El matrimonio arreglado de la primera hija del Conde Harris con el Duque Carnegie III y su peculiar convivencia
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Dulce y suave
Al entrar en el cuarto a media luz, James siguió con la mirada a Samantha que yacía sentada al borde de la cama. Vestía un camisón que dejaba poco a la imaginación; blanco casi transparente estaba lleno de bordados de flores con colores tenues y escote en V, al contra luz se podía ver su figura de reloj de arena
Al confirmar que la mirada pesada que sentía era la de James, con sus brazos tapó su pecho sintiendo sus mejillas arder
"No quiero que me vea… tampoco que me toque, tengo miedo"
James sintió el miedo, por dentro, estaba preocupado de lo que podía suceder con aquella pequeña chiquilla, por fuera mantenía su porte frío e insensible, tanto tiempo entre soldados, había perdido el tacto para tocar a una señorita delicadamente y no como anteriormente lo hacía con las otras. Ella es diferente, es su esposa y debe tocarla como tal
Acechando a la presa, el cazador acortó distancia y acarició el cabello plateado de Samantha
"Es preciosa, quiero acabar con esos labios rojos"
Duplicaba el volumen del cuerpo de Samantha, dejándola entre sus piernas la recostó en la cama con su cuerpo masculino pesado encima. Enterró la nariz en el cuello y respiró profundamente
"Es dulce y suave"
Con la punta de la lengua toco la piel de Samantha, deslizando en recorrido a su cuello deteniéndose justo en su barbilla, la vista era perfecta, una piel inmaculada con voluminosos relieves
La temperatura corporal de James era acogedora para ella, un cuerpo fornido, viril e impresionante, ante los ojos de Samantha
Es demasiado grande y pesado
James apretó los dientes, cada célula del cuerpo debajo temblaba bruscamente, estaba lleno de deseo. Envolvió las manos alrededor de la cintura de Samantha y la alzó para posicionarla mejor dejándola a la altura de su rostro al agacharse. Rompió el camisón de ella con ambas manos exponiéndola
Las sirvientas realmente han hecho un buen trabajo en el baño
Aplastó su rostro entre ambos relieves suaves y redondos, los cuales lo recibieron y abrazaron cálidamente, un suave gemido se escapó de los labios carnosos de Samantha, haciéndola tapar su boca bruscamente con sus manos
-Tranquila… estas muy ansiosa Samantha, no te voy a dañar, no debes privarte
-Me avergüenza lo que hacemos- susurró tímida, su cara era un poema
-Somos esposos, no tiene nada de vergonzoso
Beso y mordisqueo la piel, haciendo que los puntos más sensibles se despertaran firmes ante él, rojos y brillosos los metió en su boca uno tras otro
Oh dios…
Samantha se encogió de hombros cuando sintió los labios de James capturarlos, jamás había experimentado esas sensaciones en su cuerpo, desconocía que podía experimentarlas
Es suave, se siente caliente… Siento cosquillas entre mis piernas
El cuerpo reaccionaba a cada caricia, como respuesta dejaba escapar gemidos, desprendiendo calor de sus zonas erógenas
James mordisqueaba y lamía con dedicación cada uno, para él tenían el tamaño y el sabor perfecto, quería arrancarlos
Ella miraba con impresión aquel hombre que devoraba sus redondos y suaves relieves como si de un bufé se tratara. Al detenerse para pasar al otro, el contacto visual se hizo presente dejando ver las mejillas rojas de Samantha, su expresión iba del placer al temor
-Samantha, no soy un hombre paciente, si pones esa cara yo no lo podré soportar más- La voz de James estaba ronca y llena de lujuria
No sabía cómo responder a lo que había escuchado, mordió su labio inferior dedicándole la más inocente y temerosas de las miradas, detonando el fuego en el interior de James
Sin más, bajó de la cama para luego sujetarla de las caderas girándola boca bajo, escuchó un pequeño grito de sorpresa que lo hizo sonreír, la tomó de las caderas exponiendo el punto más deseado, estampó la palma de su mano fuertemente haciéndola gritar de dolor dejando la marca en ella
-Duele…
-Shh pequeña
Volvió a separarlas nuevamente y hundió su cara entre ellas, saboreándola en todos sus rincones. Con suaves movimientos rectos de arriba abajo, no entró, continúo deslizándose, torturando a Samantha quien no dejaba de gemir
Erguido nuevamente, volteo el precioso cuerpo hacía arriba dejándola expuesta tomó sus muslos llevándolos alrededor de sus caderas
-Por favor no…- La expresión de Samantha fue un balde de agua helada para James
Abortó la idea de consumar el acto y bajo su rostro hasta su ingle donde jugueteo en su monte de venus hasta su punto de más erógeno
-Du duque…
La voz de Samantha temblaba, entre sus dientes capturaba los labios húmedos hasta dejarlos rojos y calientes para continuar lamiendo, acto que hacía florecer los deseos de ambos
Samantha no podía pensar claramente, corrientes eléctricas recorrían su cuerpo desde su pelvis hasta su cabeza, jamás había experimentado algo así
-Dios siento que moriré ahora, no aguanto más
Con fuerza aprisiono la cabeza de James entre sus muslos dejando explotar el placer que inundaba su cuerpo. En medio del clímax, la energía drenada dejó a una exhausta Samantha tendida en la cama a punto de caer ante el sueño
Adormecida, James la tomó entre sus brazos y la dejó en medio de la cama, abrigada bajo las cobijas
Frustrado, tomó su ropa y salió del ducado… Buscaría a alguna mujer que pudiese calmar la fiera que yacía dentro de él