Al Diablo Tus Reglas

Guadalupe

Voy al altar del brazo de mi padre y claramente al igual que mi madre puedo ver la emoción en sus ojos, quizás porque sabían que jamás me casaría de no ser por esto.

Veo a mi futuro esposo ahí parado esperándome con su cara de velorio tan característica, ¿Le habrán dado limones en el desayuno? Sería probable. Cuando levanta mi velo lo veo mirándome asombrado y al menos algo bueno salió de todo esto y lo dejé sin palabras. Me dice que me veo bien y se que se arrepiente inmediatamente luego de decirlo pero aprovecho para dejarle en claro quién soy y le digo que se que me veo bien pero que el sigue luciendo aburrido.

Me odia pero se que también le resulto atractiva, no soy idiota y sé cómo me mira y también porque no sabe disimular. Hasta que no le baje dos rayitas a su arrogancia y aires de superioridad conmigo no podremos tratarnos cordialmente jamás y prefiero que me odie de todos modos porque así no me querrá en su cama. Seguro estará pensando que soy un desafío o algo así, y que por tener dinero y poder puede tener a sus pies a la mujer que desee, conmigo se equivocó.

El sacerdote se ríe continuamente, lo adoro. Cuando nos declara marido y mujer y dice "puede besar a la novia" pienso que esto es parte del sacrificio y debo ceder. Ruego porque no tenga mal aliento o mal sabor porque sería asqueroso. Unimos nuestros labios y su actitud me parece brusca, no había necesidad de tomarme de la cintura o agarrar mi cabeza, aunque quisiera no podría huir. Me dice que no olvide mis obligaciones y debo permitir que me bese nuevamente pero siento que se excede.

Mueve sus labios con maestría, es brusco pero a la vez suave. Lo excesivo es que introduce su lengua en mi boca y siento que piensa estar buscando un tesoro o algo porque me lamió hasta las muelas. Para colmo cierra los ojos, está disfrutando del momento mientras yo estoy en shock. No puedo empujarlo porque se vería pésimo.

Finalmente rompe el beso cuando descubre que debe respirar y que su lengua debe estar dentro de su boca. Entre felicitaciones y saludos llegamos a la limosina que nos llevará al salón donde se llevará a cabo el festejo y es cuando puedo reclamar por el maldito beso a lo que responde que si así me pongo por un simple beso como lo haré en la cama. Le volteo el rostro de una cachetada por estúpido y aún así no es suficiente, con gusto le pegaria en la otra mejilla para emparejar el sonrojo pero me aguanto.

Llegamos más tarde cuando ya su mejilla no luce tan roja y todo se ve elegante, lujoso, perfecto, ¿Que hago aquí? Siempre evite asistir a lugares así y ahora en mi honor debo aguantar ésta farsa. Comemos y las porciones son tan reducidas que hasta un bebé se quedaría con hambre, ahora comprendo por qué todas las modelos y personas adineradas son delgadas, no comen. Cuando lucho por mantenerme despierta es el momento del baile.

Se mueve bien, todo perfecto y yo sé hacerlo pero aún así me aburre, me parece estúpido. Preferiría una bachata, salsa o cualquier ritmo bailable. Luego se acerca mi padre, mis hermanos y otros hombres a bailar conmigo al igual que a Brandon otras mujeres. Llega el turno de su padre y me dice tan bajo para que yo solo escuche "sabía que tú eres la mujer indicada para mi hija, bienvenida a la familia. Tenle paciencia, él no es malo y no dudes en ponerlo en su sitio si lo merece. Si necesitas algo cuentas conmigo" "Gracias señor" fue lo único que pude pronunciar.

Definitivamente su padre está loco aunque su hijo es el más afectado, debería huir pero di mi palabra. Estos dos años se que serán infernales.

Partimos el pastel y él vuelve a besarme; no tengo más remedio que corresponder aquello que sigue pareciendo excesivo y debido a que hay gente no puedo morderlo. Todos esperan la tradición de darnos pastel mutuamente lo cual no entiendo, tengo dos manos funcionales que me permiten alimentarme por mi misma. Él pone un trozo de pastel en mi boca y lo empuja con el dedo provocando que casi me ahogue y en venganza le decore todo su rostro perfectamente cuidado con pastel, ahora hasta divertido parece. La gente ríe y él vuelve a besarme.

Jamás fui cariñosa con mis ex novios, es decir lo normal de beso, abrazo, caricia y necesito mi espacio personal pero Brandon no me deja sola un minuto y además me besa continuamente cuando no somos absolutamente nada.

Su padre propone un brindis y luego nos despedimos de los más cercanos y nos vamos finalmente. De sonreír por horas me duele el rostro, el vestido me molesta muchísimo, los zapatos ni hablar. No hago más que entrar a la limosina que dejo mis pies libres.

Vestido de Guadalupe

Abordamos un avión y se que es suyo o de su padre porque tiene escrito Brown en letras grandes. Busco el cuarto y me acuesto, estoy agotada y mi cuerpo reclama horas de sueño. Cuando estoy por cerrar mis ojos la puerta del cuarto se abre y mi esposo entra, adiós paz