Logan, el hijo de un poderoso mafioso francés, es obligado por su padre a ir a vivir con un mafioso mayor para satisfacer sus deseos.
Revolté, intenta escapar, pero es capturado y llevado a la casa de ese mafioso. Atado a una cama, es sometido a la más deliciosa de las torturas: la del placer.
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Capítulo 6
Qué infierno que Henrique me haya llamado niño, no me gusta que me llamen niño, en el momento en que me dio un beso rápido, mis ganas fueron de darle un empujón y tirarlo al suelo.
Pero él es un hombre más experimentado y probablemente, sería rendido muy fácilmente.
Analizo la situación, yo un chico hasta que enclenque y él un hombre formado y fuerte, imagino lo fuerte que debe ser en la cama, siento que mi cuerpo se estremece. Destrabo una de las armas que Henrique me dio y apunto hacia él.
Las provocaciones de su parte continúan y no sé a dónde quiere llegar con eso.
— ¡Oh! El niñito quiere dispararme, a mí, el jefe de la mafia inglesa.
Escucho que se ríe y se ríe con ganas, lo que me da una rabia inmensa.
Pongo la mano en el gatillo y me jodo.
En un movimiento rápido se acerca, me tuerce el brazo y me tira de espaldas encima de la encimera donde hay algunos instrumentos de tortura.
Me duele el brazo, pero no demuestro el dolor, solo la rabia y me debato mientras él me sujeta riéndose.
— Mira, el niñito intentando matarme, a mí, el jefe de la mafia, que solo quiere darte placer.
Siento que se acerca a mí y siento su calibre firme rozando mi trasero.
— Logan, deja de actuar como un niño o te trataré como tal.
Con una agilidad descomunal, Henrique se quita el cinturón del pantalón mientras me sujeta.
— Ya que insistes en actuar como un niño, actuaré como psicólogo y te daré la terapia adecuada.
Cuando siento el primer cintarazo, no grito, contengo las ganas de gritar como un hombre, pues sé que es eso lo que Henrique espera de mí.
Después de ese cintarazo vinieron los siguientes, perdí la cuenta en el séptimo.
Henrique me golpea en silencio, como un verdadero jefe de la mafia, espera un grito mío, pero permanezco firme para mostrarle que a pesar de mi poca edad soy un hombre.
Cuando siento que el dolor me va a vencer, Henrique deja de darme los cintarazos, y respiro hondo para no desmayarme.
Henrique suelta mi brazo y me gira de frente hacia él y me mira de arriba abajo.
— Muy bien, Logan, con esta tu actitud de coraje y firmeza, estoy más seguro de que eres el hombre adecuado para ser mi subjefe en la mafia y no solo eso, ser mi amante, amigo y esposo.
— Vamos, hemos perdido mucho tiempo aquí y todavía tienes que entrenar, y no voy a aliviar en ningún momento contigo Logan.
— ¡Está bien, vamos entonces!
Cuando paso por Henrique, él me tira del brazo, me acerca a uno de los armarios de bombas que hay allí.
No tuve tiempo de decir ni una A, me besa con ferocidad la boca y su lengua busca y encuentra la mía y ellas pasan a "pelear" en un beso desesperado y fulminante.
Pensé que iba a agarrarme allí mismo en esa sala de armas, pero pronto suaviza el beso y pasea con sus manos por mi cuerpo como si estuviera haciendo una revista policial.
Cuando invade entre mis piernas con la mano, no consigo contener el gemido que escapa en medio del beso.
El beso es suave y muy apasionado y siento que voy a sucumbir, pues este hombre tiene el don de robarme el aire.
Termina el beso y me da un rápido beso rápido justo después.
— Vamos Logan, tenemos que entrenar, ¿estás listo?
— Estoy listo Henrique.
Salimos de la sala de armas y él la cierra con llave, vamos a la sala de entrenamiento y allí me enseña a apuntar con precisión y a disparar a los blancos, claro que muchas veces se aprovecha y me acosa frotándose contra mí.
Creo que hace eso para que mantenga la concentración frente a situaciones difíciles.
En aquella sala disparando a los blancos no siento que pase el tiempo y cuando me doy cuenta Henrique ya me dice que es de noche.
— Podemos parar Logan, vamos, quiero salir contigo y presentarte los negocios turbios de mi mafia, lo único que yo no hago y mato a quien lo hace es tráfico de mujeres.
— El resto hago un poco de todo Logan, espero que estés preparado.
La mafia de Henrique no es muy diferente a la de mi padre en Francia, pero en principio me parece ser más rica y poderosa.
Salimos de la sala de entrenamiento de tiro y él me lleva hasta su suite.
— Toma un baño bien relajante de bañera Logan y te voy a comunicar y no acepto un no como respuesta.
— Hoy dormirás aquí en esta habitación conmigo, ¿entendido?
No cuestiono, pues percibo en su mirada que si me niego, seré castigado y no quiero eso.
Además, confieso que me va a gustar dormir lado a lado con Henrique, mi malvado mafioso.
Entro al baño bajo la mirada atenta de Henrique que me mide de la cabeza a los pies y concentra la mirada en mi trasero.
— Aparentemente tienes un traserito redondito y durito, ¿no es así Logan? Me va a encantar tener ese traserito justo aquí en mi calibre, en el momento adecuado.
— Los cintarazos los aguantaste, pero ¿será que vas a aguantar las palizas?
Me congelo cuando dice eso, pues cuando me obligó a tocarlo sentí la presión de la potencia y no sé lo que me espera cuando llegue la hora de entregarme a él.
Henrique 30 años.