No vine aquí para hablar del pasado. Lo que me interesa es el presente.

Sus labios se curvan apenas, expectantes.

—¿Y qué es lo que quiere saber del presente Robert?— Me provoca.

Clavo mis ojos en los suyos, saboreando la tensión.

La cabeza me palpita cada vez que la escucho pronunciar mi nombre.

—Todo lo que aún no me has dicho— Respondo y dejo que la intensidad haga el resto.

Ella traga saliva, pero mantiene la mirada. La veo retar, y me gusta. Demasiado.

De pronto, cambia de tema, como si buscara huir de esa presión que la tengo obligada a sostener.

—En unos días viajaré a Francia— Me dice con naturalidad—. Solo una semana… al menos, eso creo. Así que no podremos vernos.

Mi cuerpo reacciona antes que mi mente. Aprieto la mandíbula con tanta fuerza que el chasquido me retumba en los dientes.

—¿Eso crees?— Repito, despacio.

Ella suspira, con un aire melancólico que no le había visto antes.

—Mis padres quieren que regrese a vivir allá. Y… no sé, con la manera que me siento últimamente, tal vez logren convencerme.

Un frío inesperado me recorre. No la quiero en Francia. No la quiero lejos. Y la rabia sorda que me carcome por dentro me traiciona, endureciendo cada rasgo de mi rostro.

Ella lo nota. Por supuesto que lo nota. Y en lugar de suavizar la confesión, sonríe con picardía, inclinándose hacia mí.

—¿Por qué esa cara?— Pregunta en un susurro. —¿Vas a decirme que si me voy… me vas a extrañar?

Sus palabras se clava hondo. Ella no se imagina lo mucho que ya me está calando bajo la piel. No lo sabe… o quizás sí, y por eso lo dice.

Me acerco un poco más.

—Extrañar… no es la palabra.

Mis dedos rozan su mano, apenas, lo suficiente para que un escalofrío la recorra.

—Digamos que no soy de los hombres que disfrutan perder lo que desean.

La sonrisa insolente que me lanza me quema más que el whisky más fuerte. No pienso. No razono. Simplemente la tomo de la mano y la jalo hacia mí. Su cuerpo choca contra el mío con un leve jadeo y, antes de que pueda reaccionar, la acomodo sobre mi regazo, abierta de piernas.

El peso de ella sobre mí es un tormento exquisito. Sus caderas encajan contra las mías, y mis manos se posan con firmeza en su cintura, reclamando ese territorio como si fuera mío desde siempre. La observo, incapaz de apartar la vista. Es demasiado, demasiado para cualquier hombre.

Un murmullo se me escapa, más para mí que para ella:

—¿Quién demonios eres… y qué estás haciendo conmigo?

Ella ladea la cabeza, los labios apenas separados, y me observa con ese fuego en los ojos que me enloquece. Luego sonríe, despacio, como una mujer que sabe exactamente el efecto que tiene en mí.

Su voz es un veneno dulce, melódico y sensual:

—Soy el incendio que no podrás apagar…— Susurra, con la seguridad de una reina.

Su confesión me golpea en el centro del pecho y más abajo, avivando sin misericordia la erección que ya late contra ella. Gruño bajo, instintivo, y la aprieto con más fuerza contra mí, pegándola a mi dureza como si quisiera fundirla conmigo.

Ella jadea apenas, y esa mínima reacción me enloquece. La sujeto de la nuca, forzándola a mirarme, a sostener mis ojos oscuros que no piden permiso, exigen.

No hay aire suficiente. No hay cordura suficiente. Solo ella, respirando encima de mí, hambrienta y desafiante, como si hubiera nacido para arrastrarme a esta condena.

—Entonces quédate ahí, incendio— Murmuro contra sus labios, rozándolos sin besarla todavía. —Y arde solo para mí.

Sus ojos me hipnotizan, brillando con esa chispa indomable que me está volviendo loco y que ella parece ignorar que posee. No espero más. Tiro de su nuca y aplasto mis labios contra los suyos en un beso que es todo menos delicado. Es hambre, es furia, es necesidad reprimida que por fin encuentra escape.

Ella responde igual, con esa avidez que me obliga a profundizarlo, a invadir su boca con la mía hasta que no hay respiro, hasta que todo el aire que necesito parece estar en ella. Mis manos suben de su cintura a su espalda, la acerco más, demasiado más, presionándola contra mi erección que ya no puedo ni quiero disimular.

Su gemido ahogado vibra en mi boca, y ese pequeño sonido me arranca un gruñido bajo, primitivo. La aprieto contra mí, como si quisiera fundirla con mi cuerpo, hacerla solo mía.

Mis labios bajan por su mandíbula, su cuello, marcando un camino de besos y mordidas suaves que la hacen arquearse en mi regazo. Ella me sostiene del cabello, tirando apenas, y esa mezcla de control y rendición me enciende aún más.

—Maldita sea, Emma…— Murmuro contra su piel, con la voz ronca de deseo. —No sabes lo que me estás haciendo.

Su risa entrecortada y sensual, me enciende aún más. Vuelve a mirarme con los labios húmedos, los ojos dilatados, y lo sé: ya no hay marcha atrás.

