Estar casada con el amor de tu vida suena como un sueño hecho realidad; incluso si sólo eres un reemplazo de su gran amor.
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Capítulo 19
Desperté horas más tarde, debido a el hermoso canto de las aves. Me dolía todo el cuerpo, definitivamente dormir en el sofá no fue la mejor idea.
Me estiré levemente mientras abría lentamente los ojos, sentí unos brazos a mí alrededor, que me apretaron hacia un cuerpo duro. Observé de quién se trataba, y era nada más y nada menos que el padre de mis hijos.
—Buenos días, muñeca... –murmuró ronco, mientras acariciaba mí cuello con su rostro. Le devolví el gesto y me acurruqué en sus brazos, simplemente dejándome llevar con su presencia reconfortante–.
Sé que debería alejarlo, echarlo de mí casa, pero no quiero hacerlo. Me gusta estar así, porque Daven Worwick siempre ha sido mí debilidad.
—¿Dormiste bien? –preguntó, mientras dejaba besitos pequeños por mí mejilla, frente y nariz. Cerré los ojos y asentí levemente, mientras lo dejaba mimarme–. También dormí bien... –Dijo, mientras se aferraba a mí como si su vida dependiera de ello–.
Podía ver qué no era mentira, porque todo éste tiempo él se veía completamente agotado y con bolsas en los ojos, pero anoche roncaba como un oso. Despertó antes que yo, pero se veía claramente que descansó bien.
—Los niños despertarán pronto... –murmuré, pero no hice ningún esfuerzo por apartarme de su cuello y él tampoco lo hizo, al contrario, me acercó aún más–. —Pues que despierten –respondió sin darle demasiada importancia, mientras llenaba mí rostro de besos pequeños y encantadores–.
—Frederick se molestará al verte...
—No me importa, quiero estar con mí muñeca.
—Debo ir a trabajar...
—Te llevaré.
—¿Y los niños?
—Los llevaremos juntos y luego te dejaré en tu trabajo, muñeca.
Dicen que el corazón es débil ante la persona que ama, y ésta no es la excepción.
—De acuerdo, iré a preparar el desayuno, tú ve a despertar a los niños. –Ordené y el gruñó en respuesta, ya que no quería apartarse de mí, ni del momento que estábamos compartiendo, pero sabía que debía hacerlo o los niños llegarían tarde a clase–.
Muy lentamente se desenredo de mí y suspiró frustrado mientras se sentaba en el sofá, hizo un movimiento y pude escuchar los huesos de su espalda reventar.
—Ugh... –Se quejó, mientras frotaba su nuca con una mueca de dolor. Aquéllo me alarmó, ¿Cómo se me ocurría hacerlo dormir en el sofá cuándo él sólo duerme en los mejores colchones? Ahora tenía dolor por mí culpa–.
—¿Estás bien? –La preocupación en mí voz era notoria, él me regaló una sonrisa tranquila y tomó mí cintura, haciéndome sentar en su regazo–. —Estoy bien... –murmuró, mientras enterraba su rostro en la curva de mí cuello–. Pero la próxima vez dormiré en la cama contigo.
—¡¿Próxima vez?! ¡Estás loco! –Exclamé, y mis mejillas comenzaron a arder–.
Él guardó silencio y llevó una de sus manos mi rostro, acariciándome suavemente. Sus ojos estaban cargados de melancolía, añoranza y un leve brillo de esperanza.
—Realmente me arrepiento de todo, muñeca... –Comenzó–. Nunca me sentí más estúpido que cuando te perdí. No puedo volver el tiempo atrás, por más que quiero, no puedo. Pero quiero arreglar el presente, para tener un futuro contigo, con los niños... –Sus ojos se posaron en los míos, mientras continuaba hablabando–. Sé que no tengo derecho de pedir una segunda oportunidad, tampoco merezco exigir un lugar a tu lado, te lastimé y es algo con lo que sufro todos los días.
—Daven, por favor...
—Te amo, Evangeline... Y me odio a mí mismo por haberme dado cuenta de ello cuando te obligué a alejarte. Si me dices que no me amas, perfecto, me haré aún lado y te dejaré seguir adelante, pero si existe la más mínima posibilidad de que aún me ames, entonces te juro por nuestros hijos que no descansaré hasta recuperarte.
Él sonaba tan seguro con cada palabra que decía, que no pude evitar soñar... Una vida donde Daven, los gemelos y yo estamos juntos en familia, sin ningún imbécil metiéndose como siempre. Ante aquélla añoranza, mis ojos se llenaron de lágrimas, algo que no pude ocultarlo de él.
—Daven, no hagas ésto...
No pude terminar de hablar, ya que él capturó mis labios en un beso suave, tierno y cargado de todas las emociones que no se podían expresar con palabras. Me derretí al instante, rodeé su cuello con mis brazos y le devolví el beso mientras lentamente nos dejábamos caer en el sofá.
Lo extrañaba, lo cierto es que no importa cuánto me mienta a mí misma o a los demás, mí corazón sabe lo que siente cuando Daven está cerca. Sí, usé a James Velasco para olvidar al padre de mis hijos, no me enorgullezco de ello, pero en ese momento me parecía la mejor opción. Tenía el orgullo herido y que un niño como él me deseara era la subida de ego que necesitaba.
Las manos grandes y fuertes de Daven, comenzaron a recorrer mí cuerpo como si estuviera tratando de convencerse de que realmente estaba ahí, en ningún momento dejamos de besarnos, no queríamos apartarnos por nada en el mundo. Fue como si, por un momento, existieramos sólo los dos.
—¿Mami? ¿Papi? –Rompimos el beso al instante al escuchar la vocecita somnolienta de Francesca, quien se frotaba los ojos tratando de quitarse el sueño de encima. Pronto nos vió, y su rostro se iluminó–. KYAAAAA –Chilló y comenzó a correr a su cuarto nuevamente– ¡Freddy! ¡Mami y papi están besándose! –La escuchamos gritar, ambos nos observamos con incredulidad por su reacción, antes de soltar una carcajada mutua–.
—Ella es igual a ti –murmuró, mientras depositaba besos en mí frente y mejillas–.
—¡¿QUÉ?! –Escuchamos a Frederick gritar, y pronto vino a la sala, observándonos furioso con sus mejillas regordetas hinchadas–. ¡Mami, aléjate de él, ahora! —Exigió, mientras intentaba apartarme de su padre, pero Daven se aferró aún más a mí, sin darle oportunidad a nuestro hijo–.
—¡Sueltala, es mí mami! –Se quejó y su padre soltó una burla–.
—Es mí mujer.
—¡Mami me quiere más que a ti! –Se defendió nuestro pequeño–
—¿Si? ¡Pues a mí me besa en la boca! –Contraatacó su padre, poniéndose a la altura de nuestro hijo–.
—¡Daven! –Le di un golpecito en el pecho–. ¡Tiene cinco años y tu tienes treinta y dos, actúa como tal! –Lo regañé y él soltó una queja silenciosa mientras desafiaba a nuestro hijo con la mirada–.
—Bien, dejaré de discutir con él.
Apesar de que acababa de discutir con nuestro hijo, sabía perfectamente que Daven sólo bromeaba con él. Frederick tiene el carácter de su padre, ser protector, posesivo y celoso es parte del paquete, por eso ambos chocan tanto; porque nuestro hijo es la copia de su padre.