📚¡UN CEO! ¿DE PADRASTRO?
Él guarda una venganza.
Ella, un pasado que no la deja en paz.
Valentina es madre soltera y ha aprendido a sobrevivir en silencio.
De noche baila bajo luces artificiales de un club, ocultando su nombre, identidad y su dolor.
Todo su mundo se pone de cabeza cuando empieza a trabajar como secretaria del CEO más reconocido del país, mientras lucha por salvar a su hija enferma.
El amor es un lujo que no puede permitirse... o eso creía.
Armando Garza, frío, calculador y poderoso, tiene un solo objetivo: una venganza .
Pero su mundo perfectamente controlado se tambalea cuando una pequeña empieza a llamarlo “papá”...
Y cuando sus días se entrelazan con los de Valentina, la mujer que nunca debió cruzarse en su camino.
El deseo será inevitable.
El peligro, constante.
Y el pasado... letal.
¿Podrán amarse entre secretos, traiciones y mentiras?
¿Podrán forjar otra historia o su futuro ya está escrito?
Una novela con temas sensibles. No apta para todo público.
NovelToon tiene autorización de Frida Escobar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Armando Garza la historia del CEO.
Me llamo Armando Garza, tengo 25 años y soy el dueño absoluto de Nuevo Imperio, la empresa número uno del país.
Desde pequeño supe cuál era mi destino. No me desvié ni un centímetro hasta conseguirlo, incluso si eso significó caminar sobre cenizas ajenas. Mi apellido cargaba una maldición: mi padre fue acusado de lavado de dinero cuando yo era apenas un niño y eso nos borró de la cima. Tuvimos que empezar desde cero. O mejor dicho, yo tuve que hacerlo.
Hoy, como se lo prometí a mis padres, viven rodeados de comodidades. Ellos descansan. Ahora me toca a mí.
—¿Armando, por qué no vino Alexa contigo? —pregunta mi madre, levantando la vista mientras yo reviso el celular.
—Tiene cosas que hacer. Igual que yo.
Me levanto del sillón y mi madre se acerca para abrazarme.
—Mañana quiero hacer una cena familiar.
—Madre, tienes una tarjeta. Úsala.
—Es que a tu padre le molesta... ¿Podrías hablar con él?
—Está bien.
La dejo atrás y salgo al jardín. Mi padre está sentado, inmóvil, sin mirar siquiera las flores. Me acerco y él, sin voltearme a ver, percibe mi presencia.
—Tu madre puede hacer lo que quiera —dice con voz áspera—. Allá ella, si aún quiere fingir que forma parte de la sociedad que nos escupió cuando más la necesitábamos.
—Padre… para mamá es una forma de escapar de todo lo que pasó.
—Pero no con los que nos dieron la espalda.
Se queda callado un segundo, luego cambia abruptamente de tema
—¿Y tú con Alexa? ¿Cómo van?
—Normal.
—¿Ya tienen fecha de boda?
—Sí.
—¿Cuándo?
—En seis meses.
—Es mucho tiempo.
—Lo sé.
Mi celular vibra. Es Alexa. Suspiro antes de contestar.
—Armando, mis papás quieren que vengas esta noche. Quieren empezar a planear la fiesta de la pedida de mano.
—Estoy ocupado.
—Mis padres te esperan. Se molestarán si no vas.
—¿Y tú crees que me importa? ¡No soy su maldito empleado!
—Lo siento, amor. Yo me las arreglo —responde con su voz mimada antes de colgar.
—Modera tu forma de hablarle —gruñe mi padre.
Salgo sin contestar. Estoy por subir a mi Ferrari cuando mi madre aparece apresurada.
—Me llamó Alexa. Sus padres te esperan esta noche… ¿por qué no vamos?
—Ya le dije que tengo cosas que hacer.
Ella asiente, pero no logra esconder la tristeza en sus ojos.
—Solo quiero que todo vuelva a ser como antes. Tenemos una segunda oportunidad… pero parezco un bicho raro entre tú y tu padre.
