Aitana, es una hermosa joven que acaba de cumplir su mayoría de edad, vive al norte del reino Greyson, en la manda de luna azul, creció rodeada de amor por su familia y manada, desde niña ha estado enamorada del futuro Alfa de su manada, pero el destino tiene otros planes para ella.
Byron Drave Greyson, el actual rey Alfa del reino Greyson, tiene veintisiete años de edad, a los quince años subió al trono después de la trágica muerte de su padre y madre, después de subir al trono tuvo que hacerse reconocer y mostrarles a las manadas del reino que era digno de ser su rey, a pesar de su corta edad, aunque muchos Alfas estuvieron en contra y aliaron a reinos enemigos otras manadas lo aceptaron y lo ayudaron a que el reino creciera y se volviera lo que era ahora, uno de los más poderosos, pero al estar enfocado en proteger a su reino se olvidó de algo muy importante, encontrar a su mate, aquella quien sería conocida como Reina Luna.
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Viaje
Después de la desafortunada visita del Rey de Clover, todo transcurrió normal, Byron envió un informe sobre lo sucedido durante la visita, no se excusó ni mucho se disculpó en ningún momento, aunque esperaba que aquella persona entendiera sus motivos.
- ¿Alguna respuesta? – Pregunto Emilio mientras servía un par de bebidas, había pasado algunos días desde que Byron envió aquel informe, pero desde entonces no habían obtenido respuesta.
- Ninguna, tal vez, está pensando en el castigo- Respondió mientras observaba su computadora, Emilio le entrego su bebida y suspiro.
- Debería entender…no podías nada más complacerlo, era tu pareja a quien ese miserable pidió- Soltó molesto.
- Tranquilo, seamos pacientes y esperemos que decide ese hombre- Dijo con tranquilidad mientras bebía de su vaso.
- Solo espero no sea algo grave, es decir, ni siquiera tú, un rey Alfa puede ir en contra de las órdenes del Rey de reyes- Dijo preocupado.
Byron suspiro, Emilio tenía razón, el rey de reyes estaba sobre él, a pesar de que era considerado uno de los reyes Alfas más poderosos, no podía ir en contra de las ordenes de aquel hombre, un auténtico licántropo, aunque él también podía considerarse un sangre pura, el rey de reyes tenía más poder, pertenecía a las familias de los primeros licántropos de la historia, incluso su edad era mucho mayor que la de él, mientras que él solo tenía veintisiete años, aquel hombre tenía un poco más de doscientos años, pero a pesar de su larga edad, aún no tenía su pareja destinada y eso era de sorprenderse e incluso de admirar, pues había resistido a ser consumido por su lobo y volverse salvaje.
- ¿Cómo van las cosas con reina Luna? – Pregunto Emilio, sacándolo de sus pensamientos.
- Mejor, ella comienza a soltarse más, a ser más expresiva- Respondió con una leve sonrisa, recordando los momentos que había estado pasando con su pareja destinada.
- Eso es bueno, creo que no debemos demorarnos más y presentarla al reino como nuestra Reina Luna- Dijo de nuevo, Byron suspiró, a pesar del avance en su relación con ella, aún no la había marcado y seguía tomando los medicamentos para controlar su celo. – Drave, debes marcarla – Hablo con seriedad.
- Lo sé, pero, no está lista…- Dijo dudoso, deseaba tanto hacerla suya, pero ella aún seguía siendo inexperta en varias cosas relacionadas al sexo.
- ¿De qué hablas? Su cuerpo, su organismo ya debe haberse desarrollado por completo a estas alturas- Hablo Emilio sin entender.
-No me refiero a eso…Emilio, solo tiene dieciocho años, todavía se sonroja cuando la beso o tiembla cuando la acaricio – Dijo molesto, Emilio se sentó en el sofá que había en aquella oficina y suspiro ante aquella respuesta.
- Te entiendo, pero la luna de sangre se aproxima, sabes que es cuando tu lobo es más poderoso y cuando pierdes el control total- Lo miro de reojo, Byron tomo todo el líquido de su vaso y después lo miró.
