📚¡UN CEO! ¿DE PADRASTRO?
Él guarda una venganza.
Ella, un pasado que no la deja en paz.
Valentina es madre soltera y ha aprendido a sobrevivir en silencio.
De noche baila bajo luces artificiales de un club, ocultando su nombre, identidad y su dolor.
Todo su mundo se pone de cabeza cuando empieza a trabajar como secretaria del CEO más reconocido del país, mientras lucha por salvar a su hija enferma.
El amor es un lujo que no puede permitirse... o eso creía.
Armando Garza, frío, calculador y poderoso, tiene un solo objetivo: una venganza .
Pero su mundo perfectamente controlado se tambalea cuando una pequeña empieza a llamarlo “papá”...
Y cuando sus días se entrelazan con los de Valentina, la mujer que nunca debió cruzarse en su camino.
El deseo será inevitable.
El peligro, constante.
Y el pasado... letal.
¿Podrán amarse entre secretos, traiciones y mentiras?
¿Podrán forjar otra historia o su futuro ya está escrito?
Una novela con temas sensibles. No apta para todo público.
NovelToon tiene autorización de Frida Escobar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cosas inconclusas.
Me levanto cuando escucho el grito de Trini.
Estoy sola en la cama y bajo las escaleras casi corriendo.
Me encuentro con un joven y un ramo de rosas enormes.
—Te las mandaron.
Me dice Trini saltando y mi hija aplaude en los brazos de mi tía.
—Las envió mi papi.
Las tomo firmando de recibido y cuando se cierra la puerta Trini las huele suspirando.
—No hay nota.
Me dice y se las lleva para ponerlas en agua.
Subo a mi habitación para bañarme mientras mi hija se sienta en la cama y le digo que en la tarde iremos por unos estudios.
No le gusta y lo entiendo pero es necesario, su chequeó cada mes.
—Trini dice que debo ir a la escuela.
—Si, mi amor, por eso necesito esos estudios, Trini regresa a clases y tú irás a una guardería privada.
Me sonríe cuando salgo y me arreglo, opto por una falda negra pegada y una abertura en una pierna, una camisa encajada y mis zapatillas.
—Mamita, se que no tengo papá pero puedo tener a un papi de mentira.
Me dice y sonrió sentandome a su lado.
— No, no puedes tener uno.
—Por favor.
Me suplica con sus manitas unidas. Le doy muchos besos.
—Dije que no.
La cargo bajando a desayunar con ella, Trini y mi tía.
Todas tienen dudas de quien me pudo mandar las flores y yo igual tengo las mismas dudas solo que no lo doy a notar.
Me despido de Trini y Emma.
Con mi tía llegamos a la empresa y le dan la noticia a mi tía que por ser la que lleva más años en la empresa se quedará con el puesto de encargada de limpieza.
—En la casa festejamos.
Le digo y ella me sonríe feliz, subo al elevador y me pongo nerviosa rogando que las puertas se cierren rápido cuando veo a Armando llegar, pero como si fuera un complot, alcanza a entrar.
Subimos juntos y soy la primera en salir cuando las puertas se abren y distingo algo en mi escritorio, otro ramos de rosas.
—Hola Vale, un joven te trajo estás flores.
Me dice Julián señalando y noto el sobre que sobresale entre las rosas, camino hacia ellas y las huelo, abro el sobre y sonrió al ver la nota.
—Tarde, pero llegaron muñeca.
A.t.t.e: Tu amigo y cómplice.
Huelo una rosa que agarro del ramo pero reacciono cuando la puerta de la oficina de Armando se azota y Julián aplaude yéndose a su oficina.
Acomodo las rosas y mando a imprimir los nuevos documentos que aparecen, voy por las copias y ordeno los papeles yendo a la oficina del ogro, suspiro antes de entrar y el está detrás de su escritorio hablando por teléfono.
—Estos documentos llegaron hoy.
Le digo cuando pone el teléfono en su lugar.
Los toma y la luz se filtra por los ventanales enormes. Me siento frente a el.
Sus ojos se ven mas azules claros y se lleva la mano a su mentón, como si estuviera pensando en algo.
Su reloj brilla con la luz y la puerta se abre de golpe.
— Espero y no interrumpir.
Dice Alexa y Armando deja el documento a un lado.
— Mi primo viene a ofrecer disculpas para que pueda recuperar su puesto.
—Una, a mi oficina no entras así Alexa y dos, ni aún que suplique de rodillas el regresará a su puesto.
—Ya veo el por qué, le diste el puesto a la tía de esta.
Me cruzo de piernas y me arrepiento ya que la abertura deja mi pierna al descubierto y la mirada de Armando queda sobre esta.
—Esta prohibido está vestimenta.
Me dice Alexa y me levanto.
—Los dejo a solas.
—Tu no te vas, Alexa sal de mi oficina.
