Silvia Sephiran, es la protagonista de una historia de amor, donde una trampa llena de mentiras, la separa de su amado Javier, pero, como toda historia, la verdad sale a la luz y los protagonistas luchan por estar juntos, alcanzando su final feliz.
Pero ahora que ella ha reencarnado en Silvia, no esta dispuesta a seguir la trama y mucho menos a amar a un hombre que se deja manipular, así que, cuando tiene la oportunidad se marcha lejos de aquel hombre para iniciar una nueva vida cambiando su destino.
Lo que Silvia no esperaba es que al poner su negocio de perfumería en el reino Khalix, caería en las garras del gran general del reino, conocido como, "el hijo de la bestia", un atractivo hombre de ojos grises que se siente tentado por el dulce aroma de Silvia.
¿Silvia escapara de las garras de este hombre o caerá ante sus seductores ojos grises?
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Capitulo 12.
Se suponía que tendría una vida tranquila en ese lugar, pero de repente, tiene un acosador y el príncipe heredero parece una molestia. ¿Que hizo ella para merecer ese calvario?, ¡oh!, si, claro, su vida pasada.
Tras cerrar, se preparo para salir al mercado nocturno, ya que en ese lugar consigue muy buenas hiervas para sus perfumes. Camina con una cesta en mano, observando cada puesto, pues también planea comprar algunos víveres para su alacena.
Se detiene en un puesto a comprar un par de frutas, pero, antes de tomar una naranja, una mano se la arrebata, y cuando voltea era Slavik quien estaba de pie a su lado.
—que casualidad, mi precioso clavel, esto debe de ser destino.— sonríe ladino.
Frunce el ceño.— no creo que sea casualidad.— le quita la naranja.— dudo que un noble venga a este tipo de mercados.
—¿que le hace creer que soy un noble?, podría ser solo un caballero.— pregunta curioso.
—el atuendo de la fiesta, no puede comprarse con un simple sueldo de caballero, y menos podría ser amigo del príncipe heredero.— responde y empieza a caminar.— él paga.— le avisa a la vendedora.
Slavik no esperaba que esa mujer hiciera eso, pero se apresura a pagar y seguirla. Silvia se detiene en un puesto de hiervas, escogiendo las que lucen más frescas, escoge algunas y Slavik es quien se ofrece a pagar, pero ella se niega, pagando primero.
—me hiciste pagar la fruta, pero no aceptas que pague cuando lo ofrezco.— se queja.
—es diferente.— responde con molestia.— ahora, puede dejarme hacer mis compras con tranquilidad.
—pero si no la estoy molestando, además puedo ayudarla a cargar sus cosas.— se ofrece.
—no es necesario, mejor vaya a hacer cosas de nobles, como beber el té y chismorrear.— se burla.
—prefiero acompañar a mi precioso clavel en sus compras.—
Slavik sigue de cerca a la pelirroja, hasta que, finalmente, con todas sus compras hechas, decide ir de regreso a su casa, pero, le sigue molestando que el chico no la deje de seguir. Detiene sus pasos al estar frente a su puerta y da media vuelta, pero antes de poder decir algo, el azabache ya no estaba. Silvia deja escapar un suspiro, por un momento creyó que tendría que seguir lidiando con ese hombre, pero, se apresura a entrar y cierra con llave, también corre a revisar las ventanas para evitar que ese sujeto entre y deja escapar un largo suspiro.
[Esto es divertido, tú, huyendo de un chiquillo...solo cortale el cuello y listo.] Se burla Cadell.
—cierra el pico, ¿crees que con este cuerpo podría ganarle a ese gorila?— pregunta.
Ese hombre ha de medir unos dos metros, y se nota que hace ejercicio. Mientras que ella, posee un cuerpo pequeño, que nunca fue entrenado, y su magia sigue siendo limitada.
—necesito encontrar una forma de al menos recuperar mi magia completa.— chasquea la lengua.
De repente, cae un libro de portada roja en la mesa donde había dejado su cesta de compras.
[Creo que esto te puede servir.]