- Vamos por parte, preparen todo para su presentación oficial- Ordeno, Emilio asintió ante sus palabras, se puso de pie y se dirigió a la puerta.
Byron miro la hora de su celular, ya era más de las cinco de la tarde, era hora de ir a casa y pasar tiempo con ella, cuando estaba por apagar su computadora recibió el mensaje que tanto había esperado, suspiro, esperaba aquella respuesta, Emilio entro de nuevo en compañía de Fabián, los había llamado por medio del enlace.
- ¿Qué dice? – Pregunto Fabián incluso él estaba preocupado por la respuesta que le daría aquel hombre.
- Quiere que vaya a verlo - Respondió mientras pasaba su mano sobre su sedoso cabello- Este viernes a primera hora- Terminó, Emilio soltó una maldición por los suelos, Fabián se sentó en la silla que estaba enfrente del escritorio.
- Es un viaje largo, tendrías que irte mañana mismo para llegar a tiempo- Le dijo, Byron asintió.
- Bien, entonces dejaremos todo listo, ustedes estarán a cargo – Dijo mientras dejaba su celular a un lado, no podía regresar a casa con su querida Aitana muy a su pesar.
- ¿Qué? Iré contigo- Hablo Emilio, pero Byron negó.
- Tu debes encargarte de los preparativos para presentación de Aitana, Fabián te apoyará en lo que necesites, pero Aitana será tu prioridad- Ordeno mirando fijamente a su Gamma al dar la última orden.
- Irina puede hacerse cargo…- Decía, pero él negó.
- No, si algo me pasa, Aitana estará en peligro, no la he marcado, por lo que necesito que la protejan de lo que sea, incluso de él – Continuo.
- Con mucha más razón deberías marcarla, si algo te pasa, ella es quien debe ejercer tus deberes- Hablo Fabián con tranquilidad, Byron negó.
- No me matara, estoy seguro de eso, pero es posible que me dé un fuerte castigo, así que, si todo sale bien, volveré el domingo por la noche- Dijo con una leve sonrisa, esperando que así sus amigos se tranquilizaran.
- ¿Qué le dirás a ella? - Preguntó Fabián, salir sin compañía de Beta o Gamma sería sospechoso.
- La verdad, o parte de ella- Dijo Byron, no quería tener secretos con Aitana, pero tampoco quería inquietarla con el asunto, así que planeaba solo con decirle que tenía que visitar al rey de reyes de los Alfas.
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Aitana estaba en su habitación, pasaba casi todo el día con Irina, aunque muy pocas veces salían de aquel palacio, Irina le explicaba algunos de sus deberes como pareja del Beta del rey, lo que le hacía preguntarse ¿Cuáles eran los deberes de ellas? Al ser la pareja de un Rey Alfa, le hacía una Reina Luna como solían llamarle últimamente, sabía que tenía deberes, tal vez similares a los de Luna Dafne, quien se encarga de algunos asuntos administrativos que estaban concernidos a las mujeres y niños.
-Podría hacerme cargo de eso…- Susurro mientras se sentaba a los pies de la cama, la puerta de la recamará se abrió y entro Byron, ella no pudo evitar sonreír.
- Lamento no haber cenado contigo- Dijo él, mientras se acercaba a ella y se arrodillaba justo en frente.
-No te preocupes- Dijo mientras acariciaba su mejilla, Byron asintió, tomo aquella mano y la llevo a sus labios depositando un suave beso en ella.
- Saldré de viaje mañana- Dijo mirándola a los ojos, ella asintió tratando de mantener su sonrisa.
- ¿Cuándo volverás? – Preguntó ansiosa era la primera vez que escuchaba que saldría de viaje desde que llegó, aunque no era mucho el tiempo que llevaban juntos, no quería separarse de él.
- El domingo por la noche- Respondió, la sonrisa de Aitana desapareció por completo.
- Es mucho tiempo…- Soltó con sorpresa.
- Solo serán unos días, Emilio y Fabián se quedarán a cargo, cualquier cosa que necesites no dudes en pedírselo a ellos- Dijo, acarició su mejilla al notar que ella no sonreía de nuevo.
