Queda huérfana y tiene que cuidar de sus hermanos, así que con sólo 15 años se casa con un hombre ciego y malhumorado.
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Capitulo 7
Un mes después...
Camila sigue conviviendo con sus hermanos, e intentando tener una buena relación con su marido. Bruce por otra parte la sigue tratando cómo si fuera su empleada, excepto por las noches, cuando el la ve dormida la abraza y le acaricia las mejillas. Aunque no lo quiere reconocer, su esposa realmente le gusta.
El tiempo sigue pasando, Bruce empieza a conocer más a Camila, nota que cuándo los trillizos se van a la escuela , ella se ve triste, y cuando regresan recupera su alegría, empieza a creer que si se casó con el por ellos.
Otro que le está prestando cada vez más atención es Luis, el tiene una obsesión por tener todo lo que tiene su hermano, y Camila no será su excepción, está buscando la manera de acercarse a ella.
....
En la noche Bruce ve a Camila salir de bañarse. Le da una caja y le pide que la habrá. Ella le obedece y al hacerlo ve un uniforme adentro.
— ¿Por qué me das...?
— Mañana empiezan tus clases. — Habla el antes de que ella terminé su pregunta.
— ¿De verdad puedo ir a la escuela? — Pregunta ella muy emocionada.
— Siento que estás feliz, y no me gusta, cambiaré de opinión si te notó contenta. Camila ahoga su alegría. Pero no puede evitar sentirse agradecida.
Al día siguiente ella se prepara para ir a la escuela, Bruce la lleva en su auto, con chófer claro.
— Esperó, por tu bien que te portes cómo debes.
— Te prometo que si. — Responde ella. Antes de bajar le da un beso en la mejilla. — Gracias. — Le dice con una sonrisa y sale del auto. Bruce también se siente contento, pero al notar la mirada del chófer evita sonreír. Sabe que el le contará a su madre.
— Llévame al trabajo. — Le dice el con voz seca.
— Si señor. — Responde el chófer.
Por la tarde otro chófer de la familia recoge a Camila. El es un hombre amable, le pregunta cómo fue su primer día. Ella responde que bien. No hizo ningún amigo todavía, pero no le importa, ya que nunca ha sido una persona muy sociable.
Un mes y medio después. Llega el cumpleaños 26 de Bruce, Cecilia lleva a Camila al centro comercial, quiere que le compré un regalo a su hijo. Camila no le quiere dar algo que su suegra pagué, pero Cecilia insiste y ella termina eligiendo un reloj de plata, con pequeños zafiros alrededor.
En el momento de entregar su regaló no se siente muy segura, Bruce lo abre y toca, no pone una expresión de que le guste.
— Siento que es muy simple. — Dice el y lo tira al suelo, Camila se pone triste. Pero no esperaba que el se pusiera feliz, seguro ha recibido mejores regalos que ese.
— No le haga caso a mi hermano. El siempre ha sido descortés. — Le dice Luis intentado ser amable con ella. Camila asiente con una sonrisa desganada, luego sube a su habitación. Su esposo ya está acostado en la cama, ella se cambia y se acuesta al lado de el. Luego lo abraza.
— Lamentó no haberte dado el regalo correcto. — En el fondo siente que fue su culpa. Tal vez debió elegir algo más costoso.— La próxima vez te aseguro que voy a elegir algo que te guste.—Bruce al escucha eso avienta los brazos de ella.
— No actúes cómo si me quisieras. Eres igual a todas. — Camila le recuerda a su cuarta esposa, la mujer amable y agradable, la que en cierto modo lo hizo cambiar, en un principio para bien, y al final fue quién más lo decepcionó.
— Yo no actuó. — Se defiende Camila.
— Soy una basura contigo. ¿Me vas a decir que así me quieres?
— Yo...
— Cállate. Tú sólo actúas. Quieres ganarte mi confianza, para después apuñalar por la espalda.
— No es así. — Le asegura ella.
— Te dije que te calles. Si no fueras tan pequeña creeme que en éste momento... — El no se atreve a terminar.
— ¿En este momento que? — Pregunta Camila.
— Estarías entré mis piernas.
— Ya te dije que puedes tomarme cuándo quieras. Yo soy tú esposa y no me voy a oponer.
— Lo ves. Eres cómo todas. No te importa que te usé. Sólo quieres el beneficio. Pero ni creas que vas a ganar algo, el día que te folle me voy a cuidar, tu no serás la madre de mis hijos. — El le da la espalda y Camila se la da también. Está triste, pero no lo suficiente para llorar.
Al día siguiente Camila despierta en los brazos de su esposo. En la noche recuerda haber estado muy alejada, ¿cómo terminé así? se pregunta ella. Luego se aleja de el y eso provoca que Bruce despierte.
— ¿A dónde vas?
— A bañarme. — Responde ella.
— Es temprano. Quédate en la cama. — Le ordena el, y la sigue abrazando. Camila no pone objeciones, se queda acostada entre los brazos de el.
Unos minutos después tocan la puerta, ella quiere levantarse a ver quién es, pero Bruce no la deja. Le ordena a quien está en la puerta que se largue. Y luego de eso no hay más ruido.
— ¿A qué hora te piensas levantar? — Pregunta ella.
— ¿Por qué? ¿Te molesta estar entre mis brazos?
— No. No es eso.
— Entonces no preguntes, quédate cómo estás.
Bruce debe ser bipolar piensa Camila. Ayer la trató muy mal, y hoy no quiere despegarse de ella. Eso le parece raro. Cuándo el por fin decide salir de cama, ella se levanta, se baña y se prepara para la escuela, luego baja con sus hermanos. Pero ellos ya desayunaron, y están por irse a la escuela.
— ¿Puedo irme con ustedes? — Pregunta Camila a su suegra. Cecilia está a punto de responder, pero es interrumpida.
— Yo llevaré a mi esposa. — Dice Bruce. Camila esta sorprendida y contenta, no se opone. Antes de salir de la casa el la besa cómo si fuera un hombre enamorado. Eso deja en shock a todos los empleados, a Cecilia y sobre todo a Camila. Hacía mucho que el no la besaba. Sale más que feliz. Todo el camino a la escuela el no suelta su mano. Y esa sensación a ella le agrada mucho.
Antes de entrar a la escuela, Bruce la besa.
— Ten un buen día. — Le dice el con gentileza.Ella le da un beso pequeño en los labios.
— Te deseo lo mismo.
Más tarde el la recoge y la lleva a comer. Camila siente que está viviendo en un sueño, su esposo al fin la está tratando bien.
— ¿Te gusta el lugar? — Pregunta el.
— Si. Es muy bonito.
— Come lo que se te antoje.
— Gracias. — Los dos disfrutan de una linda y tranquila comida. Luego regresan a casa, ambos parecen estar muy felices. Cecilia al verlos siente mucha tranquilidad. Parece qué el al fin va ser un buen esposo.