La vida de Loreta Rosietti, cambiara por completo de un día para el otro, cuando siendo ella la única testigo en presenciar el asesinato de su jefe tiene que buscar al hijo ilegitimo de este, para que se haga cargo de la compañía y le brinde su protección. Con el pasar de los días ella descubrirá que el señor O'Connor no solo era un ceo importante sino el jefe de la mafia y todo lo que parecía ser legal era solo una fachada para ocultar su verdadera identidad. Sin embargo no solo se verá envuelta en varios infortunios a medida que conoce a su protector si no que ni siquiera se imagina que el destino la pondrá de nuevo frente a un hombre que por años intentó olvidar y por el cual guarda mucho rencor o al menos eso cree.
Con tal de vengarse de su ex prometido ella hará una alianza con su nuevo jefe, pero los sentimientos que despiertan ambos hombres en ella hará que caiga en una red de confusión de la que es muy difícil salir.
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Capítulo N°18
Dimitrio, luego de la confesión y de prometer proteger a la pequeña cerró sus ojos y pensó en su madre, y como la vida se había ensañado en arrebatarle todo cuando apenas era un niño y ahora de adulto también le quitaba a su padre. Ese hombre serio, ausente por momentos, que casi no le daba demostraciones de cariño pero que supo brindarle todo y ser un apoyo incondicional en su vida. Por alguna extraña razón se identificaba con esa pequeña, sus destinos habían sido marcados por la tragedia y aunque ahora comprendía que Lucia era la más perjudicada, tampoco podía negar que el dolor era exactamente el mismo por eso su conexión fue instantánea. Lentamente rompió el abrazo y mirando esos ojos grandes, expectantes y opacados por la tristeza le sugirió.
— Princesa, vamos a la sala, tu hermana te espera.
— De acuerdo.
— ¡Ven!
Él la tomó entre sus brazos, le dio un suave beso en la mejilla y salió de la cocina disimulando una sonrisa en sus labios intentando controlar su ira, aunque la vena en su cuello lo delataba, latía con fuerza y parecía que estaba a punto de estallar. Con prisa se acercó al sofá y con cuidado la depositó a la niña a lado de su hermana.
Danilo conocía perfectamente a su amigo y de manera inmediata supo que algo importante había descubierto por su mirada fría, su semblante opacado y cuando lo escuchó hablar entre dientes sus sospechas fueron confirmadas.
— Danilo, vamos al despacho—ordenó y luego mirando a Loreta explicó—. Necesito hablar con mi secretario, solo me tomará unos minutos, mientras tanto pueden ver una película —dijo y su voz sonó más a una orden que a una sugerencia.
— No lo creo, lo mejor es volver a casa, ya perdimos mucho tiempo aquí—comentó Loreta poniéndose de pie.
Dimitrio acortó la distancia que los separaba , bajó la vista para mirarla a los ojos y con una voz gélida como un témpano pronunció.
— ¡No se irán a ningún lado, no están perdiendo el tiempo, lo están ganando!— la corrigió, luego suavizando el tono de voz miro a Lucia y le preguntó— Princesa, ¿Por qué no miras una película con Danilo mientras hablo con tu hermana?
— Está bien—respondió Lucia mientras que Danilo le indicaba donde estaba la sala de cine.
— Ven, esto te encantará, tenemos un gran cine en la casa y puedes comer todas las palomitas de maíz que se te ocurra —comentó tomando la mano de la pequeña.
— ¡Eso es genial!
— Lo sé, ahora dejemos que Loreta hable con Dimitrio.
— Bueno.
Danilo alejó a la niña de a lado de esos dos adultos que se comían con la mirada en una batalla de egos y deseos de la cual ninguno de los dos admitiría jamás, por ser demasiados orgullosos y estar demasiados enojados con la vida.
Una vez solos en la sala , Dimitrio agarró con fuerza la mano de Loreta y ella protestó por la fuerza ejercida en su muñeca y en vano intentó liberarse, entonces él la guió hasta su despacho y una vez dentro del lugar, la soltó como si su simple contacto lo quemara, cerró con seguro su puerta, entonces molesto por la situación, se acercó a su escritorio y le dio la espalda.
— ¡Deja de comportarte de manera infantil, no se pueden ir a su casa! —dijo tratando de respirar hondo y calmar su bronca, no debía desquitarse con la mujer que estaba frente a sus narices, ella era una víctima más de ese hombre, se repetía en su cabeza.
— Escucha, ya te di el anillo, eso era todo lo que tenía que hacer por ti y lo hice. Ahora lo mejor es que la policía se encargue de nuestra seguridad y te alejes de nuestras vidas. Lucia por alguna extraña razón que no comprendo se encariño contigo y eso me asusta —confesó—. Eres un desconocido y qué pasará con ella cuando te canses de jugar al padre perfecto.
— Aún no lo entiendes ¿ verdad?—interrogó y se giró para observar su reacción—. No se trata solo del anillo o de jugar con la niña a la familia feliz, se trata de algo mucho más grave y peligroso.