Le grita Armando y ella me ven con odió.
—Alexa, sal o mando a qué te guíen a la salida, tengo cosas que hacer, mucho trabajo.
Ella termina saliendo y me vuelvo a sentar.
— ¿Recibiste las rosas?
Dice y miro a los lados para saber a quién le habla, pero no hay nadie y observo de cerca para ver si está hablando por celular o que se yo.
—¿Cuales?
— Olvídalo.
Me dice y ya entiendo que habla de las que recibí en mi casa, sonrió por qué es una persona muy, pero muy orgullosa.
No puedo creer que me haya enviado rosas, y claro que me encantaron.
—Recibi unas en mi casa está mañana, ¿fue usted? No sabía que la empresa era muy cordial con los trabajadores.
—Si no te gustaron tiralas.
— Mi prima las puso en agua, gracias.
Le digo y medio levanta la vista viendome, trabajamos por un par de horas y de un momento a otro mira su reloj levantandose de su silla.
—Tenemos una reunión.
Me dice y lo sigo, paso por mi bolso y salimos juntos de la empresa, me sorprende que no haya visto una reunión.
Subimos a su carro y efectivamente llegamos a un restaurante.
Entramos y nos ubicamos en una mesa, nos acercan las cartas y el ordena por los dos, suspiró nerviosa viendo hacia los lados
—¿Y los de la reunión?
Pregunto cuando no veo a nadie y a él lo veo tranquilo.
—Ya es tarde, quiere decir que no llegarán.
Me dice y sonrió ya que si alguien lo dejara plantado no creo que estuviera tan tranquilo como lo está ahorita.
Ponen lo que el ordeno en la mesa y lo veo tomar un plato en el cuál pone un poco de todo, me lo ofrece y lo agarro.
El se sirve en uno y empiezo a comer.
Nos sirven vino y quién soy yo para negarme a una comida cara de un buen restaurante.
Mi celular suena y noto que es mi hija quien me está haciendo una videollamada.
Respondo y lo primero que me muestra es su hermoso rostro.
—¿Mami dónde estás?
—¡Vale, miraaaa!
Grita mi prima mostrandome un estuche.
—Venia entre las rosas, son unos pendientes hermosos.
Me dice y siento que me ahogo con la comida.
Miro a Armando quien está como si nada.
—Llegando a la casa hablamos,
Le aviento un beso a mi hija y termino la videollamada.
Me limpio con la servilleta y veo sería al hombre que tengo enfrente.
—Que pretende.
— Te envié algo, por tu cumpleaños, solo fue eso, como te dije si no te gusta tíralo.
—¿Puede hablarme claro por primera vez?
Le digo con el corazón latiendome a mil cuando deja su servilleta y me mira serio.
— Solo fue un regalo por tu cumpleaños, solo di gracias y ya no tienes por qué hacerlo grande Julián lo mando.
—Bien le daré las gracias a Julián entonces. Gracias por la comida.
Le digo levantandome para irme en taxi si es necesario pero siento cuando me sujeta del brazo y quedamos demasiado cerca.
— ¿Armando?
Hablan a un lado de nosotros y el me suelta.
—Buenas tardes.
Saluda Armando y el sujeto extiende la mano hacia mi.
— ¿Son pareja?
Pregunta el sujeto.
—No. —Decimos al mismo tiempo.
—Es que desde lejos parecían una pareja, ya saben de esas en las cuales la mujer se enoja y el la sigue para arreglar las cosas.
— Valentina soy la secretaria del señor Armando.
Me presento y el señor me saluda.
—Bien Armando, saludame a tu padre, años sin verlo. Un gusto Valentina.
Se despide regresando a su mesa y salimos al estacionamiento.
Camino hacia la puerta de su carro.
Pero me sorprende que no suba, al contrario se acerque a mi, y yo retrocedo quedando contra la puerta de su carro.
Nuestra respiración se mezcla cuando se acerca demasiado pero pongo mi mano en su pecho.
El repara el agarre y escuchamos a alguien acercarse y nos separamos como si estuvieramos haciendo algo malo.
—Armando hay que regresar a la empresa por qué los de la reunión ya llegaron, dicen que no pudieron venir al restaurante pero te fueron a buscar a la empresa.
Dice Julián y parezco una tonta, así que lo de la reunión era de verdad.
Subo al carro de Armando y en todo el camino no decimos nada.
Se estaciona en su lugar y bajamos juntos, cuando entro a la empresa veo a cinco personas con traje pero lo que me sorprende es ver a Trini sonríendo divertida viendo a Emma sentada platicando con ellos y me señala.
—Ella es mi mami.
Dice y todos me miran, les sonrió saludando y caminando hacia ella y la cargo.
—Y el es mi papi.
Dice señalando a Armando. Los socios lo ven y el que mi hija le extienda los brazos a Armando no me ayuda en nada.