Estuve diez años casada con el amor de mí vida, aún sabiendo que el amor de mí vida, amaba a mí hermana.
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Capitulo 4
...Aziel....
Estaba en plena fiesta de compromiso, pasándola genial con Dakota, cuándo la policía llamó a la puerta.
La música se detuvo y todos los presentes observaban curiosos.
Mí suegro se acercó a los oficiales.
—¿Puedo ayudarlos? –Preguntó con confusión–.
—Buenas tardes, ¿Ésta es la residencia Voinescu? –Indagó el oficial y mí suegro asintió–.
—Sí, es aquí. ¿Ocurre algo? –Intervino Luke–.
El oficial levantó la vista y respondió.
—Hubo un accidente. –Informó–.
Por alguna razón, sentí incomodidad en mí interior.
Dakota me abrazó, besando mí cuello tratando de llamar mí atención. Y, lo logró al instante.
Fijé mí atención en la mujer que amaba.
Así fue hasta que el oficial volvió a hablar.
—¿La señorita Aspen Voinescu, es su hija?
Ante la pregunta, mí cuerpo se tensó, regresándome a la realidad.
Mí atención se fijó rápidamente en los oficiales nuevamente.
—Sí, es mí hija. –Respondió mí suegro–. ¿Por qué?
—Señor Voinescu, su hija tuvo un accidente automovilístico.
Ante éstas palabras, pude sentir como todo a mí alrededor se destruía en cuestión de segundos.
Ahora estoy aquí, en el hospital.
Caminando de un lado a otro esperando noticias de la madre de mí hijo.
Dakota está conmigo.
Sus padres y hermanos también.
Calen está en casa de mis padres, ya que tan pronto como Carolina supo del accidente, vino rápidamente aquí.
He estado aquí por horas y Aspen aún no despierta.
Se suponía que hoy era mí fiesta de compromiso. Se suponía que debía estar festejando con Dakota.
¿Por qué Aspen siempre tiene que arruinar mí felicidad?
Observé a los demás presentes, Dakota estaba con su celular haciendo quién sabe que.
Ethan y Kyle estaban sorprendentemente muy ansiosos, esperando noticias de Aspen.
Luke, como siempre, mantuvo su rostro inexpresivo. Pero, lo noté, los ojos rojos por aguantar las ganas de llorar.
Mí visión se posó entonces en mis suegros.
Él estaba estoico, como siempre. Y ella temblaba, hablando entre dientes.
No entendía lo que decía, pero pude captar algo.
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Creo que es la primera vez que veo a mí suegra así, tan alterada y herida. En especial por Aspen, ya que no es un secreto que su familia nunca la quiso.
Supongo que la idea de perder a su hija hizo que su corazón se ablandara, al menos un poco.
—¡Aspen! –Escuché a Carolina gritar, y rápidamente miré en dirección a donde habían llevado a Aspen–.
Y ahí estaba ella, tenía vendas en algunos lugares del cuerpo.
Cortes en su rostro y también en las piernas.
Pero, aparentemente nada grave.
Aún así, ver a mí ahora ex-mujer de ese modo, hizo que mí corazón doliera.
Porque si algo malo le pasa a Aspen, ¿Cómo se supone que se lo explicaré a mí hijo?.
Me acerqué a ella y extendí mí mano, tratando de tocarla.
—Aspen, ¿Cómo te sientes...? –Me quedé en shock al ver que ella pasó junto a mí, ignorando mí presencia–.
Volteé incrédulo, ¿Había sido un error?
Si, debe ser eso, ya que Aspen nunca me ignoraría.
Ví como Carolina se rompió ante ella, la abrazó y comenzó a llorar.
Aspen le devolvió el gesto, la tranquilizó no queriendo que estuviera triste.
Si, esa era Aspen, incluso ahora estando herida, se preocupa más por los demás que por ella misma.
—Aspen... –Tomé su muñeca suavemente–. ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien? –Hablé en un tono sorprendentemente suave–.
Creí que así ella me miraría como siempre lo hizo.
Con aquéllos ojos azules repletos de amor, anhelo y devoción.
Pero, lo que recibí fue una mirada mortal y vacía.
Me estremecí ante aquéllos ojos.
<<¿Qué estaba pasando?>>
Ella se apartó de mí agarre.
—¿Dónde está mí hijo? –Preguntó con frialdad–.
Estaba en shock, era como ver a una persona completamente nueva.
<<¿Dónde estaba la Aspen dulce y amable?>>.
<<¿Quién es ésta nueva mujer ante mí?>>.
—Está en casa de mis padres. –Le informé–.
Ella asintió y comenzó a alejarse.
—¡Aspen, hija! –Su madre habló poniéndose de pie–.
Aspen se detuvo, mirándo a todos por encima del hombro.
No era el único, todos los presentes estaban en shock ante esos ojos.
Ella era Aspen, pero ahora se veía diferente.
Tan vacía.
Era como ver un cascarón vacío de lo que alguna vez fue mí esposa.
—¿Adónde vas? No puedes irte así, necesitas descansar. –Mi suegra continuó, ganándose una burla de Aspen–.
—Voy a buscar a mí hijo. –Soltó sin emoción–.
Mí pecho se encogió.
—Te llevaré, sólo déjame...
—No. –Me interrumpió–. No quiero nada de ti, de ninguno de ustedes. Están muertos para mí. –Sentenció, y se fue, seguida por Carolina–.
Nos quedamos paralizados.
<<¿Qué? ¿Ella realmente dijo eso?>>
Podía ver la sorpresa en el rostro de todos, hasta en el de Dakota.
<<¿Qué le ocurría a Aspen?>>
<<¿Por qué actuaba así?>>
...****************...
...Aspen....
Abrí los ojos y los cerré rápidamente ya que la luz me molestaba.
Intenté moverme pero me dolía todo.
—Aspen... ¿Puedes oírme? –Una voz femenina llamaba mí nombre–.
Era una enfermera.
—Ugh... –Solté un quejido–. ¿Qué pasó?
—Tuviste un accidente. –Me informó–.
Un accidente...
Claro, fue cuando recordé todo.
El divorcio.
La fiesta de compromiso entre mí hermana y mí ex-esposo.
Ese hijo de puta se comprometió con Dakota y ni siquiera ha pasado una semana desde nuestro divorcio.
La burla de mis familiares.
El rechazo al que he sido expuesta toda mí vida.
Lo recordé todo.
Fue ahí cuando decidí darme por vencida con ellos.
Se acabó, ya no los amo.