Mary Stuart pensaba que era feliz. Tenía un buen trabajo, un marido que la quería y ahora estaba embarazada; su sueño de tener una familia parecía hacerse realidad. Hasta que su mundo se derrumbó. Descubrió que su marido la había engañado con su amiga y socia, y que los dos le estaban robando en la empresa.
Para colmo, anunciaron un huracán, y la noticia provocó lo que ella no quería: un enfrentamiento con su marido. Él se fue de casa, pero el huracán llegó al día siguiente. En medio de la furia del viento, él llamó diciendo que iría por ella y le pidió que bajara y lo esperara en la acera, y ella le creyó.
Ella vio el coche acercarse y corrió en medio del viento por la acera, pero él no se detuvo: la atropelló violentamente y se marchó. Ella sintió cómo su vida y la de su hijo se desvanecían, y murió. Cuando despertó, estaba en una sala con varias personas y recibió un número. Llamaron su número y ella tuvo una nueva oportunidad, pero esta vez tendría que tomar una decisión y no podía equivocarse.
NovelToon tiene autorización de Deyse Baptista Pires para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 8
Mary/ Mariana
Abrí el portátil y comencé mis investigaciones en el banco virtual. Ahí estaba mi cuenta, con los fondos que transferí y los millones que me dio el sistema. Con esa cantidad de capital, no sería difícil elaborar una buena Venganza.
Por prevención, abrí la cuenta virtual y puse un pseudónimo, así Mark no pudo rastrear. Con el certificado de defunción en manos y probando ser mi cónyuge, él podría, fácilmente, tomar posesión de todo lo que tengo.
Veo esto como justicia divina, no exactamente una venganza, pues yo recibí a cambio de lo que Mark me hizo, una oportunidad maravillosa de tener a mi familia como siempre quise. Recordé que Mariana también debía tener una cuenta y busqué en las carpetas del ordenador, encontrando su cuenta personal y también el patrimonio dejado para nosotras dos.
Abrí una cuenta virtual a nombre de Mariana y transferí los valores, si tuviera que justificar, diría que era pago por servicios particulares de diseño gráfico y mostraría la habitación del bebé. El sistema sabía cómo hacer las cosas y no necesitaría justificar los millones que me dieron.
Philip volvió con una enfermera que explicó:
—Buenas noches, señora. El doctor aconsejó a la señora no tomar ningún analgésico para no enmascarar los dolores del parto, que pueden surgir en cualquier momento.
—Pero aún faltan cuatro semanas, esos dolores que estoy sintiendo son por la movilización del bebé que está muy grande y porque estuve mucho tiempo quieta.
—Puede ser eso o puede no ser, no se puede tener certeza, señora. Voy a llamar a la fisioterapeuta, ella puede hacer algunos movimientos con sus piernas y su cadera, hasta colocarla de pie para intentar andar, será más útil que los analgésicos.
Ella habló y salió, con seguridad no queriendo darme chance de rebatir, pero pensé que ella está cierta y una fisioterapeuta me ayudará a desplazarme. Hasta ahora solo conseguí orinar en la chata y es muy incómodo. Philip vino a consolarme y yo hice cara de llanto, necesito convencerlo de que soy su dulce y frágil esposa.
—Será mejor así, la fisioterapeuta hizo ejercicio con su cuerpo durante todos los seis meses en que usted quedó en coma, ahora podemos testear cómo están sus miembros.
—Sí, fue lo que pensé. Quiero mucho tomar un baño de ducha y orinar en el sanitario.
Él rio sonoramente, divirtiéndose con mi forma de hablar, pues con seguridad, Mariana debía ser bien comedida al hablar.
—¿Dónde está mi gatita, qué hiciste con ella, panterita? —preguntó él, haciéndome reír también.
—Creo que tuve una liberación mientras dormía. ¿No te gustó?
—Amo a usted de cualquier forma, pero confieso que verte más suelta y a gusto, es bien mejor.
