La Venganza De La Novia Traicionada

Maya:

— No me sentí bien hablando alto con los empleados, pero Nathan dijo que era para imponer respeto. Solo espero que se acostumbren pronto conmigo para tratarlos de una forma diferente. La ama de llaves es un poco grosera, parecía que le estuviera robando su lugar en la casa. ¿Estará celosa de Nathan? Parece que tiene unos 50 años, no son celos de él como si fuera un hijo, ¿o será como mujer? Pero no debo preocuparme por eso, ya que nuestro matrimonio va a durar poco tiempo.

— A la mañana siguiente fuimos juntos a su empresa, la misma en la que me detuve el día que me encontré con Josh. ¿Y ahora estará allí?

— Llegamos a la empresa y nos detuvimos frente a la mesa de la secretaria, que le dedicó una sonrisa cortés a Nathan y me miró con curiosidad.

— Buenos días, Hillary. Le presento a la señora Maya Brook Ford, mi esposa.

Su primera reacción fue llevarse las dos manos a la boca.

— ¡Perdone, señor Ford, por la sorpresa! No imaginaba que estuviera casado.

— No tiene que disculparse, no estaba casado, me casé ayer.

— ¡Caramba! Mis felicitaciones, señor. Felicidades, felicidades, señora. Es un placer conocerla, bienvenida a la empresa.

— A diferencia del ama de llaves, la secretaria era adorable, me trató muy bien. Nathan caminó por la empresa mostrándome cómo funcionaban las cosas.

— Tengo miedo, no quiero encontrármelo ahora.

— No te preocupes, que no está aquí. Le di unos días libres hasta la fiesta. Solo se enterarán de que estamos casados el día de la fiesta. Probablemente se entere de que me he casado, pero no se imaginará quién es mi esposa.

— Después de que dijera que Josh no estaba en la empresa, me tranquilicé y disfruté de estar allí. Nos quedamos allí toda la mañana y, justo después de comer, fuimos al hospital. Por fin iba a conocer a su abuela enferma. El médico autorizó que pasáramos la tarde con ella. Nathan fue el primero en entrar a ver a su abuela, que estaba con la cama incorporada, como si estuviera sentada. — ¿Cómo está la abuela más guapa del mundo?

— Sobreviviendo, hijo mío. Estoy deseando poder descansar de una vez por todas.

— No diga eso, abuela. Ya sabe que no puedo vivir sin usted.

— Claro que lo sé, y por eso te hice una petición especial y estoy deseando que la cumplas.

— Pues puede alegrarse entonces, porque acabo de cumplir su petición y hoy vengo a presentarle a mi esposa, Maya Brook Ford.

— ¡Pero qué muchacha más guapa! Encantada de conocerte, Maya.

— El placer es todo mío, señora Amber.

— ¿Te obligó a casarte con él? ¿Te ofreció dinero?

— Le dedico una sonrisa y le cojo las manos. — Claro que no, señora. Nathan no necesitaría obligar a una mujer a casarse con él.

— Era un hombre indeciso y usted le ayudó a tomar una decisión en la vida, solo eso. Y él se armó de valor para pedirme matrimonio.

— ¡Cómo me gustaría vivir muchos años para ver nacer a mis bisnietos!

— Me asusto con esta conversación. — No se adelante, abuela. Todavía estamos al principio de nuestro matrimonio, no planeamos tener hijos tan pronto.

— Voy a esforzarme por recuperarme un poco y poder volver a casa, y así enseñarte a ocuparte de las cosas. Oye, ¿Berta ya te ha puesto mala cara? Es muy celosa, sobre todo con Nathan, pero cuando se acostumbre a ti, verás que tiene buen corazón, es como de la familia.

— Y yo estaré encantada de recibir su ayuda. Espero que se mejore mucho y viva muchos años.

— Ya estoy cansada, hija mía. He trabajado mucho todos estos años para levantar un imperio para mi familia. Mi hija solo me ha dado disgustos casándose con un aprovechado. Mi hijo se casó con una buena mujer, pero no tuvo tiempo de disfrutarla. Afortunadamente, dejó un fruto precioso de su relación: Nathan. Es como un hijo para mí y me gustaría mucho conocerte bien, pero soy una mujer muy intuitiva y siento tu energía, que eres una chica maravillosa, y siento que los dos hacéis una pareja perfecta. Estoy segura de que seréis muy felices.

— Lo seremos, abuela. Vamos a ser muy felices.

— Querida, ¿puedes pedirle a la enfermera que me cambie esta jarra de agua? Lleva mucho tiempo ahí parada.

— Salgo a cambiar el agua y, a pesar de tener que estar casada con Nathan, espero que viva mucho tiempo. Esta mujer parece ser maravillosa y tener una gran experiencia de vida. Me gustaría que se recuperara. Tardo un rato en encontrar la sala de enfermeras y volver con la jarra de agua.

— Gracias, querida. Me he enterado de que hoy has conocido la empresa, ¿qué te ha parecido?

— Es una gran empresa, incluso da orgullo decir que fue levantada por una mujer.

— Y estoy segura de que harás lo mismo con la tuya. Se hará tan grande o más que la nuestra. Tienes capacidad, niña, solo tienes que descubrir tu fuerza interior. No dejes que los problemas te dominen, coge los problemas y afróntalos con valentía. Ten actitud, mírate al espejo y di: "Yo puedo, yo lo consigo". Estoy segura de que conseguirás superar todo esto y ser feliz de nuevo.

— Me coge las manos y me mira al fondo de los ojos. — No dejes que las decepciones y el sufrimiento te cierren al amor. Tendrás un amor mucho mejor que el que has tenido en tu vida. Serás amada y feliz. No sufras más, porque no merece la pena.

— Seguiré sus consejos. No voy a cerrarme y voy a afrontar mis problemas con valentía.

— Eso es, querida. Estoy segura de que voy a pasar algún tiempo a tu lado y te ayudaré, aunque sea desde aquí, desde el hospital. Pero espero sinceramente poder volver a casa y que, el día que me vaya, sea en casa, en el lugar donde fui tan feliz...