Sin Compromiso

Subimos a su apartamento e inmediatamente ataca mi boca con desespero, este hombre es como un kamikaze que te lleva a lo más extremo y te deja sin aliento.

- Bailas tan sensual - me dice de pronto entre besos - eres una gatita perversa que le gusta robar miradas.

Recuerdo la forma en como estaba bailando con Steve, de veras que era demasiado candente, no apto para menores.

- Qué te puedo decir, la música me llama tierno cachorro.

- ¿Cachorro? - me pregunta

- Sí, yo soy una gatita, pero tú eres un cachorro de león que se quiere devorar a esta tierna gatita.

- Con todo y ropa nena.

Ambos peofundizamos el beso de manera salvaje, la ropa está de más. Hoy no trae camisa de botones, un trae un suéter estilo polo, por ende, fueron pocos botones y para afuera. Él me saca mi diminuto vestido de lentejuelas doradas, dejándome solo en una brasilera.

- Uuuf nena, deberían arrestarte por andar así, que caliente te ves.

Lo empujo para que se siente en el sofá de su sala y me le trepo, yo también beso con urgencia su mandíbula, cuello y pecho. Él agarra mi masaje creando fricción entre nuestros cuerpos. La verdad es que aquel que fue mi supuesto amor, no me hacía arder tanto de pasión como lo hace Sasha. Es más, no sé ni porqué los estoy comparando.

- Te quiero dentro rubio, quiero sentir tu poder bebé.

Me da su sonrisa sensual, saca un preservativo de una pequeña mesita con gaveta junto al sofá, se lo quito y se lo coloco mientras nos miramos fijamente. Me levanto un poco y me posiciono su lindo y rosado amiguito, entro suave para sentirlo más cálido, para sentirlo todo todito.

Ambos jadeamos por la deliciosa sensación que nos produjo su intromisión.

- Oh linda gatita, creo que me voy a quemar en tu infierno.

Me empiezo a mover suave, para cuando la emoción nos alcanza también se eleva el ritmo de mis caderas haciendo círculos y también subiendo y bajando.

No quiero ni puedo sentir algo más por este perfecto Eros de la seducción, pero quiero disfrutarlo todo lo que pueda y quedarme con el recuerdo de estos encuentros.

- Así nena, muévete, eres deliciosa - me dice entre jadeos mientras me mira directo a los ojos y me sostiene por el cabello a la altura de la nuca.

Me encanta ese dominio aunque me deje a mí llevar la situación. Me siento próxima a llegar a ese punto donde convergen tu cuerpo y tu espíritu, justo cuando liberas todo el stress, los problemas y sientes que tocas el cielo.

¿Alguna vez les ha pasado?, yo lo estoy conociendo con el rubio que reposa debajo de mí, después de un avasallador clímax.

- Nena eres impresionante, eres una gatita traviesa - reparte mínimos besos a lo largo de mi mandíbula - me voy a volver adicto a este lindo cuerpecito.

Me levanto de repente, y me coloco mi vestido.

- Debo irme, mañana tengo trabajo y no quiero llegar tar...

- ¿Pero qué carajo, gatita? - pregunta confundido

- Que necesito irme a casa porque mañana voy a trabajar.

- Escuché perfecto lo que dijiste, y de una vez te digo que de aquí no te vas.