Santiago Santoro, es un empresario muy exitoso que le huye al amor y no desea por nada del mundo formar una familia, por tal motivo se comprometió con Diana Lois, una mujer fría, calculadora y ambiciosa al igual que él. Sin embargo, su abuela Giovanna no está dispuesta a ver como su nieto se arruina la vida a lado de una mujer frívola, y le exige que cambie de opinión o de lo contrario perderá toda su fortuna. Santiago con miedo a perderlo todo, decide alquilar un vientre y tener el hijo que tanto desea su abuela, sin arruinar la hermosa figura de su novia. Pero de repente su vida cambia por completo, cuando debe dirigirse a un hospital a buscar a su verdadera hija, una hermosa niña prematura, de ojos claros que necesita con urgencia un tratamiento médico para salvar su vida.
Sin embargo, Karen Jones ¿Será capaz de abandonar a su hija realmente ? o ¿Hará todo lo posible por estar a su lado?
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Capítulo N°7
Karen estaba de espalda a él y se mordía el labio que ahora sentía inflamado de tantos besos demandantes, había disfrutado como nunca, el hombre a su lado era un experto y consiguió lo que nadie antes pudo, y es que viera estrella dentro de la habitación. Ella estaba sumida en sus pensamientos, cuando siente que Santiago le murmura.
⎯ ¿Cómo era eso, que jamás te acostarías conmigo?
⎯ Tú no te acostaste conmigo, yo me acosté contigo que es diferente. Pero descuida no se volverá a repetir. Solo necesitaba quitar la imagen de ese hombre tocando mi cuerpo y reemplazarlo por algo mejor y tú estabas aquí.⎯ fue la cortante, pero sincera respuesta de Karen.
⎯ Ok.
Santiago se gira contemplando el techo. La mujer que tenía a su lado era muy astuta y siempre tenía la última palabra. Él tiene la mirada puesta en un punto fijo, sus pensamientos se acumulan uno tras otro en su mente. Las palabras de Cielo por un extraño motivo le molestan y se siente utilizado; entonces comprende que eso deben de sentir las mujeres con las que se acuesta. Con pesar se acomoda sobre su hombro y la mira, algo en él desea que todo sea diferente. Ella está estática sin pronunciar ni un sonido, su cuerpo aunque es algo pequeño es hermoso y la forma de moverse es perfecta. Él mueve la cabeza para eliminar cualquier emoción y por alguna razón absurda necesitaba romper el silencio y escuchar de nuevo su dulce voz; entonces acaricia su cabello y le murmura
⎯ Estarás más cómoda si te saco esto.⎯ intentando desatar el antifaz pero ella lo detiene con su mano y ese simple roce fue suficiente para alterarlo.
⎯ ¡No! ¡No lo hagas, no quiero que me veas!
⎯ Creo que ya te vi lo suficiente para que te cubras ahora.
⎯ No es lo mismo.
⎯ ¿Por qué? No es justo, tú conoces mi identidad.
⎯ No quiero que me reconozcas en la calle y lo primero que pienses es que soy una de tus chicas y que tienes el derecho de llevarme a la cama cuando se te antoje.
Otra vez el muro imaginario que los separaba se levantó entre ellos y Santiago no sabía cómo tratar a esa pequeña de carácter, algo le decía en su Interior que no sea duro y la tratase con delicadeza pero su forma de ser brusca lo dominaba. Con su voz calmada pero firme y autoritaria le preguntó
⎯ Cielo, ¿con cuántos clientes de este bar te has acostado? Y no me mientas porque te irá mal.
⎯ Solo contigo.⎯ siente pena de hablar de lo que acaba de hacer, sin embargo contesta.
⎯ Y antes de mí, ¿cuántos hombres te tuvieron en su cama?
⎯ Solo uno y fue diferente a esto.⎯ murmuró avergonzada.
⎯ ¿A qué te refieres?
⎯ Con él nunca pude llegar a sentir esa explosión en mi Interior, esa sensación maravillosa que tanto me decían las chicas de la universidad que sentían en la cama.⎯ confiesa tímidamente y agradece que él no la mire directamente a los ojos ya que su cara arde de vergüenza.⎯ Mi ex novio lo hacía rápido y sin mucha previa. Solo calmaba su deseo y se iba del campus antes de ser descubierto por el encargado o mi compañera de cuarto.
