La Noble Esposa Del Presidente

— ¿Te asusté? - Arturo volvió a acercar su rostro a ella, pero Susan dio la vuelta su rostro - No estaba pensando en besarte, no te creas muy deseable, o piensas que te deseo mucho.

— No creo aquello, pero tengo curiosidad de saber por qué intimidas conmigo más de 3 veces.

— Créeme que cuando sepas la respuesta tu noble corazón no podría soportarlo - Arturo volvió a sonreír - Quítame la camisa, no hagas que te lo vuelva a repetir.

Susan se sintió abatida, así que con sus manos temblorosas empezó a quitarle por fin la camisa al hombre.

— Ya está, ¿Puedes dejarme ir? - Susan se animó a mirarlo.

— Me has hecho muy insatisfecho hoy, no quiero dejarte ir - Arturo tenía una mirada asesina.

— ¿En qué te ofendí? - Preguntó la mujer.

— Adivina - Arturo por fin la soltó tomando distancia de ella - ven a lavarme.

— ¿Estás loco? - Susan entró en pánico al escuchar las palabras del hombre - no estás discapacitado, puedes bañarte tu mismo, incluso dudo con tus habilidades que incluso que cuando eras chiquito hubieras necesitado de alguien para bañarte.

— ¿Tengo buenas habilidades? - Arturo volvió a detenerse.

— Piensa mucho, señor Presidente - Susan apartó la mirada rápidamente del hombre.

— ¿Por qué no puedes mirarme Susan? - Arturo enarco las cejas.

— ¿No ha tomado su medicina? Está alucinando, estoy muy cansada.

— Bueno, ven a lavarme, después ya estás libre.

— No pienso hacer eso - Susan doblo sus brazos a la altura del pecho.

— Entonces no vas a dormir, no es problema mío eso - Arturo procedió a quitarse el pantalón, Susan casi grito por la acción del hombre.

—¿Qué demonios estás haciendo? Arturo, puedes dejar de crear problemas, y entra en el baño.

— La Empresa de tu padre tiene descenso de accionistas, si te comportas y me complaces voy a salvar de la quiebra al Grupo Fontaine - Susan esta vez si miró directamente al hombre sorprendida por sus palabras.

— La empresa estaba bien ¿Qué ocurrió? - el primer pensamiento de Susan fue en su padre, como sería su reacción si se recupera y si se entera de que su Empresa está decayendo.

— Esto ocurre cuando no se tiene un Líder en la cabeza, El Grupo Fontaine es un chiste ahora, tu madre está metida en la Empresa de su Familia, Gabriela supongo que tomará las riendas, pero durante los 3 meses tú ni siquiera te preocupaste por la Empresa, pero como eres muy noble supongo que no vas a dejar caer el último escombro que lo sostiene, es decir a mí.

— ¿Qué vas a hacer? - Susan tenía el presentimiento de que algo más el hombre solicitaría su intuición se lo decía.

— El Grupo Fontaine está dividido con 50% de las acciones que tu padre le cedió a Gabriela, el 20 a un socio, otro 20 para tu madre, el 5 que es de él y el 5 que es tuyo.

— Tengo 5% que tanto podría hacer yo - Susan sonrió - No tengo manera de Lidiar con nadie ni mucho menos de solucionar algo.

— Dame el 5% y verás que si puedo hacer mucho - Oh, por supuesto que Susan sabe que las plantas de Arturo eran muy fiables, Arturo era muy capaz, pero ¿sería lo correcto? - Bien, por lo visto no confías en mí, solo toma asiento y escucha porque dudo mucho que observes como se destruye el Patrimonio de tu Padre y tu hermana.

— Pero Gabriela ha vuelto, ella es muy capaz, es una mujer de negocios, conoce y estoy segura de que ella va a sacar la cara por la Empresa.

— Susan, mejor olvida - La mujer pudo distinguir el brillo del fastidio en los ojos de Arturo.

— Está bien, voy - Antes de que Susan exprese sus palabras, el hombre había cerrado la puerta del Baño, la mujer había suspirado, tenía miedo de que Gabriela no pudiera lidiar con aquel problema, ella tampoco sabe en qué condiciones está su hermana, aunque ahora que lo piensa de seguro ella le habría mencionado el problema a Arturo en el encuentro que tuvieron a la mañana.

Susan está segura que Arturo no va a dejar caer el patrimonio de su amada, y quiere esos 5% para dárselo a ella, y aquello efectivamente a ella no le importa.

— Arturo, aceptó darte lo que me estás pudiendo - ni bien la mujer empezó a hablar, la ducha también se escuchó, Susan negó con la cabeza, se había dado la vuelta para alejarse, pero al mismo tiempo la puerta se abrió y su pequeño cuerpo cayó en brazos fuertes que estaban mojados.

— Entonces coopera, sé buena chica - Arturo le pellizco la punta de la nariz, segundos después la beso, sus labios se enredan, el hombre dejo una pequeña mordida en los labios de ella trasladándolos por debajo de la ducha.

— ¿Por qué haces esto? - Susan se quejó mientras sentía el agua recorrer todo su cuerpo, también el cuerpo de Arturo rozando el suyo.

— Ya te he dicho que cuando lo sepas vas a entrar en pánico - Arturo hablaba muy sensual y eso le preocupaba a ella, parece ser que aquel tono de voz empleado por él podría ser la perdición de ella.

— ¿No puedes controlar tus necesidades? - Susan cerró los ojos al sentir los besos en su clavícula, se sentía tan placentero a la vez un poco doloroso.

Las manos de él puestas firmemente en su cintura, de un momento a otro Arturo le había dado la vuelta a ella, dejando que las manos de la mujer puestas por la pared, levantó su pijama de ella, movimientos rápidos, Arturo la envolvió por la cintura dejando reposar sus manos por encima del vientre de ella, posteriormente había empezado a bombear en el cuerpo de Susan, claramente ya el cuerpo de ella reaccionaba por instinto a todo lo que Arturo le haga, mientras la masculinidad del hombre se pierde profundamente en la feminidad de ella.

Susan empezó a emitir gemidos, que eran incontrolables, mientras Arturo la tomaba con más rudeza, el choque de sus caderas con los chorros de agua caliente era excitante, las manos de él guiando los movimientos, Susan se había encorvado más, logrando una penetración que la hizo gritar, Arturo se llevó la cabeza hacia atrás cuando encontró su mayor placer, al mismo tiempo que ella se sacudió, ambos encontráis el éxtasis al mismo tiempo.

— Buen trabajo - Cuando Arturo se apartó de ella, Susan apenas podía sostenerse por la pared, es más, sus piernas apenas soportaban, el hombre dejó que las gotas de agua la relajen, pero cada gota que cae por encima de su cuerpo solamente la recuerdan a las caricias de él, ella cerró los ojos queriendo borrar todo, pero era imposible, Arturo le había hecho el amor de una manera salvaje, que la hace sentirse más coqueta.