Enamorarse De Nuevo Tras El Divorcio

Ariana miró su reloj, eran las 19:30. Ariana había preparado dos tazas de té caliente, una colocada a su izquierda y la otra en el asiento a la derecha, que solía ocupar Sean Montgomery, su esposo. Aunque ella misma sabía que Sean no lo bebería. Pero, tontamente, Ariana lo seguía repitiendo durante estos tres años.

Poco después, Sean entró en la casa con un traje negro intenso y la corbata ya aflojada.

Ariana se levantó, sus manos tocaron el borde de su vestido como si fuera a arreglar algo que en realidad no estaba desordenado.

"¿Ya llegaste? Te preparé té", dijo Ariana en voz baja.

Sean asintió. "Hmmm", respondió con frialdad.

El hombre pasó junto a ella, echando un vistazo al té que aún humeaba. "Gracias".

No hubo más conversación. Ariana tampoco esperaba más. No eran el esposo y la esposa enamorados de los dramas coreanos que solía ver.

Ariana bebió su té lentamente. Mientras que Sean abrió su computadora portátil y comenzó a trabajar en algo. No lo sé, Ariana no entendía esas letras y números. Ariana giró la cabeza para mirar el rostro de Sean que, como siempre, era agudo, tranquilo, impecable, sin fisuras. No sabía cómo colarse en la mente de su esposo. Lo que sabía era que Sean no lo permitiría si supiera que la que entraba era ella. Alguien que había estado esperando durante tres años. Ariana lo amaba sola.

El té en la taza de Sean comenzó a enfriarse, el hombre no tenía ninguna intención de probarlo. Ariana no dijo nada. Solo miró el vapor de su propia taza, viéndolo desaparecer poco a poco.

La cena estaba servida en la mesa. Solo ellos dos comían allí. Ariana se sentó en silencio, cortando patatas pequeñas con cuidado. Algo que aprendió durante su estancia en esta casa.

Su mesa de comedor era larga, suficiente para ocho personas, pero solo dos sillas en los extremos se usaban todas las noches.

"¿Quieres más?", preguntó Ariana con voz suave.

Sean negó con la cabeza. "No".

Se comió un trozo de zanahoria asada, masticando lentamente. "Mamá Florence llamó esta tarde", dijo luego. Sean no levantó la vista a pesar de que Ariana estaba hablando de su propia madre.

Lentamente, Ariana dijo: "Dijo que vendrá mañana, pero no dijo a qué hora".

"A ella le da igual", dijo Sean, luego volvió a concentrarse en su comida.

Eso es todo.

Después de eso, el silencio comenzó a saludar. Ariana ya estaba acostumbrada a esta atmósfera.

"¿Quieres té después de comer?" Una vez más, Ariana intentó encontrar un tema de conversación.

Sean negó con la cabeza. "Gracias".

Ariana asintió y luego volteó su tenedor, había terminado. Quería preguntar algo más, pero Ariana renunció a su intención. Conocía a este hombre, su esposo, no quería hablar más con ella.

Después de comer, Sean se levantó primero. Se fue sin dejar un sonido. Ariana miró el asiento que había dejado. Siempre es así. La mujer se levantó, recogió los platos y luego dobló la servilleta de lino de Sean con precisión. Al hombre le gustaba la perfección.

Ariana dejó que el agua fluyera sobre los platos en el fregadero, pero sus manos simplemente permanecieron inactivas, sin lavarlos de inmediato. Ella solo se quedó allí, dejando que el sonido del agua fuera el único sonido vivo en una casa que era demasiado silenciosa para ser llamada hogar. ¿Hasta cuándo Ariana tendría que estar en esta situación? Estaba muy cansada.

El timbre sonó desde afuera de la puerta de la casa. Ariana sabía quién estaba parada detrás de la puerta incluso antes de abrirla. No mucha gente venía a esa casa sin avisar primero. Cuando la puerta se abrió, Florence Montgomery estaba parada en la puerta como si fuera la dueña real de la casa. De hecho, ella y Sean eran los dueños de esta casa. No Ariana, ella no era nadie aquí.

"Mamá", dijo Ariana suavemente, abriendo un espacio para dejar entrar a su suegra. "Por favor, entra, te prepararé té".

Florence vestía un abrigo de lana azul oscuro, ordenado y lujoso, ni una mota de polvo se atrevería a adornar su pelaje. En su hombro colgaba un bolso de cuero brillante que valía cientos de millones y alrededor de su cuello colgaba un collar de perlas que podía comprar una lujosa casa en la zona de élite de esta ciudad.

"Té caliente, no demasiado dulce. Y Ariana..." Florence escaneó el cuerpo de Ariana de pies a cabeza. "¡Usa tus joyas, no muestres tu clase baja dentro de nuestra familia!"

Ariana asintió, sin resistirse ni simplemente dar una declaración. Invitó a su suegra a entrar y luego caminó hacia la cocina.

Cuando Ariana regresó con el té, Florence ya estaba sentada en el sillón favorito de su difunto esposo que ahora rara vez usaba nadie. Ariana colocó la taza sobre la pequeña mesa con un tapete de encaje. Florence lo levantó, probó un poco y luego lo volvió a colocar en su lugar anterior.

"¿Sean está en la oficina?", preguntó.

"Arriba, todavía está trabajando, mamá".

Florence dejó su taza y luego miró a Ariana con una expresión dulce que Ariana sabía que era venenosa. "He conocido a alguien en una cena familiar de un viejo amigo. Una joven con antecedentes familiares claros. Su padre es un ex embajador, desde pequeña asistió a escuelas en el extranjero. Es hermosa, educada y muy instruida".

Ariana no respondió. Ella solo se sentó en silencio, con los dedos entrelazados alternativamente. Ariana no se sorprendió y tampoco sintió que tenía que mantener su posición. Ariana ya sabía que esto sucedería en algún momento. Y sí... tal vez este sea el momento.

Florence se inclinó ligeramente hacia adelante. "A Sean también le gusta. Puedo ver... el interés en él". Dijo con énfasis como si mostrara que Ariana no era nada comparada con esa chica.

"Sé que eres una buena mujer. Pero no podemos engañar al destino por mucho tiempo. Tú y Sean... son como dos personas sentadas a lados diferentes de la misma ventana. No será digno de ser unido por más tiempo. Bah... Ni siquiera sé de qué semilla podrida creciste".

Silencio

Ariana no tenía intención de refutar ninguna de esas declaraciones.

Florence se enderezó. "Sé que tienes muchas ganas de ser parte de nuestra familia. Pero algo que no encaja debe ser liberado de inmediato antes de que se dañe demasiado".

Dulce pero astuta. Ariana conoció al verdadero demonio desde el momento en que puso un pie en esta familia.

Ariana se levantó lentamente y tomó la taza de Florence. "¿Quieres que te prepare más té, mamá?"

Florence también se levantó. "No es necesario. He estado aquí el tiempo suficiente. Mi tiempo es demasiado valioso solo para visitarte".

Cuando Florence caminó hacia la puerta, Ariana la siguió en silencio. Florence se detuvo brevemente en la puerta y luego se giró.

"El nombre de esa mujer es Clarissa, ella sabe cómo mantenerse en la familia Montgomery", dijo, "Ella no es como tú, que actúas como una tonta cuando se trata de socios comerciales de Sean. No la culpo, de hecho, creciste en las calles. Me voy..."

Ariana abrió la puerta, su mirada permaneció tranquila. "Adiós, mamá". Nesa se apoyó en la puerta después de que se cerró.

No pregunten si le duele el corazón o no, ya olvidó lo que se siente 'dolida'