— ¿Entonces de qué se trata?—preguntó ya cansada de no entender en que se había metido —. ¡Si quiere que confíe en ti, habla claro de una vez por todas!—pidió y su voz sonó a súplica mezclada con angustia—. ¡Maldición, no soy una niña y puedo soportar lo que sea!
— De acuerdo, pero primero debo saber que estás dispuesta a hacer por la seguridad de tu hermana —interrogó cerrando sus puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
— ¡Por Lucia, doy mi vida! —respondió sin dudar.
— Muy bien, eso es lo que quería escuchar.
— Bueno, dime, ¿ qué pasa, quién eres y qué sabes?—pregunto y acortó la distancia.
Dimitrio, respiraba con dificultad, lo que tenía para decir no era fácil, pero sí necesario, así que tragando grueso, aclaró su garganta y comenzó a hablar
— ¡Están en peligro y la única forma de salir de todo este lío es que colabores conmigo, Luca Noviccio es un monstruo y estoy seguro que no descansará hasta terminar lo que comenzó! —habló con ira al imaginar a ese ser despreciable, su puño cerrado comenzaba a doler, su cuerpo se puso rígido y sus ojos se oscurecieron de una manera inexplicable, entonces continuó—. No solo se quedó con los viñedos y tu empresa familiar —guardó silencio — … Sino que…—se giró sobre sus talones y de espalda, golpeó su escritorio con ira—. Lo siento Loreta, no sé cómo decirte esto sin que te destruya —susurró visiblemente apenado.
—¡¿Qué, qué sabes?!—interrumpió Loreta al ver que él dudaba en hablar—. ¿Qué te dijo Lucia? Sé que ella oculta algo y por su expresión al salir de esa cocina supe de inmediato, que te confesó algo y que se liberó de una gran carga emocional —habló con los ojos cristalizados—. Dime que sabes.
— Le prometí, no decirlo.
—¡Debes romper esa promesa!—exigió con desesperación, entonces lo agarró de su hombro y obligó a que la mire.
— Solo lo haré si ella así lo desea.
— No puedes hacerme esto, no puedes pedir que confié en ti, cuando hay secretos entre nosotros que nos separan.
— Tienes razón, disculpa—intento tocarla pero ella se apartó.
Loreta lo miró con determinación, él no necesitaba hablar solo responder algunas preguntas y así llegaría a la verdad, entonces pronunció
— Solo te lo preguntaré una vez y solo debes decir si o no —pregunto sugirió ella—. Antonio o Luca ¿tuvo algo que ver con la muerte de mis padres?
— Sí, lo siento.
— Lucia ¿ lo vio hacerlo?— preguntó mirando fijamente a Dimitrio intentando permanecer fuerte y entera.
— Sí.
— ¿Pasó algo más que debo saber?
—Sí, pero no puedo decirlo. Perdóname.
— Te entiendo—respondió mordiendo su labio inferior.
Loreta retrocedió unos pasos, le faltaba el aire, sus piernas se habían aflojado de tal manera que tastabillo, entonces intentando controlar su cuerpo, respiró hondo, se sostuvo de una silla y contempló la alfombra intentando procesar la información.
Loreta levantó la vista, por la tristeza en la mirada de ese hombre y la ira con que salió de la cocina ella sospechaba que lo que Lucia confesó era realmente traumático y ella haría hasta lo imposible por descubrirlo. Entonces recordó que cada vez que la niña veía la foto de ese infeliz comenzaba a temblar y dejaba de hablar por un tiempo, por eso con pesar Loreta había borrado todas las fotos de su celular y solo conservaba una vieja fotografía en su billetera.
—Dime ¿cómo puedo ayudarte a vengar la muerte de mis padre y a proteger a mi hermana?—dijo de repente recobrando la compostura y secando sus lágrimas.
— ¿Estás segura de continuar con esto ?
—Sí.
Dimitrio se acercó a ella, limpió una lágrima que aún recorría el rostro de la joven y con calma comenzó a hablar
— Mi padre era líder de una de las familias más importantes de la mafia, con su muerte este anillo —levantó su mano y se lo enseño—. Me da el derecho de reclamar su lugar, aunque no lo desee debo hacerme cargo, porque se lo prometí y siempre cumplo con mis promesas. A partir de ahora soy un mafioso y aunque no lo creas mi enemigo y principal sospechoso del atentado de Lewis es Noviccio —explicó al ver la expresión de odio en el rostro de la joven al pronunciar ese nombre.
— ¿Vas a acabar con él?
—Sí —respondió, entonces ella retrocedió y le dio la espalda —. Loreta, no soy una mala persona, sin embargo las injusticias sacan lo peor de mí y juró que ahora estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano para no ir a la mansión de ese maldito y acabar con su vida, sé que tú lo amas pero él no es la persona que te conquisto —confesó pensando que ella estaba asustada, sin embargo su respuesta lo sorprendió.
— ¡Quiero ser yo la que acabe con ese malnacido! —se giró y con determinación le pidió—. ¡Enséñame a ser una mafiosa como tú!
preparense que comenzó la guerra, entre Luca, Dimitrio y Loreta, quien gana a quien 😏