Enamorarse De Nuevo Tras El Divorcio

Esta mañana el cielo luce despejado. La luz del sol se refleja suavemente en el cristal de la casa de Ariana. El canto de los gallos del vecino rompe ocasionalmente el silencio.

A las 08:10 Wib, volvieron a tocar la puerta de Ariana.

Toc... toc... toc.

"Mbak Arianaa...", una vocecita llamaba con tono alegre. "¡Te traigo flores!"

Ariana abrió la puerta y encontró a Risa de pie, cargando dos bolsas de plástico blancas, una con tierra todavía húmeda y la otra con pequeñas plántulas de hojas moradas verdosas. La niña ya se había atrevido a abrir la puerta ella sola.

"¡Esta es lavanda, y la otra mi madre ya me la había dicho, pero olvidé el nombre, ¡pero las hojas también son de color púrpura!", dijo con orgullo.

Ariana contuvo una sonrisa, miró las pequeñas manos de Risa sucias de tierra y las puntas de sus zapatos mojadas por el rocío de la mañana.

"Risa..., ¿tu madre sabe que trajiste esto aquí?", preguntó suavemente. "No quiero que te regañen por ayudarme".

Risa arqueó las cejas. "Mi madre lo sabe. Le dije que iba a casa de Mbak Ariana. Mi madre dijo que no pasaba nada, Mbak". Exclamó Risa.

Ariana soltó un suspiro de alivio, no quería ser etiquetada como la nueva vecina problemática y mucho menos ser acusada de aprovecharse de una niña pequeña.

"Mbak se siente aliviada entonces... Entremos". Ariana abrió la puerta dando espacio para que Risa pudiera entrar.

"No, Mbak, tenemos que plantar las flores ahora mismo. Más tarde será mediodía, la tierra se secará".

Ariana asintió y tomó unas sandalias de la casa. Debajo de la ventana del frente de la casa, todavía había una caja de madera larga que había limpiado la tarde anterior. Era perfecta para usar como lugar para estas pequeñas macetas.

Risa se agachó inmediatamente y comenzó a remover la tierra.

"Mbak... tienes agua adentro, ¿verdad? ¿Puedo pedir prestado un cucharón?"

"¿Quieres bañarte?", bromeó Ariana.

Risa frunció el ceño, "No es gracioso, akum au siram las flores para que crezcan rápido mbak". respondió Risa rápidamente.

"Ya veo, lo siento, lo siento". Ariana soltó una pequeña risita seguida de la risa de Risa.

Ariana tomó un cucharón y un balde pequeño del interior. Comenzaron a mezclar la tierra, a colocar pequeños trozos de ladrillo para el drenaje y a trasladar las plántulas de flores a tierra nueva.

"¿Solías ayudar a plantar en esta casa antes?", preguntó Ariana.

"A mi madre le gustan las flores, pero ahora la casa se ha convertido en un garaje de motos para Abang".

Ariana asintió entendiendo. "¿Tienes un Abang?"

"Tengo... uno." Risa levantó su dedo índice que ya estaba lleno de tierra mostrando el número uno.

Pasó una hora, las pequeñas macetas que ya habían sido plantadas con plántulas de flores estaban ordenadas cuidadosamente sobre la madera. Las hojas fueron colocadas deliberadamente hacia la luz. Risa parecía orgullosa de los resultados de su trabajo como si acabara de ganar un concurso.

"No olvides regarlas esta tarde, Mbak".

Ariana asintió mientras se secaba el sudor de la frente. Su cuerpo se sentía más pesado de lo normal. Había una sensación de fatiga acumulada en sus hombros y en la parte baja de su espalda.

"¿Estás cansada, Mbak?", preguntó Risa inclinando la cabeza.

"Un poco, pero Mbak está feliz".

"Yo también estoy feliz", respondió Risa sin que se lo preguntaran.

Ariana miró las florecitas. Su color aún no había salido, pero su forma ya estaba viva... como ella.

"Mbak..."

"¿Sí?"

"¿Puedo venir aquí a menudo?"

"Puedes, pero no faltes a la escuela".