No puedo detenerme. La deseo demasiado. Mis manos suben a su abrigo y lo deslizan de sus hombros con brusquedad, arrojándolo al suelo. Bajo la tela, el traje celeste se ajusta a sus curvas y me arranca un suspiro entre dientes. Ella me imita, con manos rápidas que desabotonan mi chaqueta, me la quitan y la dejan caer.

—Eres un peligro, Emma— Susurro contra su boca, antes de besarla con tal fuerza que me duele.

La tela de su chaqueta se resiste, pero yo no. Tiro de ella hasta dejarla libre, hasta verla solo con la blusa que se amolda a su figura. La excitación me enloquece. No pienso, solo actúo. Mis dedos atrapan el borde de la tela y, con un movimiento impulsivo, la rompo. El sonido del desgarro llena el espacio, revelando un sujetador de encaje negro que aprieta unos pechos perfectos, redondeados, que parecen creados para mis manos, para mi boca.

Ella se estremece, jadeando, y sus uñas se clavan en mis hombros. Mis labios bajan a su cuello, devorándolo, besando, mordiendo, marcándola. Aspiro su perfume, esa mezcla de flores y piel caliente, hasta enloquecer. Mis dientes rozan la curva de sus pechos y mi lengua se desliza por el borde del encaje, lento, cruel, disfrutando cómo su respiración se vuelve errática.

—Dios…— Jadea ella, arqueándose sobre mí.

Sus manos se deslizan por mi torso, arrancando botones, acariciando mis abdominales con una reverencia casi obscena. El contraste de sus dedos suaves con mi piel ardiendo me arranca un gruñido gutural. Vuelvo a besarla, esta vez más salvaje, más exigente, reclamándola.

Pero entonces, de golpe, todo cambia. Ella me aparta, con un movimiento brusco. Se baja de mi regazo, respirando agitada, con el rostro encendido por el deseo… y la confusión.

—Emma…— Mi voz es un filo áspero de necesidad.

Ella se inclina a recoger su abrigo, temblando mientras se lo pone arregla la blusa vuelta jirones como puede. No me mira.

—Lo siento, Robert…— Dice al fin, con un hilo de voz. —No puedo…

Me quedo quieto, jadeando, con las manos aún ardiendo por la forma de su cuerpo.

Ella alisa su pelo, respira hondo y al fin me mira, con esa mezcla de disculpa y firmeza que me deja completamente desconcertado.

—¿Puedes llevarme a mi casa?— Pregunta.

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Alison Mendoza Sotelo
Nesesito una pareja contra viento y marea
Alison Mendoza Sotelo
Que se quede y de una vez cuente todo xfabor
Beth Bo
Será que nos pueden dar un baby Falcone por favaaaaaar
Beth Bo
Pobrecita, Stefan la traumó con eso del aburrimiento
Beth Bo
No puedo creer que este cucaracho sea hijo de Robert
Beth Bo
Esooo!!! Robert no la esconde, quiere que todos la conozcan
Beth Bo
Esooo!!! Robert no la esconde, quiere que todos la conozcan
Mauge Albornoz Diaz
sii se tiene q quedar!! deben ser felices juntos
Monica Hernández
siiii que se quede y obvio ella le tiene que decir lo que sucedió con Stefan antes de que la víbora de la ex esposa lo sepa y se lo diga ojalá que Emma ya se lo diga y que Robert falcone le de la revolcada de su vida que saque a relucir lo celoso posesivo y que la marque así Emma sabrá a aquien pertenece 🤭🤭🤭
Monica Hernández: total ya le dijo que aunque se vaya la encontrará que más da si emma le da el susto para después darle el gusto🤭🤭🤭 ya le dio una probadita o adelanto
total 1 replies
Griselda Enrique
obvió no se le puede decir NO a un papucho como el 🥵🥵🥵🥵🥰🥰🥰🥰🥰🤭🤭🤭🤭
Nancy RoMo
si q se quede 😁
Nancy RoMo
yo tambien necesito uno con urgencia 🥹🥺😅🤣
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
que se quedé.!!!!! que se quedé... que sigan disfrutando de los placeres de la vida.. jajajaja ❤️‍🔥❤️‍🔥😍😍
ana luisa
Que se quede es su mujer que luchen los dos que hablen y sesn sincero
ana luisa
Que se quede es su mujer que luchen los dos que hablen y sesn sincero
Emperatriz Reales
Huy q caliente este capitulo
Emperatriz Reales
Enma tiene q hablar claro, las mentiras solo entierran lo bueno q pueda existir
Aracelis Durango
Emma sincerate con Robert y deja de lado la venganza ya no hay vuelta atrás ya están tan enamorados 😍 que se reconcilian de una vez
Aracelis Durango
Yo quiero un Robert también, pero allí está el pero que va a pasar cuando sepa que Emma era su nuera y ya no solo espero que lo tome bien. Emma aprovecha y dile a Robert porque en algún momento lo tiene que saber
Neuris González
te entiendo amiga 👌😃 estoy igual q tu.🫂❤️‍🔥💐
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