Mitológico Amor

Las gotas de lluvia golpeando incesantemente el techo, obligaron a Fénix abrió sus ojos lentamente, la fuerte punzada en su cabeza provoco que los cerrara otra vez y una de sus manos fue a su frente descubriendo un vendaje

-Por fin despiertas- la profundidad de esa voz masculina la reconocía desde niña

-Padre- abrió lentamente los ojos y el imponente hombre de traje gris estaba parado frente a un ventanal viendo a la lluvia caer, poco a poco se incorporó y reconoció el lugar, las sábanas blancas, el suero conectado con una vía en uno de sus brazos, sin duda estaba en una clínica

-Perdiste el conocimiento, llamare al médico- el hombre no la miro solo camino hasta la puerta

Fénix sintió su corazón romperse en mil pedazo, solo quiera que su vida terminara, pero no podía, claro que no podía, quien cuidaría de su pequeño niño

-¿Por qué? - pregunto con lágrimas en los ojos- ¿Por qué me odias tanto papá?- sus voz se quebró y los sollozos que retenía se dieron paso descontrolados

Ronald apretó sus puños, obligándose a controlar sus emociones. --Shara y Débora no volverán a molestarte, debes mejorar en dos días será tu compromiso y podrás irte de una vez- luego abandono la habitación dejando un pequeño cuerpo acurrado llorando en soledad.

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El día avanzo, Joshua aún seguía pensando en lo que hablo esa mañana con su abuelo, seguía molesto por la actitud del viejo, se encontraba dolido, frustrado y decidió ir al único lugar donde su cuerpo parecía ser libre, un club exclusivo “temptation”, llamo a su amigo su fiel amigo de la infancia y ambos acordaron encontrarse en el lugar.

Cuando llego al lugar, estaciono su deportivo negro, bajo acomodando las mangas de su camisa a la altura de los codos, desprendió dos botones de la camisa y luego agito su cabello negro, se veía visiblemente más relajado a diferencia del hombre acartonado que todas las mañanas entraba a una de las empresas más prestigiosas del país, la brisa de aquella lluvia pasajera acaricio su rostro, volvió acomodar su camisa y se dirigió al bar.

Cuando llego a la puerta saludo. Enseguida el guardia elevo el cordón para dejarlo pasar frente una larga fila de personas molestas por tal acción

Josh sonrío arrogante y golpeando el pecho del hombre dejo una jugosa propina en el bolsillo de la camisa negra, para adentrase al lugar

Es un bar elegante, luces de colores y efectos por todo el lugar, en esquinas estratégicas mujeres bellas contoneando sus cuerpos, paso junto a la barra y observo como el bartenders hacia trucos con las botellas preparando tragos exóticos para las damas que lo animada coquetas, llego al final del pasillo y subió las escaleras iluminadas con luces pequeñas a los costados, La música era tan fuerte que podía sentir las vibraciones en su pecho.

Josh- un grito llamo su atención, busco, a los pocos metros estaba Dorian su mejor amigo con un par de señoritas,

Hey – Josh saludo a su amigo y a las damas- Observo todo a su alrededor disfrutando de la vista que le brindaba la zona vip, privilegio de unos pocos.

Bebió cada trago de vodka que se acercó a sus labios, bailo hasta no poder más y saqueo los labios de la joven morena que estaba junto a él, con desespero como si lo único que quisiera fuera olvidar.

Las mujeres luego de unas horas fueron a bailar solas, dejando al par tomando y riendo.

-Tienes enormes ojeras hermano ¿las pesadillas otra vez?- Pregunto preocupado el rubio desprendiendo otro botón de su camisa gris.

-Mmm- un simple sonido y una afirmación fue suficiente para su amigo, algo no estaba bien

-Dime, ¿Qué sucede? - hablo un tanto mareado Dorian

-Perdí la empresa. Soltó, dando un trago al pequeño vaso de vodka para dejarlo sobre la mesa completamente vacío.

-¿Qué?¿Por qué? Dorian tomo los hombros de su amigo, sabia lo importante que era para él la empresa que durante tanto tiempo lidero su padre y que luego de su muerte le toco asumir incluso en el peor momento de su vida

-Taylor, no quiero que sufra- sonrió irónico

Dorian negó, escuchar ese nombre, era una tortura, es que su amigo parecía ciego frente a semejante serpiente.

-Josh, la empresa es tu vida, lo vas a perder por esa mujer- dijo molesto el rubio.

-No hables así de ella, es así por mi culpa yo no quise casarme con ella, elegí a mi padre y la perdí y luego el… sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Amigo. Tu padre tenía razón, pero no voy hablar de Taylor, no vale mi tiempo. El hombre bebido su cerveza

-¿Qué harías? Dorian

-Casarme, cumplir un periodo coherente y divorciarme

-No la conozco, como sé que esa mujer no querrá todo mi dinero.  Soltó ofuscado

-Taylor ¿no? . pensó el rubio

-Amigo existen los acuerdos matrimoniales haz uno, pronto tendré el informe que me pediste, si ella te deja, si se divorcian no podrá llevarse nada, y así proteges tu patrimonio, pero sobre todo, no pierdes la presidencia, o caso quieres Lucius allí.

-No, jamás, pero Taylor- Su corazón se agitaba la pensar en la rubia.

-Taylor deberá entender, es ella quien ahora no quiere formalizar, es cuestión de tiempo, se inteligente. ¿Qué puede pasar?, más que enamórate de esa mujer- rio divertido

Joshua solo recostó su cabeza en el sofá de piel rojo y bebió, sus enormes y profundos ojos grises se clavaron en la nada -esta sería una larga noche de insomnio-

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Los labios húmedos y calientes sobre su piel recorren cada rincón, Fénix se estremece dejándose llevar por la excitación, sabe que no está bien, pero su cuerpo responde solo deseo, solo la necesidad del roce contaste de la piel, para calmar el intenso calor que se gesta en su vientre.

El olor a menta y alcohol la envuelven cuando siente las enormes manos abrir sus piernas, moja sus labios sedienta de aquellos besos apasionados, que no tardan en volver.

Un beso incorporable, de aquellos labios llenos, esta vez el ritmo es más salvaje, rudo, e implacable.

Sus manos suben al cabello, y hebras oscuras resaltan en su piel, aferrándose con fuerza cuando su cuerpo comienza arder sintiendo la invasión dolorosa y placentera

.-Eres mía- la voz grabe y esos… Dios eso… ojos grises profundos

-¡¡¡Nooo!!!- grito Fénix y se incorporó en la cama de aquella habitación solitaria, miro a ambos lados, la vía en su mano ya no estaba.

-Dios, esos ojos grises otra vez no- susurro, las gotas de sudor caían por su frente, respiro profundo tratando de calmar a su agitado corazón.