Un hombre implacable y frío en todo lo que fueran negocios, la mafia era su principal potencia, pero el amor se negaba a conocerlo, hasta que un día llegó a uno de sus negocios por accidente una criatura angelical que le hizo verse los talones.
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Ahora si dime lo qué querías el día de la boda
Isabella despertó desorientada y con un fuerte dolor de cabeza, miró la hora, ya pasaba de las nueve de la mañana, ni loca bajaría a la cocina hasta que todos se fueran pensaba, se quiso poner de pie, tenía la pijama puesta, no recuerda ni cómo llegó a la habitación, empezó a armar en su cabeza lo que recordaba, viniendo imágenes una tras otra, empezando a recordar todo, se tapó la boca, no podía creer el espectáculo qué había hecho delante de Magnus, como lo vería a la cara, se dijo.
Los toques en la puerta la pusieron mas nerviosa —Isabella abre la puerta, te traje algo para el dolor de cabeza! —Tenía que abrir aún con la vergüenza que sentía, se puso de pie para abrir, Señora Sonia, porque se molestó yo puedo hacerlo! —¡Te conozco Bella! — Y sé que eres capaz de quedarte sin alimentos por la vergüenza, Magnus me sugirió hacerlo! Se puso de mil colores al mencionarlo.
—¡Toma el medicamento con el jugo, para quitar el malestar de la cabeza! — Le dijo imaginando la vergüenza que sentía, Isabella asintió haciéndolo delante de Sonia quien sonrió, — No tienes porque estar avergonzada Isabella, era normal que el licor te embriagará si nunca lo habías hecho, —¡Esque recordé lo que le decía a Magnus! Casi me le hecho encima! — Sonia soltó una carcajada —¡Cariño afortunadamente Magnus se contuvo te aseguró! — El no es un hombre de pensárselo date de santos que no te follo dentro del auto.
—¡Isabella deseo que la tierra se abriera y se la tragara, Sonia la miró con cariño, interpretando su sentir, — ¡No tengas pena Bella! — Yo también fui joven, he hice muchas barbaridades! Literalmente fui quien sedujo a mi esposo en la cama! — Quizas te cuente un día mis secretos! Y deja de pensar cosas que no son! — Magnus no es una blanca palomita! — ¡Me sorprende que se contuvo de verdad.
Isabella poco a poco se fue confiando, la forma de ser de Sonia la dejó más tranquila.
BASE SUR
Magnus aprovechó qué era fin de semana para conocer a sus nuevos reclutas, ocho hombres de aspecto grotesco, acostumbrados al combate, no tenían miedo a enfrentarse a batallones si era necesario, el último qué los había reclutado les había hablado de Magnus sabían que pertenecía a la mafia, ellos habían combatido contra mafias y sabían lo peligroso que eran, pero después del ataque que sufrieron para desaparecerlos por haber descubierto que el general era corrupto, sufrieron un ataque perpetrado directamente ordenado por el general.
Mataron a tres de sus compañeros y ellos iban hacer los siguientes, si no lo descubren primero, se hicieron pasar por muertos y ahora pelean contra de los que una vez prometieron solemnidad a su país.
El jefe de los exmilitares llamado leon de nombre Adán, fue llamado ante la presencia del mafioso —¡Me mandó llamar señor! —¡A si es! ¿Qué tal usan las armas desconters? Le preguntó mirando una cicatriz sobre su rostro, — Para hacerle franco solo hemos oído hablar de ellas! — Le dijo mirándole lo joven que era, de seguro no pasaba de los 30 años, pero le dijeron que era sumamente peligroso, — ¡Recibirán entrenamiento de dos de mis mejores hombres!
El león fue conducido hasta el lugar donde entrenaban sus hombres, ahí les avisaron que tenían siempre que estar alerta y preparados, los enemigos salían de la nada y el mafioso no admitía fallas, cada uno fue armado les entregaron sus chalecos antibalas, y se les mostró el armamento Desconters quedando asombrados.
Magnus tenía que irse a los muelles ahí era otra historia, pidió que león fuera con el y dos más de sus hombres, los cargamentos ya estaban hechos tenía que ponerles un distintivo para señalarles como iban en perfecto estado, el león se dio cuenta que Magnus era leal y precavido, será un honor servirle, —¡Te estoy dando la oportunidad de ser mi mano derecha, solamente no me falles! — Liderea tu grupo porque siempre me acompañan siendo tu el que los instruya de lo que quiero.
El exmilitar asintió esa era la responsabilidad que quería, al confiar en él, no iba a tener quejas, llegaron al muelle donde quedó impactado, era un barco cargardo de contenedores que maquinaria se encargaba de transportar hasta las bodegas, los empleados lo saludaban asintiendo bajando la cabeza en respeto.
—Se tiene que cerrar este lado del muelle, no van a entrar ninguno de los nuevos camiones! ¡Llévenlos hasta el norte ahí les mostramos donde los dejaran! — ¡Y pongan atención porque por ahí es donde entran los equipos pero también la gente no deseada.
Se llegó la noche y Magnus había estado todo el día dando instrucciones a los nuevos, decio regresar había alguien que anhelaba volver a ver, no sabía porque pensaba tanto en Bella, pero cuando llegó ella ya estaba encerrada en su habitación, pasó de largo, no tenía ninguna excusa para hablar con ella en esos momentos, pero lo deseaba, Sonia lo encontró cuando salía del laboratorio, — ¡Llegas tarde hijo! — ¿Llegó lo que esperabas? Preguntó viendo fijarse en la habitación cerrada! — Llegaron hace dos días, y al parecer son leales.
Sonia asintió pasando por un lado de él, el mafioso suspiró mañana la vería, pero se distrajo con un ruido que venía de la piscina, — Es Isabella que quizo entrar a la piscina, ya no tarda deberías ir con ella, tú yo sabemos que la has extrañado estos dos días, y se que ella también te extraña, Magnus bajo su guardia ante su madre jamás podrá ocultarle nada.
Se fue directo a la piscina donde vio a la chica que nadaba con habilidad, pero Isabella lo alcanzó a ver parando, una sonrisa recibió del hombre eres una monedita, no sabía que nadaras tan bien, era la única distracción que había en el pueblo de donde soy, todos los días después de llegar a casa, mi hermanita y yo nos íbamos al estanque que formaba el río.
Isabella salió para tomar una toalla, pero el mafioso se quedó con la boca abierta al mirar el perfecto cuerpo de la joven, se levantó para ayudarla con la toalla, pero Isabella resbaló con el agua que su cuerpo destilaba, jalando al mafioso callendo juntos, una carcajada salió de Isabella al verlo empapado, Magnus en lugar de molestarse la arrinconó el la orilla presionándola con su cuello su boca bajo al cuello de la joven, no le había dado tiempo de pensar, pero de pronto sintió el bulto que le aprisionaba su abdomen, el sonriendo, ahora si dime qué si te follo como el día de la boda.
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