Primer libro de la saga Lobo.
⚠️ CONTENIDO (+18)⚠️
Ella es una hermosa peliroja vendedora de flores, que trabaja duramente para la mujer que la recogió después de la trágica muerte de su familia, la cual fue cruelmente asesinada.
Él es el futuro líder de la mafia italiana y para poder posicionarse en ese puesto primero su padre le exige matar a un traidor, y luego le exige también una Dama que gobierne a su lado. Un día cualquiera conoce a una vendedora de flores que lo deja cautivado desde el primer instante, se obsesiona con ella y la rapta para que sea su Dama, su Reina, su esposa...
Lo que ambos no saben es que tanto su pasado como su futuro están relativamente unidos.
¿Nacerá el amor o el odio?
¿Podrán perdonar o condenarse?
¿Podrán olvidar y superar?
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Primer encuentro.
Maximiliano Lobo. ❤️🔥
Recorro varios lugares con mi hermana, que por cierto hoy está cumpliendo veintitrés años. No quiso una fiesta por el estado de papá. Visito un par de socios, superviso unas entregas y luego llevo a Nelly a comprarle un bonito collar de diamantes. Después, vamos al restaurante que ella escogió para almorzar.
Me pidió que no llevara mucha seguridad, pero eso no puedo hacerlo. Somos una familia de mafiosos, y por ende, tenemos varios enemigos. Mis hombres saben camuflarse muy bien, así que Nelly no los notará; solo a los pocos que están a la vista.
Son casi las dos de la tarde, pero aun así mi hermana decide quedarse comiendo en la parte exterior del restaurante. El lugar es bonito y tranquilo. Mis hombres se distribuyen sin llamar la atención, aunque siempre atentos a cualquier cosa. Un mesero nos atiende y recibe nuestras órdenes. Almorzamos, hablamos de una que otra trivialidad y luego pido vino y postre para hacerle un pequeño homenaje a mi hermana. Solo ella y yo.
Estamos tomando la tercera copa de vino cuando un olor a flores inunda el lugar. No le presto mucha atención; me llega un correo y de inmediato comienzo a revisarlo. Es algo relacionado con un cargamento de armas.
—Buenas tardes —saluda una voz suave y alegre en perfecto italiano—. ¡Joven! Llevo hermosas flores para su novia y a buen precio.
La escucho, pero no la miro. Estoy concentrado en responder el correo.
—Están preciosas las flores —dice Nelly con entusiasmo—. Cómprame una, Max. Míralas, por favor, levanta la vista y deja el trabajo por un momento.
Mi hermana me arrebata la tablet. No me queda otra opción que levantar la vista… y en ese instante siento una fuerte punzada en el pecho.
Mis ojos se encuentran con unos ojos color miel, grandes y expresivos. Su cabello es rojizo, su nariz pequeña, su boca divina, de labios carnosos y provocadores. Tiene pestañas largas y naturales. Es una chica preciosa. Viste un vestido largo blanco con puntos negros, una chaqueta negra por encima y tenis blancos. Lleva una canasta con distintos tipos de flores.
La observo de pies a cabeza… y me encantaría ver qué hay debajo de ese vestido. Ella me mira unos segundos, pero aparta la vista sonrojada. Me muerdo el labio inferior y tengo que moverme en la silla para disimular el problema que se está formando en mis pantalones.
Mierda… nunca había sentido esto.
—¿Cuánto por la canasta completa? —le pregunto.
Ella duda y empieza a mirar las flores, como sacando cuentas.
—¿Las va a comprar todas? —pregunta.
Puedo jurar que jamás había notado un tono de voz tan dulce. El italiano en su boca suena demasiado perfecto… y excitante.
No la dejo seguir hablando. Saco mi billetera, tomo un fajo de billetes y se lo ofrezco. Ella duda, pero al final lo acepta. Nelly le quita la canasta y le agradece con una sonrisa. La pelirroja cuenta el dinero y sus ojos se abren con sorpresa.
—No puedo aceptar todo esto, es mucho dinero. Me está dando más de lo que cuestan las flores —dice, devolviéndome varios billetes.
—Tómalo como una propina —responde Nelly.
—Aun así seguiría siendo demasiado —replica con firmeza.
La analizo… se nota que no tiene idea de quién diablos soy. Me excita su forma de ser.
Toma algunos billetes más.
—Con esto de propina será más que suficiente —dice, ofreciéndome el resto.
—Es todo tuyo —respondo, pero ella niega.
—No puedo, joven. No me gusta tomar lo que no me corresponde. No es justo que reciba más dinero del que toca. Muchas gracias por su compra, espero verlos de nuevo por acá.
Deja el resto del dinero sobre la mesa. Se despide con una sonrisa nerviosa y se marcha. Veo cómo se encuentra con otra chica que lleva una canasta igual; le dice algo, mira hacia nosotros y luego ambas se alejan.
Le hago una seña a Stiven, mi hombre de confianza.
—Quiero saber cómo se llama, dónde vive, a qué se dedica… todo. Tienes hasta la noche para darme esa información —le ordeno.
—¿Qué fue eso? —pregunta Nelly, apenas Stiven se aleja.
—Ya encontré la candidata perfecta para que sea mi esposa —digo con firmeza.
—Estás loco, Maximiliano.
—Sí. La quiero para mí… y la voy a tener.
—Por Dios, ni siquiera sabes si tiene novio o quién es —me reclama.
—Todo eso lo sabré muy pronto. Y por el bien de todos, espero que no tenga novio, porque será mía de todos modos. ¿No viste lo bella que es? Es preciosa de la cabeza a los pies. La quiero para mí… y la tendré para mí
—¿Crees que papá la acepte? —pregunta Nelly con incredulidad.
—No tiene por qué. Quien se casará con ella seré yo, no él. La besaré yo, la amaré yo… todo seré yo. Él solo debe estar satisfecho con que le cumpla su deseo de verme casado antes de morir.
Nelly me mira como si me hubieran salido dos cabezas con cuernos.
—Se nota que ella no sabe quién eres tú, porque de otra forma no se habría atrevido a devolverte el dinero.
—Así parece —digo, sonriendo apenas—. Y no me molestó que lo hiciera. Es más… me gustó su forma de ser.
Ya la imagino reinando a mi lado. La imagino con un pomposo vestido de novia… o mejor aún, sin nada de ropa, temblando bajo mi mirada mientras descubro qué hay debajo de ese largo vestido.
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