Cadell es quien había dejado caer el libro, y cuando Silvia lo agarra, al abrirlo, nota que viene escrito en un idioma antiguo, pero, ella podía leerlo. Paso las páginas, el libro tenía hechizos muy poderosos, aquellos que solo las brujas podían usar. Ella pasa sus dedos suavemente por la página.
—Cadell, ¿como encontraste este libro?, es un grimorio de bruja.— pregunta aún sorprendida por lo que tiene en manos.
[Lo traje de la biblioteca del inframundo, creí que te puede ser útil.] responde.
—¿que?, ¿como es que tienes acceso a algo tan valioso?— le causa curiosidad.
[Me subestimas, que me vea así, no significa que no sea importante. Sabes bien que esta no es mi verdadero forma, y con tu poder débil, no puedo tener mi cuerpo completo, así que, recupera tu magia, que odio ser un ave.] Se queja.
—si me sigues exigiendo no lo haré.— responde en burla.
Silvia pasa las páginas, hasta dar con algo que le puede ser útil, era una poción, pero, hay ingredientes que ella no tiene.
—¿sangre licantropa?, ¿donde carajos encuentro eso?, ni siquiera se si hay licantropos en este mundo, incluso en el mío, estaban casi extintos...— jamás en sus 100 años de vida vio uno.
[Aquí los hay, escasos, pero si los hay.] Responde Cadell.
—¿y como encuentro uno?— pregunta molesta, pero, un recuerdo le viene a la mente. Aquella bestia del bosque, puede no ser solo una bestia salvaje.— Cadell, quiero que revises el bosque...la bestia de la otra noche, podría ser lo que necesitamos.
Era el ingrediente más difícil de conseguir, en cuanto a los otros, solo necesita una extraña flor, pero, esa puede conseguirla en la montaña. Y si realmente puede conseguir la sangre de un licantropo, finalmente podrá tener de regreso su magia completa, y ahí si, podrá deshacerse de ese acosador.
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Según Cadell, las dos noches y dos días que estuvo vigilando el bosque, no encontró a ningún licantropo, pero si, vio que no muy lejos, estaba una base militar de los caballeros del palacio, según el cuervo, era un lugar de entrenamiento, y lo que en ese lugar, estaba aquel hombre que la siguió en el mercado.
Silvia espero que el anochecer para ir al bosque, cerro temprano y salió llevando consigo un cristal de mana para poder caminar por el bosque, esa noche iría al pie de la montaña para conseguir la flor que necesita, y esa solo brota durante la noche. Tras estar caminando un par de horas, se detuvo para beber agua y descansar un poco. Estaba por sentarse en un tronco caído, cuando escucha el sonido de las hojas secas quebrandose, lo que significaba que alguien o algo estaba caminando cerca. Saco una daga mientras empieza a recitar un hechizo en voz baja, pero, ve aquella bestia de pelaje oscuro salir de entre las sombras.
—creo que es mi noche de suerte.— levanta la daga delante de ella.
La bestia da un par de pasos hacía ella, pero, va perdiendo estatura y pelaje, hasta quedar en su forma humana. Silvia quedo sorprendida al ver de quien de trataba.
—esto no puede ser cierto...— frunce los labios.
—hermoso clavel, ¿que haces aquí tan noche?, el bosque es peligroso.— pregunta Slavik.
Silvia lo mira de arriba hacia abajo, deslizando la mirada lentamente, y trago en seco, lo cierto, es que ese hombre tenía todo en su lugar, unas abdominales perfectas y más abajo, debería ser ilegal tener ese tamaño. Slavik nota la mirada de la pelirroja y sonríe con descaro.
—si te gusta lo que ves, es todo tuyo, mi clavel.—
—a..ah...— aparta la vista.—no te hagas ilusiones, deberías ponerte ropa.
—lo haría pero, se rompió cuando me transforme, por seguir el aroma de una lindura.— responde.
—entonces ve por esa lindura, si me disculpas, tengo mejores cosas que hacer que estar frente a un descarado.—
Silvia guarda la navaja, y es que, aunque necesite la sangre del licantropo, no quiere acercarse a él estando en esas fachas. Pero, antes de avanzar más de dos pasos, Slavik la sostiene de la cintura desde atrás y la pega a su cuerpo, mientras olfatea su nuca.
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