Maximiliano Smith, el último soltero de los Insoportables descendientes, nos contará su historia de amor. Después de una relación fallida y una hija, encontrará a la mujer que haga latir su corazón.
Solo que ella, será un alma indomable y él deberá luchar para penetrar esa dura coraza, si quiere el premio mayor. "el corazón de su amada".
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CAPÍTULO 3
Malena sirvió una olla con caldo y la puso aparte, tomó un cuchillo y lo guardó en su cintura, después tomó la gran olla por ambos lados y se acercó a la mesa.
El hombre la miró y le sonrió, pensó que ella había quedado hambrienta después de la faena, pero los planes de Malena eran otros. Ella volteó el caldo casi hirviendo encima del hombre, que solo tenía un short de pijama y una camiseta.
El hombre se levantó y comenzó a gritar, Mónica trató de ayudarlo, pero Malena también tenía una ración de caldo para ella, así que se la volteó en la espalda y un grito ensordecedor salió de los labios de Mónica. Pero el hombre la ignoró, trataba de quitarse la ropa, para dejar de quemarse.
Aunque la piel le ardía como el infierno, él como pudo corrió hacia Malena y agarró por la mano.
Entonces Malena sacó el cuchillo y le hizo un pequeño corte, pero fue suficiente para que el maldito la soltara.
—Regresa Maldita —le gritó el hombre, pero Malena tomó su mochila y salió corriendo por la puerta principal sin mirar atrás.
Ella corrió tanto que se quedó sin aire, solo se detuvo cuando se vio bien lejos de la casa.
Malena tomó un bus y se dirigió al Restaurante, ese era el único lugar donde se podía refugiar. Lamentablemente, ella no tenía ninguna amiga.
En el colegio la acosaban por ser hermosa y las chicas la molestaban, aunque su cuerpo no estaba bien desarrollado, por la mala alimentación, a la que estuvo sometida. Este último año se había recuperado, tal vez por eso ese maldito abuso de ella.
Malena odiaba al maldito, pero más odiaba a su madre. Ella trabajó durante varios años en la calle y jamás se imaginó que podía ser abusada, dentro de su misma casa y delante de los ojos de su propia madre.
Malena se bajó del autobús y caminó hasta el Restaurante, pero sus pasos se detuvieron, cuando vio varios camiones, sacar las mesas, las sillas y todos los enseres de la cocina.
Ella se acercó para averiguar lo que pasaba, pero se arrepintió cuando se encontró con la mirada penetrante del hijo de Flavio.
El joven al verla la señaló y un par de hombres comenzaron a caminar hacia ella.
Malena siempre pensó que el joven no era tan bueno como su padre pensaba. Él tenía muchos tatuajes y siempre andaba bien vestido, en un auto diferente cada vez que venía a visitarlo y a pesar de que el viejo Flavio decía que el se encargaba de los gastos de su hijo.
Malena sabía que era imposible que ese humilde restaurante, pudiera cubrir todos esos lujos. Por eso su teoría de que el chico era un mafioso o andaba en algo turbio tomó fuerza, sobre todo ahora que había enviado dos gorilas a seguirla.
Malena corrió, afortunadamente logró tomar un taxi y alejarse de los hombres. Maldecía mil veces al idiota, por hacerla incurrir en un gasto tan innecesario como un taxi, pero en el momento, solo pensó en escapar.
En ese momento, su celular repicó y ella lo sacó de su mochila. Malena se sorprendió al ver el nombre de Fabián Peñalver en la pantalla.
Ni sabía que tenía ese número registrado, pero se imaginó que había Sido su querido Flavio que lo agrego antes de regalárselo en su cumpleaños.
Malena no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas al recordar a su viejo amigo. Ese hombre que la acogió en su casa y le dio una segunda oportunidad. Una que la maldita de Mónica le había robado.
El celular seguía sonando y una sonrisa perversa se dibujó en el rostro de Malena.
Ella le contestó
📱—Aló. ¿Qué quieres maldito?
📱—¿Por qué huyes de mi, hermanita?
📱—Maldito hipócrita. Dime ¿Qué quieres?
📱—Saber ¿Quién mató a mi padre?
📱—Te lo diré con una condición.
📱—¿Quieres dinero?
📱—No, quiero venganza. Quiero que los responsables sufran, quiero que los mates lentamente.
📱—Queremos lo mismo, hermanita. Tal vez deberías venir y ayudarme a vengarnos. No quiero hacerte daño. Confía en mí.
📱—Ja, ja, ja. No gracias. Los culpables son mi madre y su maldito amante Merlín. Tu padre y yo los encontramos teniendo sexo en la cama de tu padre, eso le ocasionó el infarto.
📱—¡¡Malditos!!, mil veces malditos. Te juro que me las pagarán. Pero y tú ¿por qué acusas a tu madre?
Malena no pudo evitar que sus lágrimas comenzarán a salir y su voz se quebrara. Ella sorbo su nariz antes de contestarle.
📱—Porque ese maldito... —Malena hizo una pausa y después terminó de hablar —... anoche me violó delante de ella y no me defendió. Más bien me dijo que debía atenderlo bien.
📱—¡¡Maldita escoria!! —gritó Fabián
📱—Adiós Fabián. Recuerda tu juramento.
📱—Regresa, yo puedo protegerte.
📱—No, lo siento. Pero comprenderás que en este momento, no confío en nadie. Adiós
Fue lo último que dijo Malena antes de colgar.
Ella se bajó del taxi en una iglesia y caminó hacia ella.
Ya eran más de las seis de la tarde y apenas comenzaba la misa.
Malena entró y se sentó en los últimos asientos. Después disimuladamente se quedó dentro del confesionario. Cuando la iglesia cerró ella salió. Tomó su mochila sacó una pequeña manta y se acostó debajo del último asiento. En ese lugar era imposible que alguien la encontrará. Su mochila le sirvió de almohada y estaba tan cansada que sintió el piso muy suave y acogedor.
Pareciera una actitud tacaña, para alguien que tenía algunos ahorros, pero la comida era su prioridad. Además, ella no confiaba en alojarse sola en ningún lugar.
Malena soltó el llanto que tenía retenido y abrió los ojos y los fijó en la imagen de Jesús Crucificado.
🙏—Estoy más cerca de ti. Te lo suplico, protégeme está vez. Perdóname por mis malos deseos y mis crueles pensamientos. Pero aún no estoy lista para poner la otra mejilla. Te amo mi Dios. Perdóname. —le suplicaba Malena.a Dios entre lágrimas.
Malena después de terminar de orar se quedó profundamente dormida. Ella puso la alarma de su celular a las cinco de la mañana. Quería levantarse antes que todos, para no ser descubierta.