DESTINO Y FEROMONAS

-Doctor, llegó la perrita de…

La asistente no pudo terminar de hablar porque vio al Omega agachado en su escritorio buscando ahora las llaves de su auto..

-¿Que hace? ¿Está todo en orden?-pregunto la asistente.

-No, yo… yo ne..necesito, mi auto, necesito salir.

-Doctor llegó la perrita, su cita de las 3 ella tiene un cuadro de….

De nuevo no pudo terminar de hablar porque el Omega se levantó y como pudo llegó a la puerta.. se sostuvo del marco de la misma y le dijo a su asistente con una mirada asesina.

-Laura… contacta a Laura y no, no puedo atenderla.. y..yo debo ir a casa.. comenzaba a desprender feromonas , pero claro su asistente no lo sabría, ya que al igual que la otra doctora ella era una beta, solo miro a su jefe irse mal, por la puerta de atrás de la clínica, no quería toparse con nadie solo quería llegar a su auto.

Luc estaba en el estacionamiento, aún no se calmaba del tod, pero lo sabía, eso jamás antes le había pasado, jamás había sentido tanta necesidad de unas feromonas en su vida. Incluso el cosquilleo de su mandíbula y después al verse en el espejo y notar sus ojos de un azul intenso mudar al característico color dorado que solo le ofrecía su Rut...

Estaba dispuesto a irse y encendió el auto para en un segundo escuchar a su pequeña parte alfa animal que le decía por dentro

¡VOLTEA!

Y así mismo lo hizo, giro la cara para encontrarse justo al otro lado de la banqueta a un chico precioso rubio de hermosos ojos color miel con un ligero iris color rosado, que indicaban el inicio de su celo, aquel Omega era hermoso al ojo ageno, de estatura perfecta y cuerpo tan divino como una musa.

Labios tan rojos y formados como las manzanas que tanto le gustaban a Luc, lo vio tambalearse en un par de ocasiones y sostenerse de la pared y un contenedor de basura para luego caer al piso.

Luc no supo en que momento llego a su lado, solo sabía que debía ayudarlo…

-oye, estás bien…?

-Yo.. necesito.. auto.. mi auto..-contestaba Luan, bastante mareado y con el calor emanando del cuerpo.

Luc noto el aroma que inundó de nuevo sus fosas nasales, y por un momento tuvo el impulso de tomarlo y llevarlo consigo, su alfa lo reclamaba; sin embargo, no lo hizo, cubrió su nariz para poder controlarse, el cosquilleo de sus colmillos le decían que debía tomarlo, pero su conciencia y la poca cordura que aún tenía lo cacheteaban de manera abrasiva.

-Hey… estás en celo… tienes alguien a quien llamar, ¿¿tienes supresores en tu auto??

Un… un alfa.. -pensaba Luan mientras alzaba la vista para captar al fuerte trigueño que estaba delante suyo, sin duda alguna era demasiado apuesto, alto con brazos tan fuertes, el ligero bello en sus brazos y las venas semimarcadas en sus manos.. indicaban una fiereza macabra dentro de la mente del Omega.

Por alguna razón esas manos no le parecían del todo mal, incluso se puso de pie para poder mirarle los ojos, azul, azul como el mar que tanto le gustaba, azul tan profundo que le transmitía la paz que su corazón anhelaba... Su luna interna lo sentía, se acercó y lo supo, el aroma que desprendía era perfecto, dio una bocanada y aspiro lento..

Hueles como el mar.. -pensó.. sin dudarlo se acercó a el, Luc aún tenía sus manos en la nariz, tratando de contener la poca calma que aún tenía y agarrando a la cordura de un pie para que no escapara porque francamente estaba a punto…

-Hey… mi hermana es Omega también y ella… ella toma supresores , francamente no sé que hacer mi Rut es diferente.. pero puedo, no más bien, puedes darme alguna información y yo llamo..

-Ayu… ayudamee..- fue lo último que pudo decir el Omega cuando se dejó caer en los brazos de aquel imponente alfa