"Asyik..." Risa sonrió ampliamente. Ariana le acarició suavemente el pelo con el dorso de la mano que no estaba sucia. Después de que todas las flores fueron plantadas y la tierra fue ordenada, Risa se lavó las manos con el agua restante en el balde pequeño. Se puso de pie mientras daba palmaditas en las rodillas de sus pantalones que estaban sucias de tierra. Ariana se secó el sudor de las sienes y luego entró y regresó con un pequeño doblez que deslizó en la palma de la mano de Risa.

"Para ti", dijo brevemente.

Risa abrió la boca queriendo negarse.

"Pero no vendo flores..."

Ariana tocó la cabeza de Risa suavemente.

"Esto no es para pagar, esto es para ti porque hiciste que la casa de Mbak sonriera hoy".

"Pero me gusta dar las flores de Mbak... Mi madre se enfadará si las acepto".

"A Mbak también le gusta Risa, más aún si lo usas para comprar helado y comprar útiles escolares".

Risa apretó el dinero con fuerza, sus ojos brillaban.

"Lo compraré dos. Uno para Mbak también, ¿sí?"

Ariana sonrió, conmovida porque ella se veía frente a Risa, no olvidada.

"Eso suena bien, pero promete que no dejarás caer el dinero en la calle, ¿sí?"

"¡Sí, Mbak!", respondió Risa mientras saludaba brevemente y luego corría hacia la puerta.

Ariana miró a la pequeña espalda alejarse, luego su mirada volvió a las macetas frente a la casa. Estaba cansada... porque hoy se sentía más viva.

***

En el décimo día en la pequeña casa, Ariana se levantó un poco más tarde de lo habitual. Apoyó la espalda en la almohada mientras se sujetaba las sienes. Había una ligera sensación punzante en la parte posterior de su cabeza. Poco después, sintió que su estómago se revolvía, Ariana sintió náuseas. Inmediatamente fue al baño para evitar que algún vómito humedeciera su cama. No salió nada, solo saliva clara que salía repetidamente sin estar acompañada de nada. Esto hizo que su garganta se sintiera extraña, nunca había sentido esto antes.

Ariana se sentó en la cama dejando que sus pies tocaran el suelo frío.

"Tal vez sea agotamiento", murmuró mientras se levantaba lentamente.

Pero sus pasos se tambalearon, su visión de repente dio vueltas. Inmediatamente se sentó de nuevo en el borde de la cama, apretando los bordes de la manta para volver a concentrar su mente.

Durante tres años en la casa de Montgomery, Ariana casi nunca hizo todo sola. No barrer, no lavar, ni siquiera tenía derecho a elegir la ropa para usar en su propio cuerpo. Tal vez eso es lo que hizo que su cuerpo se sorprendiera un poco.

Ariana caminó hacia la cocina. Esta mañana quería desayunar un huevo frito sin ninguna mezcla. Cuando su mano abrió la tapa del refrigerador, el aroma hizo que su estómago se sintiera lleno. La sensación anterior se repitió, Ariana rápidamente cerró la botella y luego corrió al baño.

"¿Por qué sabe como... olor a alcantarilla podrida?", siseó mientras se sujetaba el estómago.

Su estómago no dolía, pero se sentía diferente. No lo sé, tal vez sea un resfriado.

Ariana suspiró, sentándose en una silla cerca de la ventana para recibir aire fresco. Tal vez su estómago quiera cooperar. El viento de la mañana trajo el olor del puesto del vecino, es olor a nasi goreng. Normalmente a Ariana le gusta, pero esta vez, se tapó la nariz incapaz de soportar el aroma.

Ariana miró hacia la mesa, donde un pequeño calendario se alzaba erguido allí.

Sus ojos se entrecerraron, sin sada sus dedos se movieron para contar los días, repitiéndolo de nuevo y luego deteniéndose. Ariana tomó el calendario apresuradamente, contándolo de nuevo.

Ariana inmediatamente colocó el calendario al azar. La mujer se cambió de ropa apresuradamente y luego ató su cabello en una parte hacia atrás. La mujer que pronto ostentaría el título de viuda tomó su pequeño bolso sin hacer ruido. No olvidó Ariana meter su billetera, teléfono móvil y llaves y luego salió de la casa. Había algo que debía asegurarse lo antes posible. Dios... por favor, cumple mi oración solo una vez.