Dalia Grantt, en un momento de vulnerabilidad y despecho, hace lo inesperado y con esa acción acaba con el orgullo y con el corazón de su marido, ella luchará por ganarse su perdón, pero el orgulloso Deimon se resistirá hasta el final.
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CAPÍTULO 1
...****NOTA DE LA AUTORA****...
Hola, mis fieles lectores, esta es mi segunda novela. Tiene mucho romance y amor, pero también hay malos entendidos y momentos amargos. Espero les guste, dejen sus comentarios😊, regalitos🎁, votos, también puedes calificar la novela con las estrellitas🌟🌟🌟🌟🌟 y presiona me gusta al final de cada capítulo. Tu apoyo es importante para mí.🏆🏆🏆🏆
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...****FIN DE LA NOTA****...
Ahora si, espero que les guste...
CAPÍTULO 1
En la ciudad de New York, vivía una familia adinerada, eran propietarios de la empresa automotriz más importante del país “ Grantt Cars”, el patriarca de esta familia, era el Magnate Multimillonario Charles Grantt, era un hombre de 55 años, bastante guapo, era un hombre rubio muy conservado, el enviudó hace 10 años y se quedó a cargo del cuidado de sus dos hijos y herederos de toda su fortuna.
Su hija Dalía Grantt de 20 años, era rubia natural, piel blanca de ojos azules como el cielo, de figura esbelta, pero con grandes senos, su cuerpo estaba bien formado, ya que practicaba deportes extremos, se mantenía en buena forma.
Su hijo Trevor Grantt de 18 años, era rubio igual que su hermana, era alto y tenía un cuerpo escultural, musculoso y con un abdomen bien trabajado.
Ambos hermanos eran inseparables Dalía deseaba convertirse en la diseñadora de Moda más famosa de Paris y Trevor esperaba con ansias cumplir 20 años para sustituir a su padre y ser el CEO más exitoso de New York.
Dalía estudiaba Administración de empresas y Diseño de modas simultáneamente ya que a petición de su padre ella debía conocer todos los movimientos de la empresa.
Trevor estudiaba Administración de empresas y Economía, dos carreras juntas, igual que su hermana, claro Dalía se graduaría primero solo le faltaban un semestre, porque ella era mayor que él.
Ambos hermanos dedicaban la mayor parte de su tiempo a estudiar y a preparase para su futuro, pero los días domingos eran sagrados para ellos, se escapaban juntos a descansar y a practicar algún deporte extremo, una domingo elegía ella que hacer y al próximo elegía él, esta semana les tocaba paracaidismo, Trevor acompañaba a su hermana en todas esas aventuras, él no podía negarle nada.
Entre semana cada uno de ellos estaban en entorno separados y casi no se veían, él se las pasaba con sus amigos en las tardes salían a compartir al club, visitaban los más exclusivos antros de la ciudad, aunque siempre discutía con ellos, porque muchos mostraban interés en su hermana y le pedían que les ayudara a conseguir citas, lo que a él lo incomodaba mucho, era muy celoso y posesivo con ella.
Por su parte, Dalía compartía sus días con su mejor amigo y escudero, como ella cariñosamente lo apodaba, su nombre era Deimon Miller, que era un joven alto de casi 2 metros de alto, de cuerpo fornido pero bastante musculoso, piel morena, cabellos castaño y ojos azules oscuro, que era compañero de clase en la carrera de Administración de empresas, él era su confidente y mejor amigo, ellos sólo se separaban los domingos, porque ese día era para compartir con su hermano, el único que era invitado ocasionalmente a compartir con ellos ese día era su padre, pero por lo general siempre estaba ocupado.
El tiempo paso rápido Dalia y Deimon se encontraban en su acto de graduación, después del acto, ellos fueron al baile juntos, no era sorpresa para nadie que él fuera su acompañante.
Dalía llevaba un hermoso vestido, color vino con una abertura que dejaba ver su pierna derecha un sensual descote en la espalda que llegaba a su cintura, diseñado por ella misma,
Deimon al verla se quedó sin palabras, él nunca la había visto como mujer hasta ese instante, donde incluso sintió un palpito en su entrepierna, que lo avergonzó, caminó hacia ella y la acompañó hacia el auto, le abrió la puerta, para que ella subiera y él se subió rápidamente, cuando llegaron al baile, entraron tomados de la mano y hubo un silencio un tanto incómodo, se habían convertido en el centro de atracción, ellos se sintieron inalcanzables para el resto de los presentes, esta noche solo ellos existían, se ubicaron en una mesa, Deimon se dirigió a un mesonero y se tomó un whisky para relajarse.
Luego se acercó a ella, la tomó de la mano y la llevó a la pista de baile.
__ ¡estas hermosa! _ le susurró al oído.
Por primera vez, ella sintió que no era su fiel escudero el que le hablaba, sino un hombre que reflejaba deseo en su mirada, ella se sintió avergonzada y hundió su cara hacia el cuello de Deimon, lo que hizo que él sintiera su respiración, lo que desató en él una explosión de sensaciones.
__ Gracias Dei _ le dijo ella, totalmente sonrojada, muchos de los presentes buscaban la oportunidad de bailar con ella pero Deimon no lo permitió, no se separaba de ella ni un segundo e incluso si ella iba al tocador él la esperaba afuera, aunque en un momento estaba hablando con otro compañero y cuando ella salió del tocador, no lo vio, por lo que fue a acercarse a sus compañeras que se encontraban en otra mesa, apenas llegó hasta ellas y las saludó, fue abordada por un joven muy guapo y elegante, que la invitó a bailar, ella aceptó y se dirigieron a la pista de baile.