De Regreso a Mis Días de Escuela

Clarissa miró el dinero que tenía en su billetera. Resultó que solo había dos billetes de cien mil rupias y un billete de veinte mil rupias.

A partir de hoy, Clarissa debe empezar a ahorrar. Ya sabía que todas las facilidades que había estado utilizando habían sido congeladas por su padre.

Clarissa fue a la parada de autobús caminando. Aunque nunca antes había subido a un autobús, quería aprender. No le importaban los otros estudiantes que la miraban confundidos.

Llegó el autobús. Subió al autobús haciendo fila, porque muchos estudiantes subían.

Clarissa buscó un asiento vacío y se sentó. Finalmente pudo respirar aliviada.

"Wow... una hada subió al autobús", dijo alguien que acababa de sentarse a su lado.

"¿Por qué?", preguntó Clarissa al saber quién se sentaba a su lado.

"Solo me sorprende. ¿Por qué no te recogen hoy?", preguntó el joven que estaba sentado a su lado.

"Solo quiero aprender a subir al autobús, ¿no puedo?"

"Idih, ¿quién te lo prohíbe? Solo digo wow."

"¿Tú subes a esto todos los días?"

"No todos los días. A veces traigo mi moto, a veces me llevan".

"Oh... ¿Podrías ayudarme?"

"Si puedo, ¿por qué no?"

"Es que es la primera vez que subo a esto, en realidad no sé si este autobús pasa por mi casa".

"¿Dónde vives?"

"En el apartamento Pelangi".

"Está cerca de mi casa entonces. Tranquila, te bajas conmigo entonces".

"¿No me estás mintiendo, verdad?"

"¿Acaso tengo cara de mentiroso?"

"No digo eso".

"Tranquila, Aa Rendi no es un mentiroso", dijo Rendi riendo.

Ese hombre era Rendi, la persona que conoció en el parque. Durante todo el camino hablaron de muchas cosas.

Rendi invitó a Clarissa a bajarse en la parada cerca de su casa. Resultó que Clarissa todavía tenía que caminar unos quinientos metros para llegar a su apartamento.

"Gracias, Ren... Me acompañaste hasta aquí", dijo Clarissa sinceramente. En ese momento ya estaban frente al edificio de apartamentos.

"No hay problema, mi casa no está lejos de aquí. ¿Podrías darme tu número de teléfono?", pidió Rendi mientras extendía su teléfono.

"¿Para qué?"

"Para llamar, ¿para qué más?", dijo Rendi negando con la cabeza.

"Lo siento, no es que no quiera dártelo, pero quiero vender mi teléfono. ¿Conoces algún buen lugar?"

"¿Para qué? ¿Tu teléfono tiene algún problema?"

"Solo responde, no seas complicado", respondió Clarissa con el ceño fruncido.

"Aquí cerca hay uno. ¿Quieres que te acompañe?"

"¿No hay problema?"

"Tranquila, Aa siempre estará ahí para ti, nena", bromeó Rendi mientras subía y bajaba las cejas.

"Deja de halagarme, ¿me acompañas o no?"

"Sí, vamos!"

Rendi no solo acompañó a Clarissa a vender su teléfono, sino que también la acompañó a abrir una cuenta bancaria.

Las ganancias de la venta del teléfono de Clarissa fueron bastante grandes. Porque ella acababa de comprar un teléfono cuyo precio no era una broma. El teléfono inicialmente costó 43.000.000 y todavía se podía vender por 33.000.000.

Inicialmente, el teléfono solo se ofreció por 20.000.000, pero alguien estaba dispuesto a comprarlo por 33.000.000.

Luego, Clarissa compró un teléfono por diez millones. Por eso guardó su dinero en el banco.

"Gracias, Ren... Me has ayudado mucho hoy", dijo Clarissa sinceramente.

"No hay necesidad de agradecer. Además, ya me invitaste a comer mie ayam. Además, ya prometiste ser mi amiga".

"Está bien entonces. Entro primero... gracias por acompañarme".

"¡Sip!"

Rendi se fue de su lugar cuando Clarissa entró en su apartamento. Su casa no estaba lejos de allí.

"Assalamualaikum... ¡Rendi ha vuelto!", gritó Rendi al llegar a su casa.

"Wa alaikum salam warahmatulloh... no grites. Esta es una casa, no un bosque", dijo Rindu regañando.

Rindu es la única hermana de Rendi. Sus dos padres ya fallecieron. Nadie sabe que el apartamento en el que vive Calvin les pertenece.

No solo el apartamento, sino que sus padres también dejaron una empresa que ahora está dirigida por el esposo de su hermana.

"No es lo mismo si no grito, hermana", dijo Rendi sonriendo.

"¿Por qué volviste tan tarde hoy?"

"De vez en cuando puedo tener una cita, hermana".

"¿De verdad hay una chica que te quiera?"

"¿Qué pasa con Rendi? Rendi es guapo".

"Assalamualaikum", gritaron dos niños pequeños que acababan de entrar en la casa.

"Wa alaikum salam warahmatulloh..."

"Dos duendes acaban de volver", se burló Rendi de sus dos sobrinos favoritos.

"Si nosotros somos duendes, ¡el tío Rendi es el padre de los duendes!"

"Cuidado... El tío Rendi no los va a llevar a pasear".

"Pero el tío Rendi nos estaba insultando primero", protestó la niña que estaba de pie junto a su hermano gemelo.

"Sí, ¿por qué nos culpan a nosotros?", dijo el gemelo de la niña.

"¡Rendi!"

"Listo para ejecutar".

Antes de que el gran jefe regañe, es mejor que corra a su habitación. Rindu negó con la cabeza al ver a su hermano que siempre molestaba a sus hijas gemelas.

Rindu tiene dos hijas gemelas. Sus nombres son Elvira y Elvina, a quienes llaman Vira y Vina. Ambos son muy cercanos a Rendi. Aunque Rendi a menudo los molesta.

"¡Vamos a la habitación!", invitó Rindu a sus dos hijos.

"¡Vamos!", respondieron ambos al unísono.

Dentro de la habitación, Rendi no paraba de sonreír. Antes de entrar al baño, aprovechó para mirar su teléfono.