Silvia Sephiran, es la protagonista de una historia de amor, donde una trampa llena de mentiras, la separa de su amado Javier, pero, como toda historia, la verdad sale a la luz y los protagonistas luchan por estar juntos, alcanzando su final feliz.
Pero ahora que ella ha reencarnado en Silvia, no esta dispuesta a seguir la trama y mucho menos a amar a un hombre que se deja manipular, así que, cuando tiene la oportunidad se marcha lejos de aquel hombre para iniciar una nueva vida cambiando su destino.
Lo que Silvia no esperaba es que al poner su negocio de perfumería en el reino Khalix, caería en las garras del gran general del reino, conocido como, "el hijo de la bestia", un atractivo hombre de ojos grises que se siente tentado por el dulce aroma de Silvia.
¿Silvia escapara de las garras de este hombre o caerá ante sus seductores ojos grises?
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Capitulo 13.
Silvia sintió un cosquilleo recorrer su cuerpo cuando Slavik respiro sobre su piel, y se sobresalta cuando este roza sus labios en esa zona, incluso deja escapar un suspiro.
—si no me suelta, juro que se arrepentirá de haberme conocido.— amenaza Silvia, necesita resistirse, no se piensa dejar llevar tan fácilmente, sin importar que el chico sea atractivo y bien dotado. Sacude la cabeza, ante ese último pensamiento.
—dices que te suelte, pero tu cuerpo deseo otra cosa.— susurra contra su oído.
Las manos del joven duque se deslizan de la cintura de Silvia hasta llegar a sus sen*s, los cuales aprieta aun por sobre la ropa. Silvia se sobresalta y sostiene las manos de Slavik intentando apartarlo, pero, sin previo aviso, deja escapar un jadeo cuando este, juguetea con los labios el lóbulo de su oreja, y aquel sonido fue suficiente para hacerle saber a Slavik que ella no le es indiferente, aunque eso ya lo sabía desde la noche del baile.
Silvia se lleva las manos a la boca, molesta consigo misma por dejarse llevar.
—basta, suéltame.— insiste.
En su intento desesperado, la pisa el pie al azabache y cuando este reacciona al dolor, afloja el agarre, lo que le permite alejarse.
—therulya.— recita.
Un sello aparece ante sus manos y lanza una ráfaga de fuego que rodea al joven duque. Silvia aprovecha esto para correr. Si ese sujeto piensa que puede tenerla fácilmente esta equivocada.
Pero, como su cristal de luz se le había caído, Silvia resbala al dar un paso más y siente su cuerpo irse hacía abajo. Intenta sujetarse de algo y apenas agarra una raíz. Al bajar la vista, solo ve un fondo oscuro, ni siquiera sabe si esta alto o no, justamente ahora, es cuando más necesita de todo su poder. Intenta subir por la raíz, pero, esta se va desprendiendo de la tierra, lo que la pone más nerviosa.
—carajo, carajo...¿por qué a mí?— se pregunta así misma.
La raíz termina de desprenderse y finalmente cae, siente su cuerpo adentrarse más en la profundidad de ese lugar, y cierra los ojos, esperando el impacto. Pero, siente como algo la sostiene de la cintura, su cuerpo se sacude de forma violenta, pero, no tarda en sentirse rodeada de una calidez, y al abrir los ojos, estaba en los brazos de aquel licantropo.
El impacto no tardo en llegar primero, contra los árboles, cayendo mientras se rompen ramas hasta que finalmente el cuerpo del licantropo choca contra el suelo y ruedan un poco. Tan pronto todo se queda quieto, Silvia se reincorpora, asustada al ver al licantropo perder su transformación, y solo quedaba el cuerpo del azabache, quien respira agitado y apenas mantiene los ojos abiertos.
—pero que estúpido...eso fue...fue peligroso...ahora te debo la vida...maldito pervertido...— grita nerviosa y de cierta forma preocupada, pues no quiere en su conciencia la muerte de ese hombre.
—un gracias, es mejor.— responde con la respiración entrecortada.
Slavik se reincorpora, y aunque si se rompió uno que otro hueso, su cuerpo ya se esta recuperando.
—¿como se te ocurre correr por el bosque sin luz?— pregunta algo enojado.
—e-este...pues tenía que escapar de un pervertido.— responde molesta, pero suaviza su expresión.—¿estas bien?, la caída...fue muy alta...
—estoy bien, no soy humano, y menos te desharas de mi fácilmente.— sonríe ladino.
—al menos lo descarado no se te quita.— Silvia se pone de pie, sacudiendo su vestido.
Mira a su alrededor, pero, apenas puede ver los árboles más cercanos, y ahora, no tiene ni la menor idea de donde esta. Además de que, esta acompañada de un hombre pervertido que no siente vergüenza de estar desnudo.
—¿a donde pesabas ir, hermoso clavel?, es tarde, y el bosque peligroso.— pregunta curioso.
—busco una flor, que florece de noche al pie de la montaña.— responde.— es para una fragancia.
—mmm...yo puedo guiarte, pero, no es gratis.— propone.
—perfecto, me quedo aquí hasta que amanezca y será más fácil buscar la salida.— responde sin titubear.
La pelirroja pasa a sentarse en un tronco viejo, mientras desvía su mirada del chico, ya que este, actúa como si nada estando todo en cueros.
—ni siquiera te dije que quería, que cruel eres mi clavel.— comenta Slavik.
—seguramente tu petición será algo indecente.—
Slavik sonríe ante la respuesta de la pelirroja.—no precisamente, pensaba pedirte que me invitaras a cenar.
—olvídalo, espero mejor el amanecer.— insiste. Aunque ya estaba empezando a sentir algo de frío en ese lugar.
—en esta parte del bosque hay humedad, la temperatura baja de mas en la noche, ¿segura que te quedas?— pregunta.
—s-si, puedo aguantar.— responde.
—no sea necia mi clavel. Anda, sube.— le pide.
Slavik se transforma de nuevo en licantropo y se apoyando sus garras delanteras en el suelo.
[Sube, no puedes quedarte aquí.] Habla con una voz mas ronca.
Silvia se quedo observando, si acepta la ayuda del licantropo, este no dejará de molestarla, pero, si se queda en ese lugar, no aguantará el frío, y aunque encienda una fogata, no podrá dormir porque pueden haber bestias peligrosas. Silvia deja escapar un suspiro y sube al lomo de Slavik, agarrándose fuerte del pelaje más largo de su cuello. Slavik camina despacio, para que la pelirroja no se caiga.
...