Yo sonreí e hice una caricia en su rostro, percibí cuánto él estaba carente de mis toques y no demoraría mucho, él cobraría besos, abrazos y otras cosas más.
La fisioterapeuta entró y sonrió al verme ágil y parlanchina.
—¡Mira como mi paciente está despierta y bien! Es muy bueno verla bien dispuesta. Voy a testear sus movimientos.
Ella comenzó a mandar que yo hiciera una serie de movimientos con brazos y piernas y después me ayudó a sentar con las piernas para fuera de la cama. Ella pidió ayuda a Philips y con uno sujetando cada brazo, me ayudaron a descender pisando en la escalerilla.
Ellos me sujetaron bien firmemente y pude apoyar un pie por vez hasta quedar con el cuerpo erecto. Desequilibré un poco y ellos me sustentaron, hasta que yo me acostumbré con el peso de mi barriga, que me jalaba para el frente y para abajo.
—Eso, mantenga el equilibrio forzando el cuerpo para atrás, pero solo la parte de arriba, la barriga va a siempre jalar a usted para abajo y como usted aún no anduvo con ella, sentirá la diferencia.
Conforme conseguí mantener mi peso sobre las piernas, equilibrándome para no tumbar para el frente o para atrás, para un lado o para el otro, quise dar el primer paso y ella me instruyó como hacer y así, conseguí andar.
Luego quedé cansada, pero conseguí volver para la cama sin que ellos me sujetaran.
—Usted está muy bien para quien pasó 6 meses acostada, solo no puede hacer eso sin tener alguien a su lado. Si necesita levantarse, llame una técnica o enfermera.
—Ella dijo que quiere tomar un baño de ducha, ¿yo puedo ayudarla?
La doctora sonrió, creo que ella pensó la misma cosa que yo, él estaba loco para tenerme en sus brazos y hacer cositas.
—Para el baño, yo creo que es mejor ella usar la silla de baño y es claro, como marido, usted puede ayudarla en el baño, pero yo aconsejaría que fuera un profesional.
Él pareció quedar sonrojado, bajó la cabeza y no dijo más nada, ya yo, sonreí ampliamente, viendo aquel hombre alto, fuerte, bonito y charmoso, avergonzado.
—Gracias, doctora, pero continuo con dolor en las caderas.
—Voy a pasarle una pomada local que aliviará sin interferir en la gestación. Fue muy bueno ver a usted bien y saber que el tratamiento que hicimos durante esos últimos meses, dé el resultado si ahora usted puede andar. Volveré mañana para hacer más ejercicios.
Finalmente Philip volvió al normal y también agradeció a la doctora, acompañando hasta la puerta.
—Estoy aliviada en saber que puedo andar.
—Creo que ahora es tarde para un baño, es mejor nosotros intentar dormir.
—Aún es temprano y deben traer la merienda de la noche.
—¿Usted está con hambre?
Oyeron un golpe en la puerta y luego ella estaba abierta mostrando a Isaura con una marmita de caldo.
—Isaura, usted llegó en la hora cierta. —yo exclamé, extendiendo los brazos para ella.
—Es tan bueno verla despierta, señora, estoy muy feliz. —ella colocó la marmita sobre la mesa y vino a abrazarme. Sus ojos estaban llenos de agua y me sentí muy bien en su abrazo.
Ella me sirvió la sopa de gallina y nunca pensé que fuera a sentir tanto placer con una comida tan simple, ella era leve y sabrosa y me hizo muy bien, calentando y fortaleciendo mi organismo. Ella me puso al tanto de todo lo que estaba aconteciendo en la casa y con los funcionarios, dijo que hizo una limpieza general y estaba todo conforme yo dejé.
—Sé que sí, Isaura siempre pude confiar mucho en usted y prometo no darle más trabajo sé que mi período de depresión fue grande y usted estuvo a mi lado todo el tiempo. Seré siempre muy agradecida a usted.