Quédatelo, Hermana… Llévate a Mi Esposo

Riana había reunido el valor para preguntarle a su hermana sobre lo que acababa de ver. Desafortunadamente, justo después de que pronunció la frase, la llamada telefónica se cortó abruptamente.

Miró la pantalla de su teléfono con el pecho latiendo con fuerza, luego rápidamente volvió la mirada hacia la boutique donde había visto a su esposo y a su hermana antes. Sin embargo, la imagen de ambos había desaparecido, perdida entre la multitud del centro comercial.

"¿A dónde se fueron?", susurró suavemente para sí misma. El arrepentimiento la golpeó de inmediato, ¿por qué no había capturado ese momento de inmediato, y ahora la oportunidad se había perdido?

"¿Estaba equivocada?" Riana negó con la cabeza vigorosamente, tratando de disipar las dudas. Su voz era suave, casi inaudible. "No... lo vi muy claramente. Era Lili... con Septian."

Mientras Riana aún estaba sumida en la confusión, una ligera palmada en el hombro la sobresaltó.

"Riana, ¿qué estás haciendo aquí? Te he estado buscando desde hace un rato", la voz de Liliana sonaba cansada pero plana.

Riana se dio la vuelta con el corazón latiendo con fuerza. Sus ojos recorrieron a su hermana de arriba abajo. No había compras en sus manos, solo un rostro pálido con signos de fatiga claramente visibles.

"Riana", llamó Liliana de nuevo mientras agitaba la mano frente al rostro de su hermana que aún estaba congelada.

"¿Eh? Eh... Lili", Riana trató de controlarse. "¿La cola del baño era realmente larga? Y... ¿por qué tu teléfono se apagó de repente?"

Liliana suspiró brevemente y luego sonrió levemente. "Lo siento... por casualidad entré directamente a la cabina, así que la señal era mala. Tu voz tampoco era clara, así que lo apagué". Luego miró hacia el carrito de compras, sus ojos brillaron. "Vaya... ¿ya compraste todo lo que Lira necesita? Dios mío... Riana, muchas gracias."

Riana forzó una sonrisa, pero sus ojos no podían mentir. Algo se sentía extraño. Las palabras de Liliana sonaban razonables, pero la imagen que había visto antes claramente no era una alucinación.

"¿Por qué Lili parece tan cansada?", preguntó finalmente Riana, tratando de indagar.

Liliana guardó silencio por una fracción de segundo, luego se rió entre dientes mientras se arreglaba el cabello. "Bueno, ya sabes, hacer cola durante mucho tiempo te hace sentir cansado. ¿Por qué preguntas cosas raras?"

Riana bajó la cabeza, fingiendo estar ocupada organizando las bolsas de compras. En su corazón, estaba aún más segura de que algo estaba oculto. Si realmente solo fue al baño, ¿por qué su rostro estaba tan tenso?

"Está bien, vámonos a casa", dijo Liliana rápidamente, como si quisiera terminar la conversación. Tomó el asa del carrito de Lira, pero Riana lo detuvo con la mano.

"Lili..." la voz de Riana tembló, sus ojos miraron fijamente el rostro de su hermana. "¿De verdad solo fuiste al baño, verdad?"

Liliana respiró hondo y luego miró a su hermana con una mirada difícil de descifrar. Había un destello de disgusto allí, pero pronto lo cubrió con una leve sonrisa.

"Por supuesto que no. Estaba paseando con tu marido."

Riana se sobresaltó. "¿Qué?"

Liliana se rió de inmediato, golpeando suavemente el brazo de Riana. "Jajaja... eso es lo que estás pensando, ¿verdad? Ay, Riana... ves demasiadas películas. ¿Cómo podría estar paseando con Septian y dejándote a ti y a Lira?"

Bajó la cabeza brevemente, sus dedos tocaron suavemente la cabeza de Lira en el carrito. Su voz se suavizó, "Sabes, Lira es mi vida. No podría hacer nada malo."

Riana todavía estaba en silencio, tratando de procesar las palabras de su hermana. Liliana se apresuró a agregar con un tono reconfortante: "Ya, no te enfades más. Te compré un vestido en esa boutique, considéralo como una muestra de agradecimiento por cuidar de Lira. ¿De acuerdo?"

Riana asintió con una leve sonrisa, tratando de tragarse las palabras de su hermana. Pero por alguna razón, su corazón todavía se negaba a creerlo a pesar de que su lógica la obligaba a permanecer en silencio.

***

Llegó el momento prometido por Septian. Aunque su cuerpo estaba cansado después de pasar todo el día en el centro comercial y cuidando la casa, Riana cumplió su promesa. Se puso el vestido que Liliana había elegido para ella, con el corazón latiendo de forma errática. Había una impaciencia por saber qué sorpresa le había preparado su esposo, aunque por otro lado su corazón se preparaba para la peor posibilidad, que todo esto no terminaría feliz.

