El Cachorro Del Rey

Astrid, entró a la oficina de Kaelen había preparado el café como a él le gusta, pensó que al llegar ya lo encontraría ahí, pero no fue así, tuvo tiempo suficiente incluso para revisar la agenda, solo tendría dos reuniones marcadas como privadas, de ahí solo era revisar documentos para posteriormente firmarlos.

Miro la hora de su reloj de mano, hacía muy poco que había dejado a Alain en el colegio, pero no podía evitar sentirse nerviosa, ansiosa de que el día pasara rápido e ir por él y preguntarle como le fue, solo esperaba que le fuera de maravilla, su pequeño merecía estar feliz en su nueva escuela y hacer amigos.

La puerta se abrió y entró el Rey, al verla no pudo evitar sonreír, se acercó a ella y la rodeo en brazos.

- ¿Qué hace? Estamos en la oficina…- Ella trato de apartarlo\, no es que no le gustara su cercanía\, solo que para ella no era el lugar apropiado.

Kaelen rio e inclino sus labios para darle un tierno beso, ella por puro instinto respondió dándole una bofetada, pero no fue tan fuerte como las anteriores, ni siquiera giro su cabeza esta vez, solo abrió sus ojos y la miro firmemente.

- Lo siento\, pero\, pueden vernos…y además hay mucho trabajo – Susurro nerviosa.

Kaelen asintió y la soltó, dirigió su mirada hacia su escritorio, se acerco a tomar la taza de café que ella había preparado para tomar un sorbo.

- ¿Has podido entender lo que tu loba dice? – Preguntó una vez que tomo su café\, sentándose a la orilla del escritorio.

- No\, aunque los dolores de cabeza han disminuido – Respondió ella.

Astrid sintió una punzada en su corazón al estar lejos de él, aunque sabían el lugar donde estaban, necesitaba de la cercanía de Kaelen, dirigió su mirada hacia la puerta estaba cerrada, nadie entraría sin permiso a la oficina del rey.

Se dirigió a él y dio unos pasos acortando la distancia entre ellos, tomo las manos de Kaelen y las coloco sobre su cintura.

Kaelen rio ante la acción de ella, pero no se apartó, al contrario, la atrajo más a él, acomodándola en medio de sus piernas.

- Aparecen dos reuniones privadas después de medio día – Comentó ella mientras revisaba la tablet.

- Si\, debo reunirme con algunos ancianos del consejo – Respondió.

- ¿Está bien que me digas?  Aquí aparecen privadas – Comentó ella\, giro la tablet para mostrarle.

- Por supuesto\, la reunión se trata sobre ti y mi cachorro – Dijo.

- ¿Es malo? – Preguntó mordiendo su labio inferior.

- Tranquila\, solo son detalles que debo solucionar personalmente antes de la presentación de mi cachorro\, y por supuesto de mi reina – Se inclino a ella y beso el puente de su nariz.

- ¿Reina? – Lo miro con asombro.

Kaelen rio al ver esa mirada ingenua de ella. Pero Astrid aun no entendía que ella se convertiría en reina al ser su pareja destinada. No dijo más, se inclino de nuevo a ella y está vez beso sus labios, por fortuna Astrid no respondió con otra de sus bofetadas.

- Tenemos tiempo hasta esas reuniones – Dijo cerca de sus labios.

Ella ya tenía sus mejillas sonrojadas, a pesar de que su celo ya estaba controlado por el medicamento, sentía su cuerpo arder de deseo.

Kaelen la cargo en brazos, ella envolvió sus piernas alrededor de sus caderas, camino con ella hasta el sofá donde se sentó.

- ¿Qué cree que está haciendo? Tiene documentación importante que revisar y firmar – Dijo Astrid con su rostro rojo\, ahorcajadas en él.

- Lo haré después de desayunar – Sus manos ya estaban desabotonando la blusa de ella.

Los pechos de Astrid ya solo eran cubiertos por la tela de encaje del brasier blanco, sus pezones ya estaban duros, ansiosos por sentir las caricias de Kaelen.

- ¿Mi cachorro se alimento de ellas? – Pregunto. Levanto su mirad a ella mientras sus manos ya estaban masajeando sus senos.

- Si\, hasta los dos años…- Susurro\, con su respiración entre cortada.

- Perfecto\, entonces ahora me alimentaran a mi ¿verdad? – Preguntó arqueando sus cejas de manera divertida.

- Eres un pervertido…- Soltó Astrid mordiendo sus labios.

Kaelen mordió su suave barbilla y después llevo su rostro al busto de ella, hundiéndose en medio de ella y aspirando su exquisito aroma.

Astrid gimió, Kaelen pellizco uno de sus botones, mientras la punta de su lengua jugaba con el otro sobre la tela de encaje.

- Ay\, mierda…- Jadeo Astrid. Empezando a mover sus caderas\, sintiendo la creciente erección de él sobre su intimidad húmeda.

- ¿quieres que me detenga mi Diosa? – Preguntó levantando su mirada hacia a ella.

- ¡No! Necesitas alimentarte. - Respondió ella\, llevó sus manos detrás de su espalda y desabotono aquel brasier\, para liberar sus enormes senos\, después coloco sus manos sobre su cabeza y lo guio hasta uno de sus senos.

Kaelen succionaba, mordía y pellizcaba los senos de ella, mientras sus manos masajeaban sus glúteos, guiándola en el movimiento donde sus intimidades se encontraban con precisión, provocando que los gemidos de Astrid fueran más seguidos y fuertes.

*****************

Alain estaba sentado en su mesa, realizando las actividades que había asignado la maestra, para él era fácil y las realizaba sin ningún problema. Le Gustaba hacer todas sus tareas pues no quería que su mamá recibiera quejas, su concentración era tanto que ni siquiera se había percatado que una pequeña niña estaba observándolo con tanto asombro.

- Hola – Escuchó que lo llamaron\, se detuvo en su quehacer y se giro para encontrarse con una niña de ojos verde jade y cabello rojizo.

- Hola – Respondió con su sonrisa y mejillas sonrojadas. La pequeña se sentaba a su lado\, compartían la mesa.

- Me llamo Isabela – Se presentó la pequeña.

- Yo soy Alain – Dijo el emocionado de ver que alguien estaba hablándole.

- ¿Cómo puedes hacer todos esos trazos? Para mi es difícil- Dijo mirando el trabajo de Alain y luego el suyo\, su trabajo tenia muchas borraduras.

- Es fácil\, te enseño – Dijo él.

Alain empezó a ayudar a Isabela en la actividad, guiándola con su mano para que pudiera hacerlo, poco a poco la soltó y ella finalmente hizo el trazo que la maestra les había puesto.

- ¡Lo hice! – Grito emocionada Isabela.

Todo el grupo se giró para ver, Isabela se sonrojo y bajo la mirada.

- Muy bien\, Isabela – La maestra ya estaba al lado de ella\, observando su actividad realizada.

- Alain me ayudó – Comentó señalando al pequeño.

- Eres un buen chico\, Alain\, gracias por ayudar a tu compañera – dijo la maestra con una tierna sonrisa\, que hizo que Alain se sonrojara.

Tocaron el timbre, era hora de ir al recreo.

- ¡Vamos\, Alain! – Isabela.

- ¡Si! – Dijo emocionado saliendo con aquella pequeña pelirroja del salón de clases.

En el área de juegos, Alain escuchaba a la pelirroja que no dejaba de hablar, decía tantas cosas que él apenas podía analizar todo, pero no le importaba le gustaba saber que tenía una amiga.

- Miren la rara\, ya esta molestando al nuevo – Llegó un pequeño de cabellos rizados y castaños.

Isabela dejo de hablar, su sonrisa se desvaneció y bajo la mirada desanimada.

- Ven\, no debes juntarte con esa rara – El pequeño de cabellos rizados jalo del brazo a Alain\, pero él no se levanto del lado de Isabela.

- ¿Por qué le dices rara? – Preguntó mirando al pequeño y luego a Isabela.

- Por que lo es\, mira su cabello rojo y feo…su cara llena de esas manchas  - La señalo con desagrado\, los niños que estaban con él empezaron a reír haciendo que los ojos verde jade de Isabela se llenaran de lágrimas.

- No es feo\, y esas manchas son pecas\, lo que la hacen lucir muy bonita- Respondió Alain soltándose del agarre- Y es mi amiga – Dijo decidido.

- Entonces\, nadie más te hablara – Sentenció el pequeño.

Alain suspiró, él solo quería que todo fuera diferente a su escuela anterior, tener amigos y que no lo señalaran de raro, pero tampoco podía permitir que trataran así a Isabela, la primera que lo hablo.

- No importa – se levantó y extendió su mano hacia ella- Vamos\, Isabela – Le dijo con una gran sonrisa.

Isabela sonrió y limpio con sus manitas sus lágrimas que se habían escapado, y tomó mano Alain y ambos se alejaron de aquel pequeño.

Alain solo pensaba en las veces que Loki le dijo que podía defenderse, siempre se negó porque no quería ocasionar problemas a su madre, ahora era diferente, pues no era a él a quien molestaban, sino a una niña muy bonita quien fue la primera en hablarle en su nueva escuela y la idea de defenderla y cuidarla era algo especial.

************

En alguna parte, un ser observaba mediante una cámara todo lo que sucedía con el pequeño Alain en su nueva escuela, su aparición en el reino Greven era la señal que tanto había esperado para cumplir su misión. Ese pequeño era el hijo del último Licántropo de Greven, pero sobre todo el hijo de la sucesora de Chandra Cameron, su linaje lo hacía único y especial, con un poder que sobrepasaría incluso a sus propios padres y ese poder era lo que necesitaba para cumplir su misión.