Todo lo que hace una mamá por el bien de su hijo.
Anastasia una joven mamá que se verá obligada a tomar una drástica desicion para salvar la vida de su hijo.
Podrá Anastasia salvar asu hijo y también encontrar el amor verdadero.
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Enamorado
Escucharla decir que tenía un hijo enfermo y que por eso se casó conmigo me hizo sentir más miserable de lo que ya me sentía. Cuando la hice firmar el contrato falso de matrimonio a cambio del dinero, juré que la utilizaría a mi antojo, pero la jugada me salió mal. Luego de lo que pasó esa tarde en mi habitación, me quedé con una culpa terrible, y más después de ver lo decepcionada que estaba mi nana de mí.
Fui un estúpido. Quería demostrarle a Anastasia que yo era quien mandaba, porque la había comprado. Por eso, la tomé a la fuerza, pero eso me mortifica todos los días. Y lo peor de todo es que no sé cómo pedirle disculpas, aunque sé que no las merezco. Y para completar, terminé enamorándome de ella en tan solo 2 meses.
El contrato que la hice firmar era falso. No estamos casados ni nada de eso. Yo sé que me arriesgué muchísimo al darle esa cantidad de dinero, pero no era nada mío, sino más bien todo era el dinero que mi tío Juan me ha estado dando durante todos estos años.
Escucharla llorar y verla sufrir de esa manera me rompe el corazón, pero ¿qué puedo hacer? Intentaría hablar con ella, aunque sé que por su carácter jamás me va a dejar ayudarla. Y la verdad no entiendo por qué en ningún momento ella mencionó que tenía un hijo. Ahora entiendo sus salidas todos los días, de las que siempre me quejo y por las que siempre discutimos.
La verdad no sé cómo se dejó abusar de mí, porque eso fue lo que hice: abusé de ella. Con el carácter que tiene, siempre termina haciendo lo que ella quiere, y lo digo por muchas cosas. La hacienda antes era oscura y apagada, pero ella lo cambió todo. Salir al jardín y ver las distintas clases de flores que hay ahora me hacen recordarla a ella, a mi difunta esposa.
Mariana era la mujer de mi vida. Nos casamos muy jóvenes, y desde que nos habíamos casado intentamos ser padres, pero parecía que era imposible. Pero un día nos dieron la sorpresa de que ella estaba embarazada. Lamentablemente, su embarazo era muy riesgoso, y eso nos impedía viajar a Estados Unidos. Y, desgraciadamente, aquí en Paraguay no tenían los elementos necesarios para poder tratarla. Y, lamentablemente, mi esposa falleció durante el parto. Pero mi hijo había nacido muy sano, o al menos eso pensaba yo, porque cuando mi hijo tenía 9 años descubrimos que tenía Leucemia. Y, lamentablemente, cuando lo descubrimos, ya estaba en la última etapa. Y aunque lo llevé a Estados Unidos, ya no se pudo hacer nada.
La gente aquí en el pueblo rumora que yo maté a mi propio hijo, y básicamente es así, porque después de que mi esposa falleciera, me encerré en mi dolor y en la tristeza, y nunca fui un padre para mi hijo. Yo creo que por eso mismo Dios decidió quitármelo. Leticia se hizo cargo de él, y tal vez si yo hubiera sido un verdadero padre, mi hijo estaría vivo.
Después de eso, decidí levantar la clínica para cáncer que hay aquí en el pueblo. Era raro que en un pueblo como este haya una clínica tan importante, pero este pueblo era lo que mi papá más quería, y por eso decidí hacerla grande construyéndola aquí.
Después de la muerte de mi esposa, juré no volver a estar con ninguna mujer. Cuando Juan me habló de Anastasia, tomé la decisión de ofrecerle el contrato falso por dos razones. Una era que necesitaba quitarme de encima a la hija de los Martínez, que me perseguía desde antes de que mi esposa falleciera.
Esa mujer está totalmente loca y obsesionada conmigo. Cuando aún mi esposa vivía, me perseguía siempre y se ofrecía para ser mi amante, pero jamás accedí a ninguna de sus locuras. Y su obsesión conmigo se volvió más después de que me quedé viudo, pero jamás cedí ante ella. Después de que enviudé, hasta sus padres empezaron a sermonearme para comprometerme con su loca hija.
Ahora mismo tengo un respiro de ellos, ya que viajaron a Buenos Aires por asuntos familiares, pero estoy seguro de que muy pronto regresarán. Y la segunda razón fue porque cuando la vi por primera vez en esa foto que me mostró Juan, quedé encantado con ella. Realmente era preciosa, su cabello rojizo con rulos la hacía ver exageradamente hermosa.
Juan quiso hablarme de por qué ella necesitaba tanto dinero, pero no quise escucharlo, y hoy sé que eso fue un gran error. Capaz si lo hubiera sabido desde el principio, jamás me hubiese aprovechado de ella. Pero lamentablemente lo hecho, hecho está. No puedo hacer nada más. Ya le hice daño. Ahora hablaré con mi nana para ver qué puedo hacer para ayudarla, porque no creo soportar verla sufrir de la manera en que lo está haciendo.
Se ha vuelto tan importante para mí en tan poco tiempo que me siento estúpido por eso, la verdad, no puedo creer que a mi edad me haya enamorado de ella así.
Y del caso que tengo con Juan es algo complicado, o tal vez no. Era hermano de mi papá, pero rompí lazos con él luego de la muerte de mi papá. Ellos estaban discutiendo por algo, después de eso mi papá tuvo un accidente en el carro y ahí falleció. Yo terminé echándole la culpa a mi tío por su muerte. Mi mamá, después de eso, decidió viajar a una isla que prácticamente era nuestra. Mi papá lo había fundado hace años atrás.
Mamá después de eso no volvió a Paraguay. Yo suelo ir a visitarla una vez al año. Ella siempre me pidió que no culpara a mi tío, que estaba siendo injusto, pero nunca le hice caso.
Mi papá falleció cuando apenas yo tenía 17 años. Fue hace un par de años. Ahora ya estoy por cumplir los 40.
Cuando a su esposa se le murió el paciente, la imputaron y para que pudiera salir bajo fianza, él vino por mi ayuda. Sí le ayudé, pero le estoy cobrando mensualmente el 80% de lo que gana mensualmente en la clínica.
Él trabaja en el centro de este departamento en el hospital, igual que su esposa. Pero cuando abrieron la clínica, yo mismo decidí que él viniera a trabajar aquí, ya que era especialista en cáncer infantil.
Pero no he tocado nada del dinero que me ha dado. Todo lo tengo guardado en una cuenta en el banco a su nombre otra vez.
Capaz alguna vez nos sentemos a hablar del por qué él discutía con mi padre el día de su muerte. Yo estoy seguro de que ese día papá estaba dispuesto a viajar en alguna parte.