- ¿No irán contigo? - Pregunto preocupada.
- Emilio se encargará de mis deberes aquí y Fabián debe ayudarlo, pero sobre todo encargarse de tu protección- Respondió, Aitana lo miro con curiosidad.
- ¿A dónde vas? - Preguntó en susurro que apenas logro escucharle Byron.
- Tengo que visitar a un viejo amigo, es muy poco de recibir visitas así que es mejor ir solo – Respondió no quería ocultarle las cosas, pero tampoco quería que ella se preocupara.
- Bien…si no tienes opción, ¿Pero por qué tantos días? - Pregunto de nuevo, Byron sonrió le gustaba que ella le empezara a cuestionar de esa manera.
- El viaje es largo, me llevara tres días en llegar, una vez llegando debo descansar un poco para poder hablar con él, saldré el mismo viernes una vez que haya hablado con él- Le explico, notó que Aitana arqueo las cejas.
- ¿Me ocultas algo? - Pregunto, entendía que quería visitar a un amigo, pero era incluso ilógico que hiciera un viaje de tres días solo para verlo un par de horas y luego regresar.
- Digamos que recibí una invitación del rey de reyes, ¿Has oído hablar de él? – Preguntó, pudo deducir que su respuesta era un sí, al ver como ella abrió la boca de sorpresa.
- ¿Qué es lo que quieres? Espera, ¿Es por lo que sucedió con el rey de Clover? - Pregunto nerviosa, Byron suspiró y asintió - ¿Te va a castigar? - Preguntó asustada, Byron solo la miró no podía mentirle.
- Estaré bien- Dijo tratando de tranquilizarla.
- No fue tu culpa, fue mía, yo me negué a su petición…iré contigo- Dijo ella poniéndose de pie.
- No- Dijo Byron de manera autoritaria, se puso de pie quedando frente a ella, Aitana levanto su cabeza y lo miro sus ojos grises mostraban tristeza y se llenaban de lágrimas que en cualquier momento se desbordarían.
- Pero… te lastimara, incluso…puede acabar con tu vida- Su voz se entrecortó al decir las últimas palabras.
- No lo hará, te prometo que voy a regresar– La atrajo a ella y la abrazó, escuchó sus sollozos y se sintió incluso mal de que estuviera así por su culpa- No llores, por favor, mi vida- La consoló.
Ella levanto su cabeza, lo miro con sus ojos llenos de lágrimas, sus ojos y nariz roja – Ni siquiera me has marcado…si mueres…no quiero que eso pase- Dijo entre lágrimas, Byron coloco sus manos sobre su rostro y limpió con las yemas de sus dedos sus lágrimas.
- No moriré, confía en mi- Dijo, se acercó a ella y beso sus labios con ternura.
-Márcame…hazlo ahora…- Susurro decidida, Byron negó, sabía que aquellas palabras solo las decía porque temía por lo que sucedería, pero incluso él sabía que aún no era el momento para hacerlo.
- No aún no- Susurro, antes de que ella dijera algo en contra de eso beso sus labios con mucha pasión, la subió sobre su regazo, acariciando sus muslos y subiendo sus manos hasta su trasero, los apretó esta vez con mucha más fuerza de lo usual, Aitana jadeo, separó sus labios de los de él y lo miro, sus ojos se encontraron con los de él.
