Deseo Ser Padre

NARRADOR

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Los recién casados llegaron a Nueva York renovados. Sus amigos los esperaron en el aeropuerto, y la familia de Rubén estuvo presente, incluyendo sus hermanas, Mario, quien llegó de Italia, y su madre.

Mariana, llegó tarde y se tropezó con el papá de Rubén, quien se encontraba escondido en el aeropuerto. Al verlo, Rubén se colocó a su esposa en la espalda, pensando que su padre trataría mal a su esposa. Sin embargo, ocurrió lo contrario, ya que su padre no era ni la mitad del hombre que Rubén recordaba.

ROBERTO, padre de Rubén, le pidió perdón por todo el daño que había causado a toda su familia. Admitió haber sido egoísta, rencoroso y enfermo, y estar en proceso de recuperación de su adicción a los casinos y su violencia, en especial hacia la madre de Rubén. En ese momento, también estaba llegando la familia de Luisa. Luisa salió corriendo a saludar a sus padres, madre y hermanos. Samuel, su padre, la abrazó, la besó y le preguntó por su nieto. Al oír la palabra "nieto", Roxana, la mamá de Rubén, abrazó a su hijo, lleno de alegría, ya que iban a tener su primer nieto. Todos se fueron con sus familias, y Rubén se quedó solo, emocionado por convertirse en abuelo, aunque tenía que trabajar duro para restablecer el amor de su esposa y el respeto de sus hijos.

Habían pasado varios días, y llegó el momento de hacer las pruebas de embarazo. Marcela había estado cuidando muy bien de sí misma y había contratado a una vecina para que la ayudara con su madre y las tareas del hogar, para evitar esfuerzos o algún daño. Luis la llevaba al mercado cada semana, y así se fueron conociendo más. Ese día, Luis la recogió como siempre y llegaron a la clínica para hacer el examen. Media hora después, llegó Dante con su chofer y Tamara. Dante no había buscado a Tamara desde la inseminación invitro, ya que ella tenía planeado lo que iba a hacer en caso de que la prueba resultara positiva.

Esmeralda, había recibido los resultados alterados de las pruebas en los laboratorios de Francisco, de modo que el esperma no llegara al óvulo. Había contratado a un investigador para seguir a Francisco y Tamara. Francisco sentía que algo no estaba bien y que lo estaban siguiendo. Debía hablar con Tamara para no arriesgarse más y retirarle la posesión que tenía por el dinero de la familia Rivera.

Cuando llegaron, la obstetra Soraya les pidió que ingresaran al consultorio, pero Tamara no dejó que la doctora terminara de hablar. Soraya sabía cómo era de odiosa y no se parecía a su hermano. No sabía cómo Tamara había conseguido un hombre como el señor Rivera. Dante, en cambio, sonreía como nunca antes lo había hecho, mientras que Tamara tenía las venas del cuello a punto de reventar. Se levantó de la silla y no se despidió de nadie. Soraya les informó que iban a ser padres y les programó la primera ecografía y el control prenatal con ella en un mes. Les aseguró que podrían llamarla en caso de cualquier urgencia y recomendó a Marcela que se cuidara. Dante le agradeció a Marcela por darle la oportunidad de ser padre, mientras Tamara se iba sin decir nada.

Cuando salieron, Dante llamó a Tamara, pero ella no le contestó. Supuso que estaba ocupada y no insistió. Llamó a su madre y a sus amigos para darles las buenas noticias. Todos se ofrecieron a celebrar ese acontecimiento, habiendo luchado por ello durante tantos años.

En el consultorio de Francisco, todo era un caos, ya que Tamara estaba rompiendo y dañando todo lo que encontraba. Francisco tuvo que cancelar las citas con sus pacientes, pues Tamara estaba histérica, y nunca la había visto de esa forma. Dio la tarde libre a su secretaria. Mientras tanto, Dante se despidió de Marcela y le recomendó a Luis que la cuidara. Francisco persuadió a Tamara para irse a su apartamento y dejó al detective siguiéndolos cada paso de ellos.

Cuando llegaron, el teléfono de Tamara comenzó a sonar. Francisco contestó, ya que ella no dejaba de insistir, y le hablaron de una reunión con proveedores que había sido aplazada por una semana.

Le dieron un ultimátum de que si no se reunían ese día, no estarían interesados en hacer negocios con ella. Francisco respondió que ella no podía ir, pero que su hermano iría en su representación. Le pidió a la secretaria que tuviera todos los documentos listos, mientras él se preparaba para ir. Tomó a Tamara en brazos y la llevó a la habitación, cerrando las cortinas. Después, se dirigió a su oficina, que era un desastre. La secretaria tenía todo lo necesario preparado. Francisco se tocó la cabeza, ya que tenía dolor, y pidió que volviera a contratar a los abogados, cita dolos para ese mismo día. Comenzó a leer los documentos de los proveedores y se dio cuenta de que algo no estaba bien. Así, se reunió con los proveedores en la sala de juntas, hizo cambios en los contratos y todos quedaron contentos. Los proveedores les estaban dando tela de mala calidad porque Tamara no quería pagar los precios correspondientes a los materiales. Los abogados fueron contratados nuevamente y comenzaron a llamar a los diseñadores para llegar a un acuerdo debido al plagio.

Cuando Tamara despertó, eran las 6 de la tarde, ya que su esposo la había dejado a las 9 de la mañana.

Había dormido como hacía tiempo no lo hacía, pero al sentir el espacio vacío en donde su esposo solía dormir, se levantó con un nudo en la garganta. No había planificado su día, por lo que no tenía nada que hacer en aquel instante. Se llevó la mano al cabello y notó que estaba húmedo, se había dormido con él mojado. Se preguntó qué habría hecho su esposo en el día, pero decidió no llamarlo, a pesar de que tenía muchas ganas de hacerlo. Sabía que eso no cambiaría nada.

Tamara, se levantó y decidió poner en orden la casa mientras pensaba qué hacer con su vida.