Elizabeth es una chica de 20 años con sueños y metas que desea cumplir. una mañana al despertar su padre le informa que es una mujer casada y debe irse a vivir con su esposo. Elizabeth no puede creerlo, y así comienza una historia de amor.
¿Puede al final la vida ser justa con ella?
¿Podrá ser realmente feliz?
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Bofetada
Mario sintió el cuerpo de la chica ponerse tenso. Separo su cabeza del cuello de Elizabeth, al verla a los ojos, notó una clara molestia reflejada en ella.
Soltó su mano de la cintura de ella, y apretó la barbilla de Elizabeth con fuerza. La chica sintió una clara incomodidad, pero, aun así, se mantuvo firme y no mostró ningún miedo.
Si lo hacía, Mario creería que la sometido a él. Un gusto, que Elizabeth no estaba dispuesta a darme a un hombre tan mezquino como lo era Mario.
Esa actitud era la que tanto llamaba la atención a Mario. Elizabeth, no era como otras mujeres. Le encantaba la forma desafiante en que ella lo ve. Esos ojos azules, que se vuelven oscuros cuando se enoja.
La rebeldía que demostraba Elizabeth, era sin duda algo que volvía loco a Mario. Un hombre acostumbrado a que todas las mujeres a su alrededor caigan a sus pies. Que le supliquen, para que voltee a mirarlas.
Ver a una mujer rebelarse a él, era un sentimiento que jamás había sentido. Era la primera vez que deseaba someter la voluntad de una mujer a él.
_______ Lo estás recordando, ¿Cierto?
Elizabeth recordó aquella noche, lo sintió como si otra vez lo estuviera viviendo.
Mario acompañado por otros dos hombres, entraron al restaurante muy exclusivo de la ciudad. Entraron a una de las habitaciones privadas, en donde podían beber y divertirse sin que nadie los interrumpiera.
Elizabeth fue enviada ahí, aún sabiendo que era su primer día de trabajo. Al ser una de las meseras más hermosa; el encargado envió a Elizabeth a atender a Mario y a sus compañeros.
_______ Buenas noches, señores. Bienvenidos a este restaurante. Mi nombre es Elizabeth Wilson, y seré su mesera por esta noche.
Elizabeth se presentó amablemente, sin imaginarse lo que pasaría más tarde. Ella atendió la mesa, y dio lo mejor de sí misma. Para dejar una buena impresión a los clientes.
Sin embargo, desde el primer segundo que Mario la vio, quedó hechizado con su hermosura. El hombre creyó que podía divertirse con ella, como lo había hecho antes. Pero se equivocó.
Elizabeth estaba muy lejos de ser como las mujeres con las que Mario se había acostado en el pasado.
El tiempo pasó, Mario se concentró en hablar de negocios con los otros dos hombres. Bebieron hasta embriagarse. Al terminar la noche.
Mario decidido a llevarse a Elizabeth a su hotel, y festejar con ella, todos los negocios que había cerrado esa noche.
Agarró a la chica de la cintura y trató de besar sus labios. El fuerte aliento alcohol, molestó a Elizabeth. Intentó alejar a Mario de ella, y salir de la habitación privada, sin embargo, sería imposible.
_______ Debo irme. _____ Susurró Elizabeth con dificultad.
________ Vamos, pagaré muy bien por tus servicios. _______ Elizabeth abrió enormemente sus ojos, al escuchar las palabras de Mario.
Sin pensar en nada que no fuera escapar de allí. Elizabeth levantó su rodilla y la estrello en medio de las piernas de Mario. Inevitablemente, Mario soltó a la chica, ella no dio ni dos pasos hacia la puerta, cuando fue agarrada por los escoltas de Mario.
Enfurecido, Mario sacó su arma de atrás de su cintura, le apuntó a Elizabeth, con toda la intención de hacerla pagar por su atrevimiento.
Al final, Mario guardo su arma y dejó que los escoltas dejaran ir a Elizabeth... Después de recordar todo lo sucedido aquella noche. Elizabeth contestó.
_______ Cómo olvidar tu cara de dolor, al sentir mi rodilla estrellarse en tus pelotas. Es algo que jamás voy a borrar de mi mente.
La sangre de Mario ardió dentro de sus venas. Fue algo que hasta la fecha no ha podido olvidar. Ninguna mujer en el mundo se atrevió hacer lo que Elizabeth hizo.
________ No me provoque, niña. Jugar con fuego es muy peligro. No, habrá nadie en este salón que pueda defenderte. _____ Mario estaba perdiendo la paciencia, algo que Elizabeth, podía lamentar.
________ ¿Sacarás tu arma y me vas a disparar delante de todos? ¿Manchadas con mi sangre este piso blanco?
________ Dejame decirte que me harías un gran favor. ______ Elizabeth continuó siendo desafiante.
Mario soltó la barbilla de Elizabeth, pasó su mano detrás de la cabeza de la chica, y unió sus labios a los de ella como un castigo.
No importa cuanto Elizabeth luchará, sus esfuerzos eran en vano. Ante las fuerzas de un hombre fuerte y alto como lo es Mario.
Nadie ahí presente se atrevió a enfrentar a Mario para defender a Elizabeth. Ni el hombre que se suponía sería su esposo.
Esteban solo pudo apretar sus puños con fuerza. Ver con furia, como otro hombre besaba con tanta pasión los labios de la mujer que pronto se convertirá en su esposa.
Mario no soltó a Elizabeth hasta que su boca sintió un sabor a sangre. Asustada, Elizabeth miró a Mario, su cuerpo quedó clavado ahí por mucho tiempo. Tristemente, se dio cuenta de que era un hombre con el que no se podía jugar.
Aun así, Elizabeth tomó las fuerzas necesarias, para levantar su mano y dejarla caer en la mejilla de Mario. No iba a permitir una falta de respeto como a su persona. Sin importe quién era el hombre delante de ella, Elizabeth no tenía miedo.
El fuerte sonido de la bofetada, se escuchó en todo el salón. Todos los invitados voltearon a ver aquella escena. Nadie podía creer lo que miraban.
¿A caso, Elizabeth deseaba morir allí mismo? Nadie en su sano juicio se atrevería hacer lo que ella hizo.
En segundos, el salón se quedó completamente en silencio. Diana, Emma; y José se quedaron atónitos.
Las consecuencias para su familia sería miserable. Ya que era obvio lo que pasaría con ellos. José solamente pudo apretar sus dientes. Mirando a Mario observar a su hija, sin ninguna emoción.
Elizabeth se dio la vuelta queriendo escapar, pero, Mario no se lo iba a permitir. Agarró el brazo de la chica, y dijo.
________ ¡Pongan música, aquí no ha pasado nada! ______ En poco tiempo, todo siguió con la fiesta.
Elizabeth fue obligada a bailar con Mario, hasta que la fiesta terminó. Después, de eso; Mario se fue sin decir nada y Elizabeth subió a su habitación.
La chica sentía arder sus pies, en ningún momento, Mario permitió que descansará. Fue su manera de castigarla por la bofetada.