Byron la llevó hasta la cama, recostó su cabeza sobre la almohada, mordió sus labios dejando una marca en ellos, la miro con aquellos ojos azules llenos de lujuria, se subió sobre ella y la observo, llevaba un vestido con estampados floreado, que de la parte inferior se había subido hasta dejas a la vista una tela de encaje rosa pastel, sus senos parecían querer salir de aquel escote recto, coloco cada una de sus manos en ellos y los masajeo, Aitana cerró sus ojos y suspiró ante aquellas caricias, escuchó un fuerte sonido desgarrador y después una ráfaga de aire fresco recorrió su cuerpo, su torso obligo a sus piernas a abrirse, ella miro hacia abajo avergonzada, Byron lanzó su desgarrado vestido al suelo, comenzó a recorrer su cuerpo con su mirada, deteniéndose un momento en sus pechos cubiertos ahora solo por una delgada tela de encaje que combinaba con aquel bikini de color rosa pastel, sonrió deleitándose ante aquel cuerpo, ella cerró los ojos con fuerza al sentir como él desgarraba otra parte de su ropa interior, dejando sus pechos descubiertos, se inclinó a ella, haciendo a una lado su cabeza para poder deslizar sus labios a lo largo de su cuello, sus dientes mordieron su piel hasta llegar a sus senos, mientras que con sus dedos presionaba su intimidad, frotando contra su ropa interior, ella gimió casi sin aliento, mientras su boca seguía saboreando su cuerpo y dejando marcas en él, llego hasta sus pechos su lengua salió para saborearlos, se deleitó con uno de ellos, succionando con sus labios y mordisqueándolo, ella arqueo su espalda por instintos, sus gemidos eran intensos y sin poder controlarlos, Byron continuo marcando su piel, succionando y mordisqueando, Byron finalmente llegó hasta su entre pierna, sintió como el cuerpo de su mate se tensó, aquella fina tela esta húmeda y estorbaba, no dudo más en deshacerse de ella, sintió su aliento caliente en su zona más sensible, no pudo evitar apretar sus piernas.
- No te escondas, amor- Susurro con su ronca voz, mirando hacia a ella para encontrarse con aquellos ojos grises, su rostro estaba totalmente rojo, sus pupilas dilatadas y así su lengua se hundió en sus labios entre abiertos, Aitana comenzó a gemir con más fuerza, era la primera vez que él llegaba a hasta ese punto, solo había usado sus dedos hasta entonces, no podía negar que estaba dándole mucho más placer en esos momentos. – Estas deliciosa- Su lengua seguía saboreando su zona más sensible, haciendo que Aitana soltará sonidos de su boca que incluso no se imaginó que podía hacer, su dedo la penetro de nuevo, realizando un ritmo frenético, Byron sabía que ella estaba al punto del orgasmo, introdujo otro dedo en ella y sus movimientos fueron incluso más bruscos, mientras su lengua se deslizaba contra su clítoris, por instinto ella coloco sus manos sobre su cabeza, presionando más a su sensibilidad, su cuerpo se puso rígido y arqueo su espalda, su cuerpo se llenó de un placer que no había sentido antes, mientras que Byron continuaba su travesía en su intimidad, saboreando los jugos deliciosos de su mate.
Aitana comenzó a recobrar en aliento, trataba de procesar lo que acababa de pasar, era totalmente diferente a las anteriores veces, sintió como la lengua de Byron se deslizaba sobre su intimidad, soltó un gemido y trato de alejarse de él.
Byron levantó la mirada a ella con una sonrisa seductora- Será una larga noche, amor- Dijo mientras lamia sus labios, Aitana abrió los ojos con sorpresa ante aquellas palabras, no podía creer que aquel hombre volvería a hacerlo de nuevo, mucho menos creía que su cuerpo reaccionaría de nuevo, pero así fue, con cada toque, cada caricia de Byron su cuerpo respondía, su sensibilidad crecía cada vez que él la hacía llegar al clímax, perdió la cuenta de cuantas veces llegó al orgasmo, aquella noche el cuarto se llenó de los gemidos de placer de Aitana, pero en ningún momento él llegó al final, mantuvo oculto su duro miembro de ella, aunque ambos deseaban, él quería estar dentro de ella y ella lo quería dentro, pero Byron se contuvo, no era el momento aún, lo sabía, cuando terminó, las piernas de Aitana temblaban de cansancio, en si todo su cuerpo se encontraba así, la acomodo y arropo, mientras ella lo miraba con sus ojos entrecerrados, beso sus labios con ternura.
-Duerme- Susurro, ella obedeció, sus fosas nasales se inundaron de aquel delicioso aroma terroso y amaderado de su pareja.