Mia es una joven que tiene muchos planes y sueños junto a su novio. Siente que todo se le viene encima cuando La familia de el la rechaza cuando se enteran que es huérfana, lo peor es cuando se entera que su novio siempre estuvo comprometido con otra.Con todo en contra ella logrará volverse una mujer sobresaliente pero algo no estaba en sus planes que una noche conoce a un hombre que la desestabilizaria en todos los sentidos, Será capaz Mía de darse otra oportunidad con el tío del que ella creyó un día era el amor de su vida?
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Un encuentro inesperado
La llamada termina y mi amiga me mira.
— ¿Qué dijo? —pregunta.
— Que mañana me presente cuando tenga tiempo para ver cómo procederé.
— Dime que irás. Sabes que pudo pasar a mayores, ¿te imaginas que te hubieran hecho algo? Ay, no quiero ni imaginar.
— Claro que iré —le digo.
— ¿Ya me dirás qué te pasó?
Niego y ella se levanta para responder la llamada de Miguel, que solo nos dejó y se fue.
Estamos en su habitación, ya que después de llegar había algunos invitados por mi bienvenida. Me meto al baño y los recuerdos de lo que pasó esa noche me hacen poner roja, pero, ¿qué demonios me pasó? Entiendo lo de la droga, pero eso de darle mi tarjeta fue demasiado.
Me baño y, al verme en el espejo, noto marcas en mi cuello y en la parte superior del pecho. ¿Cuándo pasó eso? Estaba tan perdida que ni cuenta me di.
Salgo y mi amiga se ríe al verme cruzada de brazos.
— Lo notamos con Miguel, pero no quisimos decir nada —se acerca agarrando mis manos—. Mía, ¿te hicieron algo? ¿Recuerdas lo que pasó?
— ¿Qué? No, quiero decir, sí recuerdo lo que pasó.
— ¿Y qué pasó? Mierda, si nuestros padres se enteran, se van a enojar —me dice.
— Karla, son tus padres, no los míos. Y no me violaron —le digo, y ella asiente dándome la espalda.
Voy al baño para cambiarme y, cuando salgo, ella está acostada con las luces apagadas.
Me acuesto cerrando los ojos.
— Mía, Mía, despierta —me dicen—.
Abro los ojos y veo a Karla saltando en la cama.
— ¡Es mi cumpleaños! —dice, como una niña pequeña, saltando y riendo.
Me levanto y abro mi maleta para darle su regalo.
— Jajaja, es mi primer regalo y de mi hermana, mucho mejor —grita mientras destapa el regalo—. Me encanta, me encanta, me lo pondré hoy. Hay que festejar.
Me abraza y sale corriendo del cuarto. Abajo se escucha cuando grita:
— ¡Gracias, gracias, los amoo! Se lo mostraré a mi hermana.
Sube corriendo y me hace bajar con ella. Salimos y la luz del sol es lo primero que me golpea. Ella se sube y me abre la puerta para que suba al carro que le regalaron.
Lo enciende y avanza. Nos miramos y reímos, aún con las batas de dormir puestas.
— Hoy debes decir que sí a todo lo que yo te diga, ya que es mi cumpleaños.
— Ok —le digo—.
Regresamos.
Nos bajamos y sus papás están en la entrada. Me miran con una expresión indescifrable.
— ¿Qué harás hoy? —me pregunta su madre.
— Tengo una reunión con unos arquitectos.
— ¿Cuánto tiempo estarás aquí? —me pregunta el señor.
— Solo unos días. Tengo que regresar porque dejé cosas pendientes.
— ¿Qué? ¿No te quedarás aquí? —pregunta Karla, llegando.
— Eso dependía de un negocio y no salió nada bien —le digo.
— ¿Con quién era? —pregunta su padre.
— En la empresa Arqui-tech.
— Solo eligen trabajar con 3 a 5 empresas al año. Me sorprende que no te hayan elegido.
— Pues así fue.
Pasamos a desayunar, luego subo a cambiarme y les doy los detalles que les traje. Cuando salgo veo que llega Miguel. Nos saludamos, él entra y yo subo a un taxi; no quiero rentar ni comprar un carro, solo estaré por hoy.
Llego a la construcción, siempre me ha gustado verlo con mis propios ojos.
Me muestran cómo va todo, doy el visto bueno, ajustamos lo que falta, y cuando salgo, llamo al sujeto del bar para avisarle que voy para allá.
Cuando llego, me está esperando.
— Señorita, en la cámara encontramos al sujeto que le puso la droga en su bebida. Fue detenido. Nos haría el favor de ir a denunciarlo para que le puedan dictar sentencia.
— Ok. ¿Y por qué me hizo venir? Podría decírmelo por teléfono.
— Quería que recibiera la información en persona, y que sepa que se le ayudó en el procedimiento.
— Ok. Si se refiere a que tomaré represalias contra el bar, no pasará.
Camino a la salida y pido que me lleven a la comisaría para presentar la demanda.
Hago todo lo que me indican y me muestran al sujeto para saber quién es, y confirmar que es el que se acercó cuando Karla no dejaba de hablarme desde la pista.
Le marco a mi ex jefe para programar una cita; necesito que me apoye con mi empresa, porque aquí no salió como esperaba. Este era un gran proyecto.
Cuando salgo, veo al tipo que casi me corrió ayer, el asistente de la empresa Arqui-tech.
Trato de ignorarlo, pero él me habla y me hace detener.
— Señorita Mía, disculpe, qué milagro encontrarla —me dice, y me detengo, pues debo ser profesional.
— Buenos días, señor.
— ¿Será que le pueda pedir a su secretaria que me envíe el plan de trabajo?
— ¿Disculpe? —le digo, sorprendida.
— Sí, buscamos su información y queremos darle una oportunidad.
— ¿Oportunidad a mí? Señor, esto es mutuo; las dos empresas se beneficiarían.
— Disculpe, no me expresé bien. Quiero decir que se le dará la oportunidad de unirse con nosotros, siempre y cuando el dueño acepte.
— Se lo haré llegar con mi secretaria, muchas gracias —le digo, y él no deja de mirar mi cuello. Me alejo, regresando a casa de Karla.
— ¿Está su esposo? —le pregunto a la madre de mi amiga.
— No, se fue a la oficina. ¿Qué ocurre?
— Quiero hablar con él.
— Mi chófer te puede llevar si gustas —me dice con una sonrisa.
— Yo voy a verlo. Podemos ir juntas —me dice Karla, y asiento, saliendo con ella y Miguel.
Llegamos a la empresa y veo que hay muchos carros afuera.
Subimos al elevador, llegamos a su piso, y al salir, veo sentado a la persona que menos esperaba. Cuando me ve, se levanta intentando caminar hacia mí.
Miguel sujeta a Karla para que no se le vaya encima.
Mario no me pierde de vista.