La Protegida De La Bratva

Comencé a trabajar de camarera en un lujoso restaurante del centro de la ciudad, la verdad es que la paga era muy buena y sumado a las propinas, me dejaba en el bolsillo lo necesario para en pocos meses conseguir la plata para los audífonos de Selene y luego juntar lo de la operación, aunque debía reconocer que tendría que pedirle ayuda a mi tía con ese monto, porque no llegaría a la totalidad.

Siempre fui de adaptarme fácil a los cambios, por ende aprender el idioma no se me hizo complicado, mi compañera Evelyn también era muy buena conmigo y me ayudo a adaptarme más rápido a mis tareas, las cuales no solamente consistían en atender mesas, sino también en la limpieza del lugar, ya que después de la 12 de la noche se volvía bar de negocios para altos mandos y burdel, así que todo debía estar en perfectas condiciones para poder hacer el cambio de un lugar a otro, si bien al principio yo me quedaría trabajando hasta la 1, lo cierto es que martín mi jefe, me dijo que prefería qué a las 12 me fuera. Sé que es conocido de mi tía y que fue en realidad Mazze quien le pidió que cambiará mi horario, pero mientras que me paguen bien y solo trabaje de moza no puedo quejarme.

Llevo 4 meses trabajando en este lugar y lo cierto es que a veces me sirve cubrir las faltas de la noche en el burdel, porque la propina es aún mayor y siempre tengo la suerte de que mi tía manda al chófer a buscarme así que no debo preocuparme por los borrachos que son sacados a la fuerza y se quedan afuera intentando ligar con alguna chica.

Solamente hay dos cosas que me molestan del lugar, hay un hombre su nombre es Marcos que viene casi todos los fines de semana a cenar con su esposa y siempre espera a que ella se levante al baño para llamarme a la mesa y coquetear, estoy cansada de rechazarlo y una sola vez intento tocarme y el de seguridad no dudo en sacarlo de inmediato y lo otro es otro hombre que no tengo idea de quien es, que siempre llega al sector VIP, que dicho sea de paso yo no atiendo, y desde que entra hasta que me voy siento su penetrante mirada en mi cuello. Es como si acechara a su presa, tiene un porte increíble, un cuerpo atlético tallado por los mismísimos dioses, pero hay algo en el que activa mi instinto de supervivencia.

Otra vez, Martin nos pidió si podíamos cubrir la noche, al parecer el trío de tontas camareras lo dejo plantado de nuevo. él sospecha que bailan en el caño de un burdel que está cerca, pero como hay escasez de mujeres que soporten trabajar en la noche aquí, aún no se le da por echarlas.

Haremos el turno hasta las 5 al parecer- me dice Evelyn mientras limpiamos el sector de revolcones.

Le digo así a un pasillo con varias puertas qué conducen a habitaciones pequeñas, donde los clientes pueden pagar para estar con aquellas mujeres que desean. Por suerte los de seguridad y el dueño del lugar sabe que las que no nos prestamos para eso debe cuidarnos, así que nuestro atuendo cambia de un pantalón largo negro y una camisa blanca, a un short de Jeans y una remera negra, las que mujeres que se acuestan con clientes llevan remera roja y por suerte los hombres saben los colores y no molestan.

Si lo sé, por suerte le pude avisar a mi tía a tiempo, de todas maneras Selene ya esta dormida- le digo mientras termino la última habitación y nos vamos directo a nuestro espacio para cambiarnos.

El VIP está ocupado desde temprano, espero que no nos toque trabajar allí, tengo entendido que es el sector de las tontas y ahora que no vinieron no se a quien pondrá el jefe- me dice mientras se cambia la camisa.

Conocen las diferencias, Eve, aparte Martin sabe que no hacemos eso- le digo peinando mi cabello para hacerme una cola alta, ya que la trenza qué llevaba se me desarmo y olvide mi gel en casa.

Si lo sé, pero igual me da miedo. Dicen que es el capo de la Mafia Rusa quien usa ese lugar o sus subordinados- veo como se abraza a sí misma.

No me interesa quien sea, no es no- le digo abrazándola por detrás.

Macarena no puedes irte ahora, tus tres amiguitas no vinieron y necesito que cubras sus puestos- la voz de Martin se escucha del otro lado de la puerta y se ve que está muy enojado.

No es mi problema que no puedas con ellas, llevan faltando tres sábados seguidos y no las echas, yo tengo un problema familiar, acaban de internar a mi hermano, me tengo que ir- le grita Maky, quien es otra de las camareras que usa remera negra y siempre tiene que terminar cubriendo a todos.

No me hables de esa manera- le grita y se escucha un portazo.

Entonces no te enojes conmigo porque los demás fallan- la voz de ella está llena de tristeza y es ahí cuando salimos con Eve del cuarto.

Yo cubriré su zona- le digo a Martin esperando a que se calme.

Quieres que Mazze me mate ¿verdad? Es el sector Vip el que tiene que hacer y esta noche está ocupado- veo como mira de reojo hacia otro lado.

Oh vamos es su hermano, sabes que estaba enfermo y si lo internaron es urgente, yo me hago cargo de su zona. No sé que tienen mi tía y tú con eso, pero le debo una a Maky cuando me cubrió para el cumpleaños de Selene- le digo sonriéndole a mi compañera.

Me voy a meter en muchos problemas, mierda. Que tu tía no se entere por favor- hay algo en su súplica que aún sigo sin comprender, pero le asiento para que se quede tranquilo.

Gracias te debo una- me dice Maky agarrando su bolso.

No me debes nada, vete y después avisa como salió todo- le digo saludándola.

Con Eve nos vamos a buscar las bandejas y de ahí empezamos a atender las mesas sin ningún contratiempo, hasta que Martin me hace señas de que el Vip requiere de mi atención. Veo como Eve me mira preocupada, pero le sonrió mientras subo las escaleras e intento dejarla tranquila.

Muy buenas noches- digo ni bien paso la puerta y la escena que me recibe me revuelve el estómago, aunque no dejo que nadie lo note y sigo con mi cabeza a gachas.

Son fácil 8 hombres, varios de ellos tienen mujeres sentadas a horcadas y las besan y las manosean como si fuesen trozos de carne, todos están alrededor de una mesa de vidrio y en el centro del sillón está el que siempre me ve como si fuese una presa, un escalofrío recorre mi cuerpo completo en cuanto nuestras miradas se cruzan y por alguna razón siento que tengo que salir corriendo de allí.