Ten cuidado, ya que en la penumbra, donde apenas ilumina el camino con unas pocas luces, podría estar el diablo con cara de Ángel observándote y preparado para llevarte a sus dominios.
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Capitulo 13 Una aventura 2/2
Almass Vannecelli
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Recostada en la cama, siento sus labios recorriendo mi abdomen lentamente, mientras sus manos presionan suavemente mis caderas. Una sensación intensa me invade y muerdo mi labio, experimentando ese fuego que arde en mi interior. Él comienza a quitarme el short con delicadeza, quedando en ropa interior. Cierro los ojos mientras siento que retira mi prenda, una sensación húmeda me envuelve y un gemido escapa de mis labios. Él abre mis piernas con suavidad, posicionándose entre ellas y deslizando su lengua de abajo hacia arriba, provocando un placer tan intenso que me hace aferrarme a las sábanas.
Con cada movimiento, succiona con maestría y, a la vez, un dedo invade mi cuerpo. A medida que aumento mi excitación y mis gemidos se vuelven más sonoros, mi respiración se acelera y siento que mi corazón late con fuerza, como si fuera a estallar. Los sonidos de mi placer resuenan en la habitación. En un momento de clímax, un hormigueo recorre mis piernas y me resulta difícil respirar; algo extraordinario emerge de mí, indescriptible en su deleite.
Con nerviosismo, lo veo levantarse. Su cabello desordenado y una leve sonrisa en su rostro me hipnotizan. Se quita la camisa y posteriormente su ropa, quedando completamente desnudo. Muero de deseo al contemplar su cuerpo, una verdadera obra de arte, y su anatomía me fascina aún más. Observo cómo se posiciona entre mis piernas, acomodando su virilidad, y comienza a penetrarme lentamente, mientras se acerca a mi rostro y me besa.
Mis uñas se clavan en su espalda y, luego de unos segundos, el ritmo de sus movimientos se vuelve más intenso. Nuestros cuerpos chocan en un vaivén que provoca que mis gemidos se tornen más fuertes, llevándome a un placer que parece sacarme del infierno. Él continúa moviéndose, mientras yo presiono su espalda, y nuestros ojos se encuentran: su rostro brilla con gotas de sudor, sus pupilas dilatadas y sus labios hinchados, dejando escapar pequeños gemidos y palabras sobre lo apretada que le resulto.
Finalmente, él se separa de mí, me levanta con suavidad y me lleva al sofá, colocándome de espaldas. Abre mis piernas y vuelve a penetrarme, sosteniéndome del cuello con firmeza.
Siento sus labios sobre mi cuello, entre sus susurros y gemidos, escucho que dice:
—Minsuk, oficialmente eres mi emperatriz. Seremos una sola voz; ya no podrás escapar de tu destino.
—Sí —respondo entre gemidos, sin comprender del todo sus palabras. Quizás en este momento solo se expresan cosas bellas.
Continúa penetrándome hasta que ambos alcanzamos el clímax, sintiendo cómo algo líquido emerge de mi ser. Cierro los ojos, sin arrepentimientos por esta aventura de una noche. Siempre llevaré este momento en mis mejores recuerdos, aunque solo sea una noche con este apuesto hombre. Al llegar a Italia, tendré que enfrentar la realidad y seguir con mi vida. Mientras tanto, disfrutaré de este hombre. Él me carga y me lleva hacia el baño, donde empieza a llenar la tina y luego me dirige hacia la ducha, donde suavemente aplica jabón en mi espalda.
—Esta noche ha sido maravillosa, mi Almass.
Me vuelvo hacia él, esbozando una leve sonrisa mientras él envuelve su mano en torno a mi cadera.
—Para mí también fue maravillosa. Quiero seguir siendo tuya hasta que salga el sol.
—Lo que salga de los labios de mi emperatriz, este súbdito lo cumplirá.
Se acerca a mí y me besa. Luego, me levanta, apretando mis glúteos y llevándome hacia la bañera, donde ambos entramos y quedo posicionada sobre él. Comienzo a moverme torpemente, pero él me guía con sus manos en mi cadera, llevándome al ritmo que él desea. No puedo evitar sentir el intenso deseo y la lujuria que él provoca en mí. Tras un tiempo, nos encontramos en la cama, recostada boca abajo mientras él besa mi espalda, hasta que culmina dentro de mí. Me abraza y me besa en la frente; me recuesto en su pecho, y nos miramos, en silencio. Ya está amaneciendo, y debo irme.
—Park, ya debo irme; está amaneciendo —le digo en un susurro.
—Cinco minutos más y te llevaré —me responde, abrazándome.
—Está bien —asiento, colocando mis dedos en su pecho.
Transcurridos los cinco minutos, comenzamos a cambiarnos. Al terminar, se sitúa frente a mí y me besa mientras toma mi mano. Me siento extraña, pero entrelazamos nuestros dedos y salimos de la habitación. Al llegar a su automóvil, no intercambiamos palabras durante el trayecto; él solo acaricia mi mano mientras yo descanso mi rostro en su brazo.
Al llegar a las puertas del hotel, levanto mi rostro y suspiro.
—Fue un placer conocerte, Park. Cuídate.
Él me mira sin expresar ninguna emoción, luego sonríe levemente, toma mi mejilla y se acerca a mi rostro.
—Para mí también fue un placer, pero esto apenas comienza; no debería despedirte.
—Debo irme. Lo que compartimos fue muy bonito, pero quedará en el pasado, ¿de acuerdo? Cuídate.
Le doy un beso en los labios, me alejo rápidamente del auto y entro al hotel. Subo al ascensor hasta mi piso; cuando se abren las puertas, veo a los escoltas en la entrada. Al verme, se sorprenden y se acercan a preguntarme dónde había estado. Les comento que fui a tomar algo y que en media hora nos iremos.
Al entrar a la habitación, Esmeralda todavía está dormida, lo que me hace suspirar. Este será un secreto solo para mí; confío en Esmeralda, pero si se lo cuento, podría ponerse nerviosa y, después, ¿quién se la aguanta? La despierto y comenzamos a prepararnos. Al terminar de vestirme, noto un pequeño hematoma en mi abdomen y también en el pecho, lo que me hace sonreír al recordar lo que sucedió con él. Sacudo la cabeza, me coloco una camisa que me cubre por completo, ya que también tengo uno en el cuello.
Al salir del hotel, me dirijo hacia la zona de aterrizaje. Al llegar, nos bajamos del auto y caminamos hacia el avión cuando vemos varios coches estacionándose. Al descender, vemos a hombres armados. Mis escoltas desenfundan sus armas, pero al ver que éramos superados en número, hice un gesto para que las bajaran. Uno de ellos se acerca; es un hombre maduro.
—Señorita Almass, mi jefe necesita su presencia de inmediato.
ya la familia se entero
ay k ver como se pone la trama 😱
gracias autora y enespera de próximo capítulo
Llegó el momento de enfrentar las consecuencias de tus actos , pero sobre todo llegó el momento para sacar la casta de que eres una Vanicelli y demostrar cuánto amas a tu amore coreanito.
pero queremos más capítulos