"Wow, estás muy hermosa, Riana. Seguro que Septian se volverá loco al verte", elogió Liliana con una sonrisa satisfecha después de terminar de maquillar el rostro de su hermana.

Riana bajó la cabeza con timidez. Sus dedos agarraron el borde del vestido, sus ojos miraron su reflejo en el espejo. "¿No es esto demasiado, Lili?", preguntó con dudas.

En este momento, Riana llevaba un vestido hasta la rodilla de color crema suave con detalles de encaje sencillos, combinado con un maquillaje ligero que resaltaba una impresión natural. Su cabello estaba suelto con pequeños rizos en las puntas, haciendo que su rostro se viera más suave.

"¿Demasiado en qué sentido? Es perfecto. Debes lucir hermosa esta noche. De vez en cuando, Septian debe darse cuenta de que tiene una esposa tan elegante como tú", dijo Liliana mientras le daba una palmada en el hombro a su hermana.

Riana sonrió levemente, esas palabras se sintieron reconfortantes, no debería sospechar demasiado de su hermana. Además, el afecto de Liliana hacia ella nunca ha cambiado desde el principio. Si Septian la decepciona nuevamente esta noche, no importa, ella se rendirá, el karma llegará a Septian, de todos modos el amor de ese hombre nunca será correspondido.

"Gracias, Lili. Entonces me voy, ya es casi tarde", se despidió Riana a quien Liliana inmediatamente le dio un asentimiento con la cabeza.

Solo tomó media hora para que Riana llegara a ese lugar. El Restaurante X parecía majestuoso con luces tenues y el sonido de música clásica sonando suavemente. Riana entró, sus pasos cuidadosamente organizados.

El camarero saludó amablemente, "¿Reservación a nombre de quién, señora?"

"Septian Prawira", respondió Riana.

"Oh, ¿señora Riana Calista Putri?" Al ver a Riana asentir, el camarero la guio a la mesa que había sido reservada a nombre de Septian.

Una mesa con velas y flores frescas ya estaba bellamente dispuesta. Riana jaló la silla lentamente y se sentó. El latido de su corazón corría con las manecillas del reloj.

"Septian, realmente me sorprendiste", dijo admirando el gusto de Septian por darle una sorpresa. Como Septian aún no había llegado, ella esperó.

Pasaron diez minutos. Ya había terminado un vaso de agua.

Pasaron veinte minutos. El camarero vino varias veces ofreciendo el menú, pero ella se negó, esperando que Septian ordenara.

Treinta minutos... Riana comenzó a agarrar con fuerza su pequeño bolso. Sus dedos temblaban, sus labios retenían una sonrisa amarga. Tal vez estaba atrapado en el tráfico, tal vez había un asunto de oficina repentino. Ella trató de calmarse y convencerse de varias posibilidades.

Una hora.

Una pareja casada en la mesa de al lado ya había terminado su plato principal, riendo juntos, mientras que Riana aún esperaba sola. Sus ojos comenzaron a arder, pero ella bajó la cabeza, sin querer que las lágrimas cayeran en un lugar público.

El camarero se acercó con una expresión de simpatía. "Disculpe, señora, ¿su esposo aún va a venir? ¿O quiere ordenar algo primero?"

Riana sonrió rígidamente. "No es necesario... esperaré un poco más". Su voz era casi inaudible.

Agarró su teléfono con fuerza. Abrió la pantalla repetidamente, esperando que llegara un mensaje. Pero la pantalla permaneció vacía, sin noticias, sin explicaciones.

"Disculpe, señora, el restaurante está a punto de cerrar. ¿Está segura de que no quiere llamar a su esposo primero, tal vez podamos esperar porque el señor Septian ya es miembro VIP?", preguntó el camarero.

Riana negó con la cabeza, haciendo que el camarero suspirara pesadamente como si quisiera decir lástima. Sin embargo, se escuchó la voz de Riana, "Si yo soy su universo, no hay necesidad de rogar solo para recibir noticias. Si soy su universo, él cumplirá su promesa".

Finalmente, Riana se puso de pie. La silla crujió suavemente cuando la empujó hacia atrás. La vela sobre la mesa aún ardía porque la reemplazaban repetidamente, como si se burlara, aunque existiera esa esperanza, nunca la obtendría.

Luego salió del restaurante, en el camino se susurró suavemente a sí misma: "Disfruta de la sorpresa, Riana. Una sorpresa que ni siquiera llegó".

Esa noche, en la acera frente al restaurante que comenzaba a estar desierto, Riana dejó caer una lágrima. Se sintió vacío, amargo y punzante hasta los huesos.

"Septian, esta es la última vez que derramo mis lágrimas por ti."