—Siento que lo veas así. Tengo que volver a la oficina.
Subo al auto y me alejo de esa casa que, aunque lujosa, siempre me pareció más fría que mi penthouse.
Al llegar, me quito la gabardina. Ha comenzado a nevar. La chimenea ya está encendida. Me siento frente a ella, aflojándome la corbata.
Desde niño, no tuve opción. Mi mente fue entrenada para lograr esto. Ser el dueño de todo. A cualquier precio.
Mi celular suena. Es Julián.
—Armando, supongo que estás celebrando la nueva línea de ropa de tu novia.
—¿Qué quieres? —le contesto, frotándome el rostro. Ha sido un día de mierda desde que mi secretaria renunció sin previo aviso.
—Salió la vacante, pero deberías aceptar a la candidata que recomiendan Alexa y sus padres. Si no, pasará lo mismo que con la última. Terminará renunciando.
—Julian, mañana necesito a alguien en ese puesto. A la voz de ya.
—¿Estás en tu penthouse? Voy para allá.
Cuelgo, sabiendo que vendrá aunque le diga que no. Treinta minutos después, el elevador suena.
Pero quien entra no es Julián. Es Alexa.
Trae un abrigo blanco que se quita apenas entra, dejando ver la lencería que lleva debajo. Camina hasta mí, se sienta en mis piernas y posa las manos en mis hombros.
—Ponte el abrigo. Julián viene en camino —le digo, apartando sus manos. En lugar de relajarme, me está irritando más.
—¿Es Julián… o Violeta?
Me mira enojada.
—Odio los reclamos. Toma tu abrigo y lárgate de mi casa. Ve con tus padres. Si quieres cancelar la boda, hazlo.
Se limpia las lágrimas en silencio, recoge su abrigo y pulsa el botón del elevador.
—Se cancela la boda.
—Por mí, está bien.
Las puertas se abren. Julián sale del elevador justo cuando ella sube haciendo que las puertas se cierren.
—¿Y ahora qué pasó? ¿Otra vez encontró mensajes de Violeta?
No respondo. Mi mirada lo dice todo, que no le responderé. Sirve dos vasos de vodka.
—Ya llegaron los currículums. Elige una.
—Descarta a todas las que ya hayan trabajado como secretaria, las que tengan conexiones con familias adineradas, y las que fueron recomendadas por los Vitres.
—Ok, fuera las del clan buitre —dice, riéndose. Y es que sí, así son. Carroñeros que solo se acercan cuando hueles a derrota.
—También descarta a las nacidas aquí. Quiero a alguien que haya llegado recientemente a esta ciudad. Que tenga familia. Que necesite el trabajo de verdad y no lo deje botado.
—Con esos filtros solo quedan cinco.
Me muestra las opciones, pero no miro. Sigo viendo el fuego.
—Elige la que sea. Que se presente mañana. Me urge.
Julián saca su celular y me muestra una noticia.
> “La modelo Alexa Vitres lanza su nueva línea de ropa de verano y expresa su entusiasmo por los preparativos de su boda con el empresario Armando Garza.”
—Impresionante. Sale llorando de aquí y cinco minutos después está en un en vivo anunciando la boda con entusiasmo.
Y lo que más me sorprende… es que la soportes. Aunque bueno, algo ha de hacer bien.
Sirve más vodka.
—A veces me pregunto por qué la aguantas… pero luego recuerdo cuando la escuché decir que te creías Christian Grey.
—¿Quién?
—Un tipo que le gustaba amarrar mujeres en la cama y hacerles no sé cuántas cosas raras..... les hace firmar no se que cosa y les mete......
Le quito el vaso de las manos.
—Yaaaa, vete a tu casa. Ya estás hablando estupideces.
Le grito sujetandome la sien que me palpita, se levanta sin ofenderse. Lo veo marcharse y bloqueo el elevador. No quiero a nadie más subiendo esta noche.
Subo a mi habitación, me doy una ducha caliente, me pongo el pantalón de pijama y me meto en la cama.
Doy por terminado mi día de mierda.