Bruja, Rompe La Maldición.

La archiduquesa no tardo en enterarse de lo que paso entre Elias y Eldritch, así que corrió directamente a ver a su hijo, estaba preocupada de las consecuencias que pueda acarrear al haber atacado al príncipe heredero.

—mi pequeño, el rey puede enviarte a la horca por esto.— la archiduquesa estaba sentada en el sofá cubriendo su rostro con ambas manos.

Ella temía que su hijo fuera ejecutado por atacar a Elias.

—tranquila madre, su majestad no hará nada, al menos no por ahora.— intenta tranquilizar a la mujer.

—¿por ahora?, ¿y debo sentarme a esperar a que te den un castigo?, por más odioso que sea ese jovencito, no debiste atacarlo.— reclama la mujer.

—no iba a permitir que me golpeara. Madre, por favor, tranquilízate, resolveré esto.— asegura.

La mujer no puede evitar llorar más fuerte, su hijo esta en peligro, no solo debe vivir con una horrible maldición, ahora su vida podría ser corta.

Las puertas de la sala se abren, era Aleksey quien entraba, al haber escuchado el llanto de la mujer y preguntando que pasaba. La archiduquesa corrió hacía la albina y se puso de rodillas.

—por favor alteza, salve a mi hijo, interceda con el rey, no permita que mi hijo sea ejecutado.— suplica la mujer.

—¿ejecutado?, por favor, póngase de pie, ¿que esta pasando?— levanta la vista hacía Eldritch.

Aleksey ayuda a la archiduquesa a ponerse de pie. Eldritch le explica lo que paso con el príncipe, mientras de fondo se sigue escuchando el llanto de la pobre mujer.

—puede ayudar a mi hijo, ¿verdad alteza?, el príncipe empezó todo...— pide entre sollozos.

—no debe preocuparse señora, su hijo estará bien.— asegura Aleksey.

—gracias alteza...no sabe cuanto significa esto para mi.— la mujer se calmaba poco a poco.

Eldritch se disculpa con la princesa, y se lleva a su madre para que este pueda recostarse, incluso le pide a la doncella de esta un té para que la mujer se tranquilice.

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En el palacio, Elias ya le había informado a su padre lo que paso con Eldritch, incluso el rey ha visto el gran moretón en la espalda de su hijo por el golpe. Si bien, el archiduque puede enojarse porque el príncipe va a su casa, no tenía derecho a atacarlo. Pero, por ahora, debido a la asamblea, lo mejor es no decir nada, y cuando esta termine, el rey se encagara de buscar un castigo para Eldritch.

—Adele, Adele, tu propio hijo se esta buscando su propia muerte.— murmura para si mismo el rey.

Después de ver a Elias, el rey regresa a su estudio, y justamente al entrar y cerrar la puerta, siente su cuerpo elevarse con una presión en el cuello hasta golpearse contra la pared mientras un dolor punzante atraviesa su piel sin que pueda gritar para pedir ayuda a sus guardias que esperan en la puerta.

—buen día, majestad.— una sonrisa maliciosa se formo en los labios de Aleksey dejando ver sus caninos alargados.

El rey detallo a la mujer ante él, sintiendo sus garras presionar su piel mientras estaba a centímetros del suelo.

—su hijo, fue a causar problemas a los Ashbourne.— sus ojos afilados muestran un leve brillo.

—e-el archiduque ataco a mi hijo...— alcanza a decir, nervioso por la mirada de la princesa.

—su hijo dio el primer movimiento y como perdió vino corriendo con papi.— se burla.

—n-no...es así...no pue...do permi...tir...esta...ofensa...— intenta defenderse.

—lo dejarás pasar, no molestaras a los Ashbourne, y tu cabeza seguirá en su lugar...— Aleksey suelta al rey.

Este al caer, comienza a toser y respirar con agitación hasta recuperar el aliento. Al levantar la vista, ve las manos de Aleksey con las garras a la vista.

—alteza, usted sabe que atentar contra la familia real es un crimen...y el archiduque fue lo que hizo.—

—es verdad, pero su hijo atento primero contra el archiduque...y como ahora él es mío, pertenece al imperio, atacar a un miembro de la familia imperial es un crimen...y eso amerita, la destrucción de tu reino...entonces, ¿que decides?— Aleksey le muestra sus garras, mientras lo observa fijamente.

El rey sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al ver los ojos de la princesa, ante esa mirada afilada y sonrisa maliciosa.

—entiendo...pero...usted debe saberlo...el archiduque es peligroso...lleva una maldición, ¿que clase de vida podría tener usted con él?—

—mmm...— se cruza de brazos mirando a otro lado, hasta que su vista regresa al rey.— una muy emocionante...y apasionada.

La risa de la princesa causa que los guardias abran la puerta, notando al rey en el suelo y a la albina riéndose, estos se preparan para atacar, pero el rey los detiene.

—manténganse lejos de los Ashbourne, y dígale a su hijo, que su cortejo no me interesa, no me gustan los débiles.— advierte la albina.

Dicho esto, la joven se retira, justo en ese momento, Elias iba llegando y al ver a la albina trata de hablarle, pero ve a su padre en el suelo y entra a verlo, mientras que Aleksey se aleja del lugar.

Aleksey camina por los pasillos del palacio, hasta detenerse al escuchar que Elias le habla. Ella da media vuelta mientras el chico se acerca a ella.

—alteza, ¿que es lo que ha pasado?, los guardias dicen que agredió a mi padre...— pregunta Elias.

—no debe preocuparse alteza, solo le di una pequeña advertencia, no lo he lastimado.— responde con tranquilidad.

Elias no esperaba escuchar esa respuesta, cualquier otra persona habría negado el ataque.

—¿por qué haría eso?, mi padre le ha dado la bienvenida, he sido su guía desde que llego e incluso, yo tengo el permiso de mi padre para proponerle matrimonio a usted.— explica Elias.

—¿permiso de su padre?, ¿cuantos años tiene?, ¿aún le pide permiso a su padre?— deja escapar una pequeña carcajada.— no importa, no estoy interesada en casarme con usted.

—¿que?, eso...¿por qué no?, soy el heredero de este reino, una alianza entre nuestras familias será beneficiosa.—

—no estoy interesa en alianzas, estoy aquí como representante del imperio, para que todo sea justo, no vine aquí para un matrimonio.— dicho esto, Aleksey se da la vuelta para seguir su camino.

Elias, molesto al escuchar las palabras de la albina y ver su desprecio, no dudo en alcanzarla y sujetarla de la muñeca.

—usted quizás no quiera, pero puedo enviar mi propuesta a su padre, si es aceptada será mi esposa.— sonríe ladino.

—adelante, envié la petición, pero, no se lamente después si me dan permiso de destruir este reino.— aparta su mano con fuerza.

La fuerza de la joven, hizo perder el equilibrio a Elias que casi cae ante Aleksey. La albina ignora al chico y continúa con su camino, dejando a un Elias muy enojado por su rechazo, el príncipe estaba seguro de que la princesa se casaría con él, que formaría parte de los Chevalier, pero, ese rechazo evidente, solo hiere su orgullo.

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