Casamiento Por Contrato Con El Mafioso

-Ya he dicho que Rita no es para ti, pero ¿qué sabes de Eugenia?

-No puedo decirte nada de ella sin su consentimiento, pero lo que sí puedo decir es que tu abuela tiene razón, lleva un dolor que aún no puede superar, no te dijo nada de la chaqueta, porque no puede lidiar con este tipo de situaciones, no después de lo que le pasó, así que si sientes algo por ella, ve a verla y habla con ella, hazle merecer su confianza, Eugenia siempre ha sido sincera en todo y sé que siente algo por ti, si no ya te habría echado, no está jugando, sólo tiene miedo y eso es normal, no he conocido hasta hoy a un ser humano que no tenga miedo a nada -dijo Massimo.

-Lorenzo, muchas veces se piensa que cada uno tiene la obligación de mostrar lo que siente y cómo se siente al otro, pero para cada persona la forma de tratar y de amar es diferente, cuando digo que no es igual, no digo que uno ame más y el otro menos, digo que los hombres y las mujeres aman de la forma en que idealizan el amor, cada persona idealiza los sentimientos de una forma que no es igual a la del otro, Una prueba de ello son sus padres, Anna cuando se enamoró de Vittorio, lo amó sin reservas, se entregó a lo que sentía por él, pero Vittorio tenía sus inseguridades y dejó a Anna, ella estuvo años alejada de él, hasta que se reencontraron y lo aceptó con todos sus miedos y él la amó, porque no importa cuánto amamos, sino cuánto estamos dispuestos a soportar por el otro, ¿quieres saber si realmente vale la pena?Sólo pregúntate si no la ves en tu vida, si sólo fue una más que te dio placer y se acabó.

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Alice y Adriano llegan a un hotel que él tenía en Sicilia, a casi una hora de vuelo de su mansión al lugar y ella dice:

-¿Dormiremos aquí esta noche? -preguntó.

-No tengo planes para dormir, sino para tenerte por segunda vez -dijo, mordiéndose los labios con una mirada seductora.

Alice suspira y sale con él de la mano hacia su suite.

Nada más entrar, cierra la puerta y la besa insaciablemente, chupándole la lengua y dándole pequeños mordiscos en los labios.

Adriano le quita el vestido a Alice, dejándola sólo con el sujetador y las bragas,ella suspira ante su tacto, haciéndole esbozar una sonrisa de satisfacción, le encantaba ver que ella tenía sensaciones con él por segunda vez, pero que sólo él la tocaba de esa manera.

Le quita el sujetador y le pasa la lengua por los pechos, haciendo que se arquee, se le pone la piel de gallina y le pasa la barba bien hecha por el cuello, haciendo que se retuerza, doblando las piernas entre sí.

-¿Quieres que me detenga?

-No me has traído aquí para esto... quieres dejarlo... -preguntó.

-Si siento dolor, me detendré, por favor Alice no me ocultes nada- dijo.

-No te preocupes, estoy bien, si siento dolor te lo haré saber- dijo.

Podría mirarte desnuda todos los días, Alice, tu cuerpo suave y tus curvas que me hacen desesperar por tenerte", dice, mientras le baja las bragas por las piernas.

-Date la vuelta- habló en tono ordenado.

Ella le obedece y él le asegura las manos con su cinturón y pasa por los barrotes de la cama en el cabecero tirando de sus brazos con fuerza, después de asegurarla le dice:

-Inclínate y abre las piernas, si sientes dolor no olvides avisarme.

-De momento lo que tengo es curiosidad, ¿qué pretendes hacer conmigo en esta posición?

-Quiero darte placer -dijo tocándola-.

Alice gime y él siente satisfacción cuando escucha que ella estaba excitada y suplicando.

-Quiero darte placer -dijo entre gemidos ahogados-.

Adriano le suelta las manos y ella sigue en la misma posición, entonces él le hace el amor lentamente, con miedo a lastimarla, entonces ella se revuelve y presiona hacia atrás, haciendo que él se acelere y ambos sientan placer al mismo tiempo, con la misma intensidad.

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Mientras tanto en el piso de Eugenia.

Suena el timbre de la puerta y ella responde inmediatamente.

Lorenzo no dice nada, sólo entra y Eugenia dice:

-Qué pasó Lorenzo, pensé que ya no me buscarías- habló ella.

-¿Es esto lo que quieres? -preguntó.

-¿Importa lo que yo quiera?

-¿Por qué no me dijiste que tu jefe estaba aquí cuando te lo pedí?

-¿Me creerías si te dijera que mi jefe se está duchando sin acostarse conmigo?

-¡No lo sé! -dijo.

Eugenia se sienta y dice:

-Perdóname por llamarte antes algo que no eres.

-Está bien, lo siento por todo, pero es mejor que entiendas que tengo mis razones.

Lorenzo besa a Eugenia y ella le corresponde, pronto los dos se tocaban mientras el beso seguía.

Sigue...