⎯ Eso es porque estabas con un niño tonto y no con un hombre de verdad.
⎯ Creo que tienes razón, tú has sido diferente, aunque no quiero que te confundas solo fue por esta noche, no te conozco y no tengo intención de conocerte.
⎯ Entonces te haré mía lo que queda de ella.
⎯ ¿Qué?
⎯ Si solo tengo esta noche, la voy a disfrutar al máximo.
Escuchar que solo alguien más la tuvo y que no fue placentero tener relaciones hasta ese momento, le llenó el pecho de orgullo y una oleada de deseo se apoderó nuevamente de su ser. Lentamente se acomodó detrás de ella y sintió como su aroma se impregna en sus fosas nasales, su miembro reaccionó y no pudo evitar que ella se diera cuenta.
⎯ Creo que alguien, se quedó con las ganas.
⎯ Tú eres la culpable, eres muy hermosa.
Santiago comenzó a besar su espalda, y a dejar suaves caricias en sus pechos hasta que sintió que ella respondía a su contacto con dulces gemidos; entonces la giró para ver sus mejillas enrojecidas por el deseo. Con delicadeza la tomó nuevamente bajo sus brazos y esta vez volvieron a unirse, pero se sintió completamente diferente, al parecer había algún tipo de sentimiento en el ambiente o al menos por parte de él que intentaba dejar su huella en su ser para que ella le perteneciera para siempre.
Cuando al fin ambos llegaron al éxtasis y se sintieron satisfechos se separaron y Santiago la abrazó con ternura y con su voz entrecortada por el esfuerzo le dijo.
⎯ Será mejor que descanses.⎯ sugiere mientras acaricia su cabello.
⎯Tienes razón. Estoy cansada, hoy trabajé todo el día y mis piernas me están pasando factura.
⎯ Creo que eso se debe a la última posición.⎯ susurra con una media sonrisa.
⎯ Me parece que estas equivocado, me dolían de antes.⎯ miente para que se le bajen sus humos y no sea tan egocéntrico.
⎯ Me quedaré contigo hasta que cierres los ojos.
⎯ No es necesario, puedes irte. Me gusta dormir sola y aquí ya se terminó todo.
⎯ Como quieras.⎯ respondió desanimado.
⎯ Cierra la puerta al salir, alguien me dijo que este lugar es peligroso y cualquiera puede entrar. Jajaja.
⎯ Cielo, no es broma debes tener cuidado y cerrar siempre con seguro.⎯ esta vez su voz sonó muy fría y su tono era tan serio que Karen se asustó.⎯ Debes prometer que apenas crucé el umbral le pondrás el seguro.
⎯ Lo prometo.
Karen poco a poco sintió la pesadez de sus párpados y se durmió plácidamente bajo sus caricias.
Santiago se levantó con mucho cuidado para no despertarla, se dirigió al baño, tomó una ducha rápida, la miró una vez más y dudó en dejar propina. Ella era diferente y sabía que si le daba dinero se odiaría por lo que hicieron y era lo que menos quería en ese momento. Despacio se acercó a su rostro, le dejó un beso en su frente y se contuvo de quitarle el antifaz y por una vez por todas descubrir su rostro; entonces suavemente le murmuró mientras tocaba su hombro.
⎯ Cielo, Cielo.
⎯ Mmmm.
⎯ Ya me voy, cierra la puerta.
⎯ Vete, déjame en paz.
⎯ De acuerdo.
Santiago la contempló una vez más y observó que debajo de ese antifaz amenazaban con escaparse varias pecas alrededor de su nariz. Esa sería otra pista para buscarla fuera de ese lugar, intentó concentrarse en su cabello claro, el color de sus ojos, su estatura y las pequeñas pecas. Estaba tan absorto en sus pensamientos que se le ocurrió tomarle una foto con su celular, el flash del dispositivo iluminó la habitación y Cielo abrió sus ojos.
⎯ ¿Qué haces?
⎯ Nada.
⎯ Vete de una vez por todas.
⎯ De acuerdo.
Ella cubrió su cuerpo desnudo bajo las sábanas y lo ignoró por completo. Santiago aunque sentía mucha curiosidad salió del cuarto sin revelar el misterio y descubrir la identidad de su acompañante. Ahora con toda la información en su mente y la foto en su celular debía buscar la manera de conquistarla fuera de ese lugar.