Keren Lombardi, un hombre apuesto, rico y poderoso, cuya vida cambia drásticamente cuando es abandonado en el altar por su prometida. Traicionado y con el corazón endurecido, Keren jura no volver a creer en el amor. Su único objetivo ahora es satisfacer el último deseo de su abuelo moribundo: encontrar una esposa y asegurar el legado de la familia Lombardi.
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capítulo 3Un año después de la traición
Un año después de la traición
Don Arturo (Ha pasado un año desde el día en que Keren fue plantado en el altar). La cicatriz emocional de ese día aún está presente, pero ha aprendido a esconderla detrás de una fachada fría e impenetrable. Su vida diaria ha continuado con éxito en los negocios, pero, personalmente, se siente vacío. La mansión Lombardi sigue siendo un lugar silencioso y sombrío. Tengo que hablar con Karen, aunque no le guste la idea; pero es la única manera de sacarlo de ese dolor.
Mientras, me siento en mi despacho, revisando papeles. La puerta se abre lentamente, es mi abuelo entra con pasos pesados, apoyándose más que antes en su bastón. Su rostro, aunque siempre severo, parece más pálido, y sus ojos llevan una sombra de agotamiento que no estaba ahí antes y eso me preocupa.
Con voz más apagada, pero decidida: "Keren".
Levantó apenas la mirada. No he hablado mucho con mi abuelo sobre lo ocurrido de aquel día y ambos hemos evitado el tema.
Keren: (En un tono indiferente) "Abuelo". ¿Qué te trae por aquí?
Don Arturo: (con una tos seca) "Necesito hablar contigo. Es algo importante, hijo.
(Dejó los papeles y lo observó más de cerca.) Me pongo de pie, caminando hacia la ventana mientras escucho.
Keren: (con calma) "¿Qué es tan importante? ¿Los negocios?
Don Arturo: (negando con la cabeza, con seriedad) "No". Ya no se trata de los negocios. Se trata de ti… y de mí.
Me tenso ante las palabras de mi abuelo.
Keren: (dando un pequeño paso hacia él, con curiosidad) "¿De qué estás hablando?"
Don Arturo: (con suavidad, sentándose lentamente en una silla) "Mi tiempo se acaba, Keren. Los médicos no me dan más de unos meses, quizás un año, si tengo suerte.
Mi abuelo ha sido mi mentor, mi única familia, y escuchar estas palabras es un golpe duro para mí…
Keren: (en un tono bajo) "No digas eso, abuelo. Los médicos siempre exageran.
Don Arturo: (con una leve sonrisa triste) "No, hijo. Esta vez no. Lo siento en mis huesos… Mi cuerpo se está apagando. Y antes de que eso ocurra, hay algo que necesito de ti.
Me apoya en mi escritorio, cruzando los brazos, esperando lo inevitable.
Don Arturo: (con más seriedad) "Necesito verte casado. Y más que eso… quiero un nieto. Alguien que continúe con el nombre Lombardi después de que yo me haya ido.
Keren: (riendo amargamente) "¿Eso es todo? ¿Casado y con un hijo? Después de lo que ocurrió hace un año, lo último que quiero es volver a casarme.
(Don Arturo lo mira intensamente, su mirada refleja años de sabiduría y experiencia). No se deja impresionar por el tono sarcástico de Keren.
Don Arturo: (con firmeza) "Lo que quiero no es un capricho, Keren. Es lo que nuestra familia necesita. Tú eres el último Lombardi. Si no lo haces, todo por lo que he trabajado, todo lo que hemos construido, se desvanecerá en el aire.
Apartó la mirada, sintiendo una mezcla de resentimiento y dolor. Durante el último año he mantenido mis emociones bajo control, pero esta conversación me está llevando al límite.
Keren: (apretando los dientes) "Ya lo intenté una vez, abuelo. Y ya sabes cómo terminó. No tengo interés en repetir esa experiencia.
Don Arturo: (con voz firme) "No estoy hablando de amor, Keren. Estoy hablando de responsabilidad. Hay una gran diferencia.
(Me giré hacia él, con los ojos llenos de frustración.)
Keren: "¿Responsabilidad"? ¿Quieres que me case por obligación? ¿Con alguien que no conozco, que no amo? ¿Solo porque tú lo quieres?
Don Arturo: (con calma) "Sí. Porque no se trata solo de ti. Se trata de nuestra familia. Del legado que dejarás. Lo que construyas hoy asegurará el futuro de los Lombardi. Y lo único que necesitas hacer es encontrar a alguien… alguien con quien puedas hacer un acuerdo.
(Me dejo caer en mi silla, frotándome el rostro con las manos.) La idea de casarme sin amor, de repetir una experiencia similar, lo enferma. Pero no puede negar la verdad detrás de las palabras de su abuelo.
Keren: (susurrando) "No puedo confiar en nadie, abuelo. No después de lo que me hicieron.
Don Arturo: (con suavidad) "No necesitas confiar. Solo necesitas actuar. Haz un acuerdo. Encuentra a alguien a quien puedas manejar. No se trata de amor, Keren. Se trata de control, de estabilidad. Puedes tener eso sin abrir tu corazón.
(Lo miro tratando de procesar esas palabras.) La idea de un matrimonio por conveniencia comienza a tomar forma en mi mente, aunque sigo luchando contra ello. Me levanto y camino hacia la ventana, observando la tormenta afuera.
Keren: (mirando por la ventana) "¿Y si no funciona? ¿Y si todo esto es un error?
Don Arturo: (con voz suave, pero decidida) "Entonces habrás hecho lo que era necesario. No se trata de lo que funcione o no. Se trata de que sigas adelante, de que tomes el control de tu destino. Esta es tu oportunidad, Keren. No la desperdicies.
(Cierro mis ojos por un momento, dejando que el peso de las palabras de mi abuelo se asiente en mi interior). (La tormenta sigue rugiendo afuera, como si reflejara el caos dentro de mi mente).
Keren (dando un largo suspiro): "De acuerdo, abuelo. Lo haré. Encontraré a alguien. Pero no será por amor. Será solo por lo que necesitamos.
Don Arturo: (sonriendo débilmente) "Eso es todo lo que te pido. Un acuerdo. Algo que beneficie a ambos.
Me giro hacia mi abuelo, y aunque sus palabras son frías, hay una sombra de resignación en mi voz.
Keren: "No más amor. No más ilusiones. Solo negocios.
Don Arturo: (asintiendo lentamente) "Así es, hijo. Así es." Ahora me retiro.
je je
podrías para la próxima dar un final un poco mas profundo.
no tan tranquilo je je
gracias por cautivarnos con tu talento