Cristóbal Devereaux, un billonario arrogante. Qué está a punto de casarse.
Imagínatelo. De porte impecable, a sus 35 años, está acostumbrado a tener el control de cualquier situación. Rodeado de lujos en cada aspecto de su vida.
Pero los acontecimientos que está a punto de vivir, lo harán dar un giro de 180 grados en su vida. Volviéndose un hombre más arrogante, solitario de corazón frío. Olvidándose de su vida social, durante varios años.
Pero la vida le tiene preparado varios acontecimientos, donde tendrá que aprender a distinguir el verdadero amor. Y darse la oportunidad de amar libremente.
Acompañame en está nueva obra esperando sea de su agrado.
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Un año
Cuando el automóvil, se detuvo frente a la impresionantemente residencia, María sintió como se le hizo un nudo en el estomago, no sabía lo que le esperaba dentro de esa casa. La mansión Devereaux era una obra maestra arquitectónica: Columnas de mármol, ventanales altos, jardines impecables y una fuente central que parecía sacada de un cuento de hadas. María se quedó tan sorprendida, todo aquello parecía un palacio, donde pasaría quien sabe cuanto tiempo. Hasta que su hija recuperara la consciencia, o tal vez nunca despertaría de aquel sueño donde se encontraba sumergida.
Las puertas se abrieron, y Henry el asistente personal de Cristóbal, se apresuró a ayudar a bajar lucía, mientras que Cristóbal solo se dedico a ver, la llegada de ese par de mujeres a su residencia llegaban a incomodar su espació. Henry dedico una medí sonrisa a María.
-- Bienvenida señora, María. --
Cristobal de inmediato dirigió su mirada hacia Henry, María al notar la mirada de fría de Cristóbal solo se encogió de hombros agachado la vista.
-- Déjate de palabrerías Henry y llévala a la habitación. --
Henry levanto en brazos a lucía, María camino detrás de ellos, al cruzar las enormes puertas dobles, un grupo de empleados se encontraba alineado en el vestíbulo. Todos vestían uniformes impecables y tenían expresiones neutras casi entrenadas, para no reflejar emociones.
Una mujer mayor, de porte elegante y mirada critica, se adelanto.
-- Señor, Devereaux, la suite principal ha sido preparada con todo lo que usted ordeno ahí la señorita, podrá ser cuidada y atendida muy bien. --
Informó con una leve inclinación de cabeza. Luego, dirigió su mirada a la madre de Maria.
-- Bienvenida, señora. Soy Margaret, la ama de llaves, si necesita algo, puede pedírmelo a mi o a cualquier miembro del personal. --
-- Gracias. --
Respondió ella en voz baja, sintiéndose completamente fuera de lugar. Cristóbal no se detuvo a explicarle nada. Simplemente comenzó a caminar hacia la escalera principal, dejando claro que esperaba que María lo siguiera para explicarle bien sus funciones.
-- Este sera su espacio señora, se ocupara de cuidarla prácticamente la 24 horas del día. --
Cristóbal comenzó a explicarle a Maria, todo lo que debía hacer, y decir delante otros empleados, pues le prohibió que hablara de más, que no olvidara que tenia un contrato confidencial firmado. Después solo vio por un momento a Lucía después. Camino hacia la puerta se detuvo antes de salir.
-- A prendase las reglas de esta casa, no espere que se las esté repitiendo, no por que me haya casado con su hija, no quiere decir que seamos familia. --
Antes de que ella pudiera responder, Cristóbal se giró saliendo de la habitación. Los siguientes días fueron de adaptación, para Maria, prefería no salir de la habitación de su hija y pasar todo el día al cuidado de su hija. Que hasta el momento no había habido ningún cambio en la salud de Lucía.
Margaret, el ama de llaves, se encargó de explicarle las normas básicas: los horarios de comida, las áreas privadas de Cristóbal donde no debía entrar, y la rutina del personal.
-- El señor Devereaux tiene un carácter ... Particular. -- Dijo Margaret con diplomacia. -- Es mejor no molestarlo cuando está en su despacho. --
María asintió, aunque ya lo había notado por sí misma.
Un par de días después, Leonora decidió ir a visitar a Lucía, en cuanto entro a la casa se dirigió a las escaleras con toda elegancia de una reina que inspecciona su reino, en cuanto entro a la habitación. Su mirada crítica recorrió la habitación, después, de la cabeza a los pies a la chica recostada en esa cama, que aún continua dormida.
-- No sé, si esto es por azares del destino. Pero finalmente estas, donde debes de estar. --
Pero de pronto la puerta se abrió, interrumpiendo a Leonora, se gira con toda elegancia, para ver quien había entrado, al ver a Maria, las mujeres se quedan viendo de frente. Leonora saluda a Maria.
--¿Cómo has estado Maria?. Cuantos años sin vernos.
-- Bien, señora -- Maria agacha la mirada camina hacia la cama, queda viendo a su hija, cuando Leonora le dice. --
-- Nunca pensé que volveríamos a vernos, después de tantos años. Después de lo ocurrido. --
Maria sintió un escalofrío que le recorrió la espalda, no se imaginó que Leonora le fuera a recordar lo ocurrido hace tantos años. Maria se quedó en silencio. Leonora al verla que se había quedado en silencio.
--Me alegró que nos hayamos vuelto a encontrar, no en las mejores condiciones. Pero tú sabes que siempre te voy a estar en deuda contigo. --
Dichas estas palabras Leonora se da la vuelta saliendo de la habitación con toda elegancia, mientras que Maria voltea a ver a su hija, por sus mejillas se deslizan algunas lágrimas, recordando un triste pasado donde su esposo murió, en aquella tragedia.
Los días comienzan a pasar seguido de las semanas y los meses.
**\ Un año después /**
A pasado un año desde el accidente de Lucía, en todos ese tiempo no a mostrado ningún cambio. Por su lado Cristóbal a continuado con su vida, como si nada haya pasado, sus viajes constantes al extranjero, su presencia es notoria en su residencia, Leonora visita a lucía cada vez que puede, las pocas veces que se ha encontrado con su hijo solo hablan un poco relacionado con la salud de lucía.
Henry se ha encargado de recordarle a Cristóbal de visitar a lucía, pues que no olvide que tiene un compromiso. Pues ella es su esposa, Cristóbal no le gusta recibir ordenes y mucho menos si vienen de su asistente recordándole que tiene un compromiso con esa mujer que sigue como un vegetal.
-- Tal parece que piensas quedarte toda la vida así. --
Dice Cristóbal viendo a Lucía, después se da la vuelta para salir de la habitación. Cuando escucha una voz un poco apagada.
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Lucia, de vrrdad como enamorarse de un ser tan vacio, carente de amor propio y de paso cachon, abrase, dejelo no continue ahi, uno debe saber cuando irse
Creo q no hay coherencia, entre el cerebro, boca y corazón