Dalila Rosales sargento ejemplar del ejército, madre protectora y esposa de uno de los hombres más poderosos del país, su vida parecía dividida entre dos mundos imposibles de conciliar.
Julio Mars, CEO implacable, heredero de un imperio y temido por muchos, jamás imaginó que el amor verdadero llegaría en forma de una mujer que no se doblega ante el poder, ni siquiera ante el suyo. Juntos comparten un hijo extraordinario, Aron, cuyo corazón inocente se convierte en el ancla que los mantiene unidos cuando todo amenaza con destruirlos.
Una historia de amor y poder...
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CAPITULO 22
Dentro del salón, Julio seguía hablando emocionado con la joven. Muy orgulloso quiso presentarla a su pequeña familia
:Mira, te presentaré a mi espo…" al voltear, se detuvo. La mesa estaba vacía, su corazón se aceleró, miró a su alrededor, confundido "¿Dalila?, ¿Aron?"
Antonella se acomodó el cabello, aunque era risueña, su mirada se volvió seria. Cuando vio de lejos a Julio, estaba acompañado de una mujer y un niño, asimilo que ellos eran su esposa e hijo, que muchos hablaban "¿Qué pasa Julio?, ¿Por qué se fueron?"
Julio suspiró, ya se imaginaba lo que su esposa pensó de él, le dolía que no confiara, si bien es cierto ha sido un mujeriego, pero quedaron en confiar en uno al otro "Pequeña, te enviaré con un guardaespaldas a la mansión, espéranos ahí ¿Sí?"
Antonella asintió y lo animo "No te preocupes, Julio… corre tras ellos. Ve por tu familia, yo quiero conocerlo"
Julio la abrazo, le dejo un beso en la frente "Gracias, pequeña"
"Corre, antes de que se vayan demasiado lejos " añadió Antonella, empujándolo suavemente.
Julio salió a paso rápido, casi corriendo, con el corazón latiendo fuerte.
Dalila salió del restaurante con paso rápido, pero controlado. Aron caminaba a su lado, apretando su mano con fuerza.
La noche fresca acarició su rostro de la mujer, pero no logró calmar el ardor que sentía en el pecho, justamente cuando iban a cruzar la vereda, un auto blanco, moderno y brillante, pasó lentamente frente a ellos… y frenó de golpe.
Roció sorprendida, grito "¿Dalila?" La voz sorprendida hizo que Dalila levantara la mirada.
Roció con su estilo impecable, el cabello ondeando como en comercial de shampoo y esa energía de huracán que siempre la caracterizó, estacionó sin pensarlo dos veces y bajó del auto casi corriendo.
"¡Dalila, amiga bella!" exclamó, abrazándola efusivamente "¡Dios mío, qué alegría verte!"
Dalila trató de sonreír… pero el intento murió rápido, su amiga se percató de la situación, no pregunto nada e ignoro a su amiga y su atención fue hacia su adorable sobrino, luego hablaría seriamente con su amiga.
"¿Cómo está él bebe de la tía?: dijo mientras besaba las mejillas regordetas de Aron, el niño trataba de alejarse, pero no le ganaba en fuerza a su tía.
Roció pese al rechazo del niño bonito, lo cargo en sus brazos y mirando a su amiga los invito a ir con ella, abrió la puerta trasera del auto.
"Rocío, no quiero molestar…" murmuró Dalila apenada con su amiga.
"Cállate y sube Dalila Rosales o te doy una patada en el trasero" respondió la otra con determinación "Me compré un departamento nuevo a unas cuadras. Así que vamos"
Dalila tragó saliva, inspiró hondo y subió al auto, recibiendo en brazos a Aron, mientras que Rocío cerró la puerta tras ellos, dio la vuelta y subió al asiento del conductor.
Mientras el auto se ponía en marcha, miró a su amiga por el espejo retrovisor, Dalila miraba por la ventana, silenciosa, con la sombra de un dolor que intentaba no dejar salir.
El auto tomó la avenida, alejándose del restaurante… mientras, a escasos minutos, Julio salía corriendo, buscando desesperado a la mujer y al hijo que acababan de desaparecer de su vista.
Un lujoso condominio les dio la bienvenida, Roció aparco su auto en el estacionamiento, los tres bajaron y de la mano subieron al ascensor.
Al llegar el departamento recién comprado por Rocío Walton olía a pintura fresca y a muebles nuevos, las cajas estaban apiladas en la sala, aún sin abrir.
"Bienvenidos a nuestra humilde morada" dijo Roció mientras dejaba las llaves a un lado y haciendo reverencia a Dalila y al pequeño Aron.
"Tía como para ti es humilde este lugar, no se te hará difícil regalármelo" dijo Aron con una mirada divertida y calculadora que había sacado de su padre.
"Igual que el padre tenía que ser" Susurro Roció, pero igual fue escuchada "Olvidemos eso, mejor pidamos comida, hoy se me antoja comida chatarra"
Dalila soltó una risita suave, o que suavizó el ambiente.
Minutos después, tres bolsas gigantes de hamburguesas, papas fritas y gaseosas estaban extendidas sobre una mesa improvisada hecha con dos cajas, se sentaron los tres en el suelo, como si fueran adolescentes acampando.
Mientras disfrutaban de la comida, Roció no cuestiono nada a su amiga referente a lo de Julio, solo se dedicaron a hablar de cosas sin sentido y a bromearse entre los tres, como en los viejos tiempos.
Por otro lado, Julio con el ceño fruncido, lleno de furia contenida, observaba las cámaras de seguridad del edificio "¡Retrocede!" ordenó al gerente.
"Sí, señor Mars" respondió el gerente, haciendo lo que indico el CEO.
La imagen avanzó y retrocedió hasta que finalmente apareció: Dalila y Aron saliendo juntos…luego aparece Rocío Walton en su auto blanco, llevándolos con ella.
Julio entrecerró los ojos "¿Rocío Walton?" musitó. Ahora entendía las indirectas de esa mujer, ¿Cómo se conocían? No lo sabía, pero parece que son buenas amigas.
Julio se levando abruptamente de la silla donde estaba sentado "Alisten el auto. Ahora" ordeno mientras caminaba hacia la salida.
"Señor Mars" dijo un guardia acercándose "Sabemos a dónde están, llegaron al condominio que está a unas cuadras de aquí"
Julio subió al auto sin esperar que abrieran la puerta. Cerró de golpe, y el motor rugió como si compartiera su frustración.
No paso mucho tiempo, Julio llego al condominio, nadie pudo detenerlo y tampoco negarle la información en que piso y número de departamento de Roció Walton.
El timbre del departamento sonó con insistencia, Rocío, que estaba recogiendo las cajas vacías, frunció el ceño.
"¿Quién viene a estas horas?" murmuró, molesta, nadie mas que sus padres sabían que estaba ahí, además que el condominio es muy seguro para divulgar información, lo que no contaba es que para Julio Mars era muy fácil dar con alguien.
Roció abrió la puerta y se quedó paralizada, Julio Mars estaba del otro lado, imponente, serio y con esa mirada que mezclaba preocupación y furia.
"Buenas noches, señorita Walton" dijo con voz fría, pero respetuosa "Vengo por mi esposa y mi hijo"
Rocío hinchó el pecho como un gallito de pelea e inmediatamente se puso en posición de pelea "¿Ah sí? ¿Y quién te crees para venir a mi casa a dar órdenes? ¿Quién es tu esposa? Yo no tengo nada suyo"
Julio la miró con molestia… le dio una suave palmada en la frente y pasó al lado de ella, sin importarle de quien sea la casa, él podía comprar todo el condominio si se lo proponía.
"¡Oye, no me ignores!" reclamó Rocío, indignada, pero Julio ya estaba dentro, Rocío resopló, empuño sus manos mientras lo seguía como un perrito rabioso.
Dalila levantó la vista cuando escuchó los pasos de alguien acercase, sus ojos se encontraron con los de él, y por un instante, el mundo se detuvo.
"Julio…" susurro Dalila "¿Qué haces aquí?"
Julio respiro hondo, esta mujer lo hacía pensar más que las matemáticas "¿Qué más puedo estar haciendo aquí, si mi esposa sale corriendo y llevándose a mi hijo?" hablo con molestia, no estaba acostumbrado a lidiar con mujeres, ellas son las que van detrás de él.
Dalila desvió la mirada de Julio y se centró en mirar a su hijo que dormía plácidamente en su regazo "Estoy bien aquí, Julio"
"No" La voz de él se volvió más firme "Quiero que vuelvas a casa"
"Tu casa" corrigió ella, sin mirar a Julio, quien ya estaba perdiendo la calma.
"Basta Dalila, es nuestra casa. Ambos somos adultos, estamos tratando de formar una familia, pero estas actitudes nos están alejando del objetivo" Hablo Julio apretando los dientes, esa mujercita suya lo sacaba de las casillas y tenia unas ganas terribles de darle sus nalgadas.
Dalila dudó por un momento y reflexiono de su actitud, apena le respondió "No quiero volver ahora Julio, mañana podemos hablar"
Julio suspiró y, con paciencia contenida, amenazo "Dalila… si no vienes caminando, te cargo en sobre mi hombro como costal de papas y no me importa quien vea y si es necesario llamo a la prensa... Lo digo en serio"
Dalila abrió los ojos, ese hombre era capaz de eso y demás.
Roció había estado escuchando todo, inmediatamente se puso delante de su amiga con sus manos en la cintura.
"¡Intenta tocarla y te entierro un tacón en la frente!" exclamó, levantando un zapato como arma.
Julio la miro con molestia, esa mujer era como una patada en el estómago "Hazte a un lado Chilindrina, este no es tu asunto. Es un problema de mi mujer y yo" con su mano la tomo del brazo apartándola de su esposa y se puso en cuclillas, con la mirada fija en Dalila susurro "Tú decides, cariño"
Dalila apretó los labios, lo odiaba, lo quería, se odiaba por quererlo "Está bien" cedió "Me ire caminando, mejor carga al nuestro hijo"
Julio sonrió satisfecho, le dio un pico y con extremo cuidado, tomó a Aron en brazos. El niño apoyó automáticamente la cabeza sobre el hombro de su padre.
El corazón de Dalila dio un vuelco por el beso, tímidamente se puso de pie y fue hasta donde su amiga Roció los miraba incrédula.
"Mañana te explico todo" susurró Dalila "Lo prometo..."
Rocío apretó a su amiga, sin querer soltarla y acepto para no martirizarla más "Eso espero Dalila. Y si ese hombre te hace algo, dale unas buenas patadas en el trasero…"
Roció miro directamente a Julio con ojos asesinos "Y no te pases de la raya Don Calamardo, que por lo que más amo, te juro que te destruyo"
Julio desconocía del personaje ese, por lo que ignoro, lo que no sabia que Roció le había puesto así porque el hombre siempre anda irritable.
Simplemente, levantó ligeramente una ceja, divertido y minimizo la amenaza "Lo tendré en cuenta, señorita Walton"
Roció lo miro a los ojos y lo señalo con un dedo "No me provoques, Julio Mars, yo tome clases en el ejército"
Dalila tuvo que intervenir antes de que los dos se arañaran "Calma amiga, yo también sé defenderme… gracias por la cena" La miró con cariño "Te llamo mañana"
Rocío asintió y Dalila la abrazó una vez más.
Julio las dejo solas, abrió la puerta cargando a Aron en un brazo, y esperó a su esposa.
Ella lo alcanzó sin mirarlo directamente, pero él tomó su mano en un gesto suave. Y esta vez… Dalila no la retiró.
¿Quién creen que es Antonella? 🤪🙃
Rocío de tu noche loca con Samuel hubo consecuencia porque así estarían que no se cuidaron y hasta se te olvidó la pastilla de emergencia no te preocupes hoy verás al padre de la criatura como reaccionarán los dos cuando se vean 🤔🤔🤔🤔❓❓❓
Se acordarán de lo que hicieron 🤔🤔